miércoles, 23 de octubre de 2013

El Vestidor


Gracias a mi queridísima amiga Mariel por invitarnos a ver “El Vestidor” (“The Dresser”, de Ronald Harwood), la nueva puesta en escena de Héctor Bonilla y Bruno Bichir, que se presenta en el Centro Deportivo Chapultepec, en Polanco.

Sobre esta obra sólo puedo decir dos cosas: 1) ¡¡¡qué nivel de actores, qué impresión!!! y 2) vayan a verla, vale toda la pena.

La historia está muy padre, les voy a literal transcribir lo que viene en el programa (porque está muy bien explicado): “En un teatro de alguna ciudad de Inglaterra, durante la 2da. Guerra Mundial, una compañía de teatro itinerante especializada en obras de William Shakespeare se prepara para dar una representación de “El Rey Lear”. Se trata de una noche especialmente difícil, pues además de que la ciudad está bajo bombardeo continuo por parte de la fuerza aérea alemana, Su Señoría (Héctor Bonilla) –el primer actor y dueño de la compañía– está enfermo y delirando. Así pues, la tarea aparentemente imposible de que se levante el telón y Su Señoría pueda representar hasta el final el personaje más exigente creado por la pluma de Shakespeare, recae enteramente en Norman (Bruno Bichir), el Vestidor de Su Señoría, quien deberá hallar la manera de preparar y motivar al desgastado actor para dar la función culminante de su vida”.

Ok, ahora en mis palabras: Su Señoría, el actor principal de la obra que esa noche se presentaba en Inglaterra, se escapa del hospital para dar la función que la tramoyista insiste en cancelar (por razones obvias), pero el Vestidor no se lo permite y le dice que todo va a salir bien. ¡Y así es! Medio le sufren, pero salen adelante, con un humor y un profesionalismo que ya quisiéramos todos.

Personalmente amo ir al teatro porque hay una conexión con los actores que obviamente no se puede dar en el cine. Cuando salió Héctor Bonilla todos aplaudimos (como reconocimiento a su trayectoria y a su trabajo) y aunque (los actores en general) hacen como si nada pasara, supongo que es padrísimo para ellos escuchar el sonido de nuestras palmadas.

Por otro lado, Bruno está espectacular. ¡¡Su personaje es lo mejor del mundo mundial!!, súper divertido, medio gay según yo, muy simpático, amable y de una gran calidad humana. Colaboradores así quisiéramos todos: de la realeza y no.

En cuanto a mi novio (¡amo esa palabra!), además de las actuaciones, lo que más le gusto –y coincido– fue el optimismo de Norman. “A pesar del desánimo de Su Señoría, los bombardeos y la actitud en general de todos los demás, Norman siempre le encontraba el lado positivo a las cosas”, dijo mi media naranja (jejeje, ¿así o más cursi?).

Yanni también opinó que lo mejor fueron las actuaciones y a Marielita le llamó la atención lo mismo que a mí: lo que pasa ‘tras bastidores’, lo que nosotros como espectadores no vemos, de lo que ni nos enteramos siquiera… entonces cuando nos lo muestran, aunque sea actuado, es súper interesante. 

“Me gustó el montaje y cómo veíamos lo que sucedía en backstage”, dijo mi amiga con influencias (después de todo, gracias a ella fuimos gratis ¡y nos dieron súper buenos lugares!). “La historia es interesante y el humor involuntario de los personajes porque su perfil está tan bien definido, que entendemos perfecto porqué se comportan así: Su Señoría necesita las miradas del público y el Vestidor, las de Su Señoría. En el fondo ambos buscan el reconocimiento. En síntesis, a Su Señoría le gusta que le den y al Vestidor le gusta dar”.

El final está medio trágico/triste porque nadie se espera que el muerto sea malagradecido, pero finalmente fue coherente. Si era egocentrista en vida, ¿por qué habría de ser humilde y sencillo muerto?

