lunes, 23 de febrero de 2015

Y ahora… ¿qué me pongo? El sí y el no de lo que debes usar

Primero que nada, muchas gracias a la autora del libro, Yulene Galera, por regalármelo. Lo disfruté mucho y me sirvió bastante. Siempre es bueno regresar a lo básico. A veces uno cree que ya domina el tema de la moda, pero luego “lo obvio se obvia”, así que me resultó conveniente leerlo.

Lo súper recomiendo para chavitas entre 13 y 18 años, que apenas están descubriendo su estilo y cómo expresar su personalidad a través de la ropa. Yo en este sentido era muy aventurada; gracias a Dios todavía no existían las redes sociales porque sí creo que me hubieran agarrado de bajada varias veces (jaja, me río de acordarme de un par de outfits muy… originales). Pero bueno, me divertía mucho y yo creo que al final ese el chiste.

La primera parte del libro me encantó. Las ilustraciones son excelentes: sencillas, precisas, ejemplifican muy bien las recomendaciones de la autora. La segunda parte, que habla de mitos y realidades también me gustó mucho, pero la tercera parte no me fascinó porque, si bien Yulene dice que en la moda “no hay una verdad absoluta”, escribe en un tono de mucho juicio contra las personas que cometen “pecados”, como usar crocs, tener blusas de Hello Kitty, ir al antro con flats... no sé. En algunos puntos estoy total o parcialmente de acuerdo con ella (en otros no, sobre todo porque las tendencias cambian cada seis meses), pero el tono en el que escribe y se expresa al respecto es poco amigable. Pareciera que le enoja que alguien se deje la pashmina toda la boda o que use pantalones blancos. OK, quizá sean un don’t, pero la manera de decirlo es más en tono de ira que de consejo, dado que usa frases como “hazte un favor y quémala”, “no les robes las camisetas a tus hijas”, “jamás y lee bien jamás…”, “¿no tienen espejos en su casa?, “¡qué oso!”, “evita enfermarte a lo tonto”, “para preservar la salud mental de las mujeres a tu alrededor”, “creo, o más bien espero, que no necesite decirte que esto es un no absoluto y definitivo”, “lo siento mucho, hay que regalarla”, “por tu atención, gracias”, “fuera de esto, repito, están prohibidos”. ¿Por qué ser tan drástica y hasta cierto punto grosera?

Cuando estaba leyendo toda esta tercera parte (que además es la más larga), sentía como si me estuviera regañando en el típico tono de niña fashionista que cree que lo sabe todo. No me gustó. Es una pena porque, insisto, el diseño es muy lindo y la idea en general de cómo está estructurado el libro, muy buena. Pero el tono es el que me hace mucho ruido. El único beneficio de la duda que le doy es que la manera de hablar sea por el target que, obviamente, no soy yo, sino niñas de 13 a 18 años que están aprendiendo a vestirse para sacarse el mayor partido. Aún así, mi recomendación es que en la segunda edición trate de ser más compasiva y política, y menos regañona y absolutista. Al final del día, la actitud importa muuuucho más que la ropa. Yo no me pondría muchas prendas que a otra gente se le ven increíble, y no por eso las voy a juzgar de pordioseras, mujerzuelas, fodongas, pepenadoras, cajas fuertes y demás adjetivos que usa Yulene.

lunes, 9 de febrero de 2015

Los Locos Addams

No era muy fan de ir a ver la obra, ¡pero qué bueno que fui! (gracias, Marielita). Quedé fascinada, me encantó. Muy divertida, con muy buenas puntadas, el casting excelente (mi único ‘pero’ es “Tomás” (Luja Duhart), el novio de “Melinda”… muy chaparrito). No es LA producción gigantesca, pero no hay queja de nada. Todo es de primera: la música y la letra, las actuaciones, la escenografía, ¡todo me gustó!

Lo que es una paradoja y algo que nunca imaginé es que la trama se desarrollaría en torno ¡al amor! “Melinda enamorada”. Qué cosa más extraña, ¿no? El personaje está perfectamente bien interpretado por Gloria Aura. Tiene una voz lindísima; a veces –en los sostenidos– mueve mucho la boca pero raro, como cantante de ópera, y eso nunca me ha gustado, pero fuera de ese detalle, ella muy bien. Aunque siendo sincera, esperaba que se pareciera a Christina Ricci. Es imborrable su imagen en mi cabeza.

Las ovaciones enteras se las llevan “Homero” & “Morticia”, interpretados por Jesús Ochoa y Susana Zabaleta. ¡Qué bárbaros! Esas sí son tablas, sus actuaciones son espectaculares. Me gusta que Susana no está flaquísima, pero sí súper mega guapa y su actitud es ultra sexy. Y Jesús, bueeeeno, es un cotorreo. ¡Hace reír muchísimo con sus diálogos!

Aplausos de pie también merece Gerardo González, quien da vida al “Tío Lucas”. ¡Qué ternura de personaje! Súper lindo, ameno, romántico y cursi, dan ganas de comérselo a besos y apapachos. ¿Y qué decir de la abuela? Raquel Pankowsky está espectacular de divertida con el toque adecuado de ternura propio de una abuelita “normal”. Me da gusto verla de nuevo en acción.

El papel que se alternan dos niños es el de “Pericles”. A nosotros nos tocó con Sebastián Gallegos, quien tiene una voz muy dulcesita todavía, pero a él no le queda la frase de la canción que dice que está gordito… porque no lo está. Al otro niño sí, se ve más rellenito en la foto del programa.