Sólo para no dejar, el resto del reparto lo componen: Verónica Langer, Pilar Ixquic Mata, Arturo Reyes, Cristóbal García-Naranjo, Andrea Riera y Alfonso Bravo. ¡Ah! Y la dirección es de Alberto Lomnitz. 

martes, 22 de octubre de 2013

10 cosas que deberían enseñarnos en la escuela

Leí esta lista en la revista Glamour US y no puedo resistir la tentación de compartirla. Fue escrita por Kimberly Bonnell y Pamela Redmond Satran. 

1. Cómo sentirnos tan románticas un lunes en Topeka como lo hacemos un sábado en Tulum.
2. El arte del 'mensajear' sin remordimientos.
3. A bailar tango. ¿No serían muuucho más divertidas todas esas bodas?
4. Cómo distinguir su silencio entre "no sé qué tipo de palomitas quiero" al de "estoy pensando en darte el anillo".
5. Ochenta y cuatro formas distintas de decir "no eres tú, soy yo"... Y otras 84 para decir "Goooey, ¡ooobvio eres tú!".
6. Cómo hacer que el amor dure 40 años más... y el sexo 40 minutos más.
7. Cómo decir: "me encanta el gesto que hay detrás de esto, pero por el amor de Dios, dime que tienes el ticket para ir a cambiarlo".
8. La seguridad que se necesita para tener relaciones con luz (natural o artificial); desde primaria hasta doctorado.
9. Cómo hacer que él haga eso que nos gusta sin necesariamente pedirle explícitamente eso que nos gusta.
10. El lugar exacto donde se lleva a cabo el casting para la serie "The Vampire Diaries". Vampiritos rechazados, no se pongan tristes; mejor permítanos consolarlos. 





jueves, 17 de octubre de 2013

Agonía y Éxtasis de Steve Jobs


Típico que me imagino una cosa, no googleo, me dejo ir como las cabras y al final no es para nada lo que esperaba, a veces para mal... No así esta vez, porque la obra “Agonía y Éxtasis de Steve Jobs” sí me gustó. Un fuerte aplauso para el actor Alfonso Dosal porque pienso que un monólogo se dice fácil pero seguramente requiere de un graaan esfuerzo, así que #clapclap.

La verdad yo primero pensé que la obra, al igual que la película (que no he visto, así que no puedo hablar mucho), era una especie de "homenaje" al genio creador y creativo de Apple, pero no. ¡Es una crítica!, y una bastante fuerte que hasta de pronto me hizo pensar: “¿y ahora qué se supone que haga, tirar mi iPhone (iPod en mi caso porque, desde que me lo robaron en el aeropuerto, yo les manejo un Android…rosa #girlycel)?”.

El monólogo está basado en un reportaje que hizo Mike Daysey, un escritor norteamericano conocido por su trabajo como autor y actor de sus propios textos, quien tenía una relación amor-odio con Jobs. Como que lo admiraba mucho por su inteligencia, pero le daba repele que fuera tan “poco sensible”.

En honor a la verdad la crítica es más para una empresa que se llama Foxconn, la cual hace aparatos para toooodas las compañías de electrónicos, sí, todas las que se imaginen: Nintendo, Sony, Toshiba, Dell, hp, Motorola, Microsoft y Nokia, entre muchas otras. Lo que tiene esta empresa es que es hipermega negrera, pero MAAAAL plan, o sea no se imaginen horarios laborales de 8 o 10 horas, ¡no! Acá son de 16 o 18, a veces de 34. Y hay mallas porque hay muchos empleados que se suicidan, entonces para prevenir muertes ya optaron por poner protección.

Al final de la obra hubo un debate en el que participamos el honorable público, el actor y la directora Claudia Romero. Fui la segunda en participar (pa' que no digan que andaba de apática) y lo que pregunté fue por qué –si muchas compañías trabajaban con Foxconn– la crítica era exclusivamente para Jobs. Lo que me contestó Claudia fue que porque Jobs no era “cualquiera”, no era un vendedor común, no era una persona tan moral como el resto de nosotros, sino que, en su genialidad, también era bastante cruel e incoherente, trapitos sucios que le ventila este periodista cuando hace esta investigación, la cual tampoco es 100% verídica, ya que –por decirlo de alguna manera– “le echó mucha crema a sus tacos” y al final sólo dijo que era “un contador de historias” y no un documentalista profesional. Mmmhh.

Anyway. Creo que me quedo con el hecho de que fue una obra que mueve a la reflexión... sobre todo por el debate, de verdad que enriqueció mucho la experiencia. Pero bueno, nos hizo reflexionar (a la Annie, a Mich, a su esposo y a mí) sobre cómo la tecnología no es ni buena ni mala, sino que depende del uso que nosotros le demos. También nos hizo pensar en que lo único que podemos hacer es empezar con nosotros mismos y hacer cambios “humanizantes” desde nuestra trinchera, ya sea como amas de casa (con la muchacha), en la empresa (como dueños, empleados o subordinados), en la calle (cómo tratamos a los peatones, los ciclistas, los demás conductores), etc.

Ah, ¿sabían que en México hay dos plantas de Foxconn? Supongo que porque nuestra mano de obra es barata. Pero, como dijo Alfonso, yo creo que aquí no hace tanto ruido porque en lugar de que los empleados se suiciden, los mandan muuuy lejos o les hacen huelga primero, jajaja, ya ven que eso de las marchas a los mexicanos como que se nos da muy bien.

Ahora que escribo, pienso otra cosa. A Jobs le critican que, cuando regresó a Apple, quitó todos los programas de acción social que anteriormente apoyaba la compañía porque él decidió invertir el dinero en más tecnología a fin de lograr su misión, su sueño y su más grande anhelo que era “poner el mundo en manos de la gente”.

Pues la neta lo logró. Yo no sé, pero de verdad creo que hay un antes y un después luego de todo este rollo del iPod, el iPhone, el iPad. Sinceramente el cuate era un genio. Y OK, no era Steve de Calcuta o Dalai Jobs, pero creo que gracias a él hay mucha gente que puede hacer el bien. Por ejemplo, yo puedo mandar un mensajito de WhatsApp para donar a una fundación o sentirme más cerca de mi novio aunque ande vacacionando en Cancún (él, no yo… ¡ojalá!) o sea, fomenta la comunicación. Ya es muy nuestro rollo si en lugar de promoverla, la bloqueamos y en plena comida familiar sacamos el teléfono en la mesa y no despegamos los ojos de él las siguientes dos horas #cadaquiensuscubas. Pero al final del día, él cumplió su misión. Yo me pregunto: ¿cuántos de nosotros vamos a poder decir eso cuando nos muramos?

El que se tiene que poner las pilas es la persona (¿será chino?) que dirige Foxconn. Porque yo sí pienso que si llega al cielo no le van a salir muy bien las cuentas y chance y no lo dejan entrar, así que #ManInTheMirror & let’s make a change.

viernes, 4 de octubre de 2013

Por qué no te has casado… aún


El matrimonio es un tema, y pasados los 30 años ¡más! (créeme). La cuestión es que muchas veces nos quedamos en la superficie del “problema” (la soltería) y nos hacemos jaraquiri con pensamientos tipo “ya me quedé para vestir santos”, “bien decía Juan Gabriel: yo no nací para amar”, “nunca me va a llegar el amor”, “todos los hombres son unos patanes”, etc. Pero pocas veces nos vamos al meollo del asunto y reflexiones sobre qué es realmente ‘eso’ que hace que no encontremos al príncipe azul (damn you, Disney movies!).

Cuando llegó a mis manos el libro “Por qué no te has casado… aún”, de Tracy McMillan, ¡me emocioné! y lo devoré en tres días. Ahora, no quiero arruinarte la lectura porque vale muchísimo la pena, pero aquí te van los posibles 10 motivos que pueden estar ahuyentando al amor de tu vida.

Antes de mencionarlos, cabe decir que el ‘padre’ de todas estas máscaras es el miedo, que es lo contrario al amor. Así que si queremos que el AMOR –así, con todas sus letras y en mayúsculas– llegue a nuestras vidas, lo primero que tenemos que hacer es vencer el miedo a sentirnos vulnerables y a que nos lastimen. Por que sí, ¡no es NADA cool que nos hieran!, pero tampoco lo es vivir con una armadura porque corremos el riesgo de que el corazón se oxide (no por nada el máximo deseo del Hombre de Hojalata en “El Mago de Oz” era tener un corazoncito).