El ensamble está bien, pero me llevé una no muy grata sorpresa al saber que Mauricio Salas forma parte de él. Yo sé que trabajo es trabajo, pero bajar de ser el protagonista masculino en “Mary Poppins” a “Puritano” (ni supe quién era), supongo que no está tan cool. En fin. Shit happens.

Finalmente, ahora que todo lo veo con lentes kabbalistas, me gustó mucho la escena de “Mauricio Beineke” y “Alicia Beineke” (Tomás Castellanos y Marisol del Olmo) en la que el “Tío Lucas” le aconseja (a él) recordar cómo vio a su esposa “la primera vez”. Y eso es algo súper kabbalista, pues se dice que el ser humano –dado que a toooodo se acostumbra– es bueno que regrese a “la primera vez”: que se enamoró, lo ascendieron, descubrió la Kabbalah, conoció a su mejor amigo. Por que es normal que pasado un tiempo nos acostumbremos a las cosas y a las personas, y caigamos en una especie de “plateau”. Entonces para salir de él, la mejor manera es recordar ese primer momento y volver a él cuantas veces sea necesario a fin de recuperar el entusiasmo. 


En cuanto a Melinda y su boda, supongo que debe ser duro para los papás aceptar que los hijos crecemos… Pero así es la vida. Hay que irse adaptando para mantenerse unidos.

martes, 3 de febrero de 2015

Shopaholic to the Stars


Amo a Sophie Kinsella. Es mi autora favorita. Para quienes no la ubican, ha escrito numerosas novelas, algunas individuales, otras como parte de la serie “Shopaholic”: Confessions of a Shopaholic, Shopaholic Takes Manhattan, Shopaholic Ties the Knot, Shopaholic & Sister, Shopaholic & Baby, Minishopaholic y Shopaholic to the Stars. Todas las he leído y todas me han encantado. ¡Se las recomiendo todas! Si vieron la película, no se dejen llevar. Los libros son mucho más divertidos. Que conste que no dije “ mejores”; son artes diferentes.

Sobre este nuevo título, ¿qué les puedo decir? Rebecca Brandon (née Bloomwood) es igual de divertida, ocurrente, positiva y entusiasta que en los anteriores. Lo disfruté mucho. Me gusta que, aunque somos completamente diferentes, me identifico con ella en varias cosas. Bueno, pensándolo bien, sólo en dos: 1) a toda situación tratamos de verle siempre “el lado amable” y 2) nos gusta opinar y sugerir. Al igual que Sheldon (The Big Bang Theory), somos fans de los Buzones de Sugerencias. ¡Nos encanta dar retroalimentación! (positiva y/o negativa), sólo que Becky lo hace a través de cartas y yo a través de Twitter o verdaderos buzones… Cada vez hay menos, pero en Sport City todavía aplica.

El mensaje con el que me quedo de este libro de 473 páginas es, resumido en una frase, que “no todo lo que brilla es oro”. Al principio Becky está extasiada de mudarse a Los Angeles, no cabe de la emoción. Pero luego, conforme vive aquello que había imaginado como hiper increíble, se da cuenta de que las apariencias engañan y que hay mucho más allá de lo que ven los ojos. Y yo creo que eso nos pasa a todos en general, para bien y para mal, depende cómo se tome. En el caso de Becky, en específico, es para bien. Porque sacrificar pareja y amistades a cambio de un poco de fama no vale la pena. Yo sé que muchos podríamos caer en la tentación, pero creo firmemente de que, si eligiéramos lo segundo, a la larga nos arrepentiríamos. Después de todo, lo que hace valiosa nuestra vida es el poder compartirla con los demás. ¿De qué nos sirve entonces salir en los medios si al terminar lo propio nos quedamos completamente solos? Créanme. Lo he visto y no vale la pena.

Lo peor es que uno se imagina que la gente famosa es súper feliz y lo tiene todo. Nooot!! Nada más alejado de la realidad. Y este libro por eso me gusta. Porque es como un sneak peak a la vida de los famosos ¡pero ojo!, no de todos, sino de aquellos sin escrúpulos, que buscan la fama por la fama, que hacen hasta lo imposible –y lo impensable– para que los medios hablen de ellos… Y eso es lo que descubre Becky: que la realidad no es como la pintan, sino que hay mucha basura detrás.

Hay algo que también rescato, ahora que soy estudiante de Kabbalah. Becky siempre está deseando que la entiendan: “es mi gran oportunidad”, “la tengo que aprovechar”, “si tan sólo se pusieran en mis zapatos, “si me comprendieran”... La realidad es que detrás de estos pensamientos tan “válidos” hay una gran dosis de egoísmo, de lo cual nos tenemos que deshacer lo más pronto posible, ¡a la voz de ya! Curiosamente, cuando lo hace, ¡se pone feliz! Y no les quiero echar a perder la historia, pero así acaba el libro (oops). Y esto aplica en todos los aspectos de nuestra vida. Si yo en mi relación de pareja me la quiero pasar a todo dar, sin dar nada a cambio o lo mínimo que no me implique mucho sacrificio, ¿adivinen qué? No me la voy a pasar tan bien como si diera todo sin esperar nada a cambio. Pero nos han educado tan contrariamente a este precepto, que por eso estamos como estamos (a nivel individual, colectivo y mundial). Nos han dicho que “si nosotros no vemos por nosotros mismos, nadie lo hará”. Mmmhhh. No es verdad. La Luz lo hará; Dios, el Universo, al final nos referimos a lo mismo. Como dice Karen Berg, “when you take of others, the Light takes care of you”.

Así que este libro es una forma de abrirnos los ojos acerca la fama y de reafirmaros que, así como dice el refrán, “no todo lo que brilla es oro”.