OK, ¿lista para enfrentar la realidad? Pero más aún, ¿lista para querer cambiarla? Checa qué razones te hacen más click (las enlisto a continuación) y enfócate en modificar esos hábitos, vicios y/o creencias que nos bloquean y no nos permiten fluir (esos los encontrarás en el libro porque si no lo tendría que transcribir… y eso no va a suceder):

1 Eres una bruja… O cómo la ira y el miedo te impiden casarte. “Piensas que eres tan lista, que estás poniendo límites, o quizás eres una curiosa intelectual y te gusta debatir mucho. Pero la verdad es que estás enojada. Con tu mamá. Con la farmacéutica. Con Sarah Palin. Pero, sobre todo, tal vez con los hombres. Estás más que enojada porque pueden lastimarte, porque tienen el poder de rechazarte, porque parece que prefieren niñas de 23 años en lugar de una mujer poderosa y encantadora como tú”.  

2 Eres superficial… O cómo conseguir lo que quieres y otras mentiras. “No te conformarás con algo que sea bueno, tiene que ser ideal. Quieres que se te cumpla cada deseo y necesidad, de preferencia ahora, al encontrar, salir y desposarte con la persona que lo tiene todo. Olvides que nadie tiene todo, ¡y menos tú! El problema del perfeccionismo es que es muy deshumanizante. Hace que veas a los demás no como humanos sino como objetos o cosas”.

3 Eres una zorra… O por qué el sexo sin compromiso quizá no te lleve al matrimonio. “No quiero sonar como político conservador, pero he llegado a una conclusión similar, aunque por razones completamente diferentes: el sexo casual es la mayor mentira que haya existido. Siempre será una cosa que trae bebés al mundo, construye y destruye reinos, y hace que la gente mate a su consorte. Así que si eres del tipo de mujer que se enreda en relaciones sexuales que no te llevarán al matrimonio (y tú quieres casarte), tendrás que replantearte tu enfoque sobre el sexo”.

4 Estás loca… O cómo lidiar con tu Courtney Love interior. “La locura tiene que ver con la intensidad. Es estar fuera de control emocional, actuando contra tus propios intereses en las relaciones; con mucho drama, siendo demandante, susceptible, celosa, insegura y otros estados psicológicos que los hombres no buscan como cualidades en la madre de sus hijos. También incluye desórdenes alimenticios, llorar después del sexo y cualquier otra cosa que imagines que Courtney Love pudiera hacer”. Dicho de otra forma, “la intensidad es cuando una relación normal te resulta tediosa”.

5 Eres egoísta… O el matrimonio es cuestión de dar, no de recibir. “Es cuando te acercas a los hombres en función de ti misma: cómo te hacen sentir, cómo te hacen ver, qué llevarán a tu vida o qué no. El egoísmo hace que las personas se comporten como niños, que quieren lo que quieren cuando lo quieren. Piensan que el mundo gira en torno a ellos, y no pueden ver cómo sus acciones afectan a los demás. O pueden verlo pero no sentirlo, o no les importa. Por esta razón, ser egoísta hace que la vida en común sea imposible. Porque no puedes juntarte (o casarte) con un niño. Sólo puedes cuidarlo”.

6 Eres un desastre… O necesitas ordenar tu vida. “Está relacionado con tener problemas. Si tienes algo que no dejarías (o podrías dejar) que el hombre de tus sueños viera, puedes estar segura de que, al menos en parte, eso contribuye a que sigas soltera. Me refiere a problemas de conducta, emocionales o psicológicos suficientemente serios para interponerse en tu camino hacia el altar. Hay una sencilla manera de saber si algo está afectando tu habilidad para relacionarte, y ésta es si quieres mantenerlo en secreto. Estar en una relación seria, del tipo que llega al matrimonio, requiere que te muestres tal como eres”.

7 Te odias… O sólo puedes amar a un hombre en la medida en que te amas a ti misma. El autoodio se trata de no ser lo suficientemente bueno. No es que en realidad no seas suficientemente buena. Es la parte de ti que quiere que creas que no lo eres, y tiene algunas maneras muy ingeniosas de hacerlo. Suele emerger cuando lo que quieres está justo al alcance de tus manos… pero, de pronto, se aparece este zumbido negativo de baja frecuencia. Te convences de que lo que estabas a punto de alcanzar, eso por lo que estabas lista, va a esfumarse. El autoodio empieza tu sabotaje”.

8 Eres mentirosa… O cómo te engañas y otras tragedias. Hay mil maneras de mentir en una relación, pero sólo una importa: cuando tú te mientes. El autoengaño quizá sea la cosa más destructiva que puedes hacerle a tus prospectos para una relación sana y feliz. Si no estuvieras autoengañándote, estarías forzada a reconocer todas las formas en que el sexo casual, la ira, el miedo, el perfeccionismo y la locura afectan tus relaciones o la falta de ellas. Y no reconocerlas te mantiene atorada”. Una cosa más: “mentir siempre está motivado por una cosa: conseguir lo que quieres”. Pero ojo porque “una relación fuerte requiere de dos personas que sean auténticas, con ellas mismas y con los demás. Un chico auténtico ‘olfateará’ tus mentiras y se alejará”.

9 Eres un chico… O cómo acceder a tu feminidad y descubrir que eres una joya. “Hablo de tu feminidad interna. Lo Femenino (sí, con mayúscula) no tiene que ver necesariamente con encajes, tacones o arcoíris y unicornios. Lo Femenino es cuando me refiero a algo que tienen tanto hombres como mujeres, de igual manera que ambos tienen algo masculino. Y así como la tierra tiene un polo norte y uno sur, los opuestos se atraen. (…) Las relaciones cercanas siempre tienen una interacción entre estas dos fuerzas, la Masculina y la Femenina. Las dos partes en una relación no pueden tener el mismo papel al mismo tiempo, al igual que, en un baile de salón, los dos no pueden ser el que baile para atrás. (…) Un hombre que encuentre, viva o ame a una mujer que sea muy consciente y muy centrada en su lado Femenino es, por decirlo de manera simple, un hombre mejor, más consciente y centrado”.

10 Eres impía… O si pudieras cambiar sola, ya lo habrías hecho.  “El amor es lo que los humanos deben aprender en esta tierra, si realmente deciden buscarlo en la vida y mirar qué hay más allá del dinero y los premios. Amar a alguien es aceptar sus defectos. Casarte con alguien es darle el regalo de ser amado a pesar de sus defectos. Eso te incluye. El amor significa posibilidades. El espíritu es la solución para tu supuesto “problema” de soltería: ya sea que haya pocos hombres o que necesites “establecer” con uno, o incluso si eres de cascos un poco ligeros, el espíritu hace posible realizar cosas que parecen imposibles, poco probables o en contra de todo pronóstico. Te dirán que necesitas una pareja que tenga la edad justa o la belleza adecuada, o tenga el número adecuado de óvulos. Pero el espíritu dice que eso puede ser cierto, pero no verdad. Hay una diferencia. (…) Como ves, todo se trata del cambio interno. No importa cómo llegues; podrías intentar desde un baile espiritual, pasando por la meditación hasta trabajar como voluntaria en un basurero. Eso es personal”.

De verdad, si tienes 30 años (o más) y alguna vez te has hecho la pregunta que da título al libro, ¡no esperes más, y léelo! Está muy divertido, ameno y lo mejor es que te ofrece técnicas/estrategias/tácticas para cambiar y transformarte (lo cual es indispensable, sorry) que la misma Tracy ha probado y comprobado que funcionan a fin de derribar los obstáculos y vencer los temores que la mayoría enfrentamos o tenemos, y entonces poder estar abiertas al amor de pareja ¡que por supuesto que merecemos! –y que claro que va a llegar.