jueves, 30 de agosto de 2012

The Dictator (El Dictador)


Pienso que si hay alguien con sentido del humor, es Sacha Baron Cohen. La verdad sí me reí mucho con su nueva película “El Dictador”, a la cual fui con una de mis personas favoritas en el mundo: Sandy.  

Aladdin (jajaja) es un líder estrafalario, inocentón, extremadamente honesto, ridículamente infantil (es decir, se hace su voluntad o no se hace nada). Oooobvio, ¡es un dictador! Pero no cae mal. ¿Será por que dice lo que piensa? La gente auténtica cae bien. Hay situaciones en las que es rudo, pero me hizo reír mucho. Anyways

Tiene muchas situaciones que son en la práctica chistosas, pero que me dejaron pensando.
- Cuando habla de la dictadura vs. la democracia ¡cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia! #quémiedo
- Que se enamora de una chava igual de auténtica que él con ideales medio extremos, pero al final muy coherente.
- Hasta el más sexo-maniaco busca “cuddling” después de hacerlo Nomás ojo con las enfermedades venéreas.
- La envidia y la traición pueden venir de quien menos lo imaginamos. Todos tenemos un lado oscuro y un lado de luz, pero hay personas más macabras que otras eso que ni qué.

Sólo la escena del helicóptero me hizo ruido. Yo siento que los gringos (ok, americanos) se súper-mega-hiper traumaron con lo del 9/11. El mundo es otro a partir de ese día (un aeropuerto es el lugar ideal para comprobarlo), y la verdad es entendible porque no estuvo padre lo que les pasó y sí les afectó CAÑÓN. Que si se lo merecían o no, bueeeno, yo creo que NADA NI NADIE se merece eso. Fue una mam Y en la peli lo ponen casual, simpático. Pero no. En mi cabeza no checa.


Sé que han pasado varios años. De hecho está padre que le intenten dar como otro giro a la historia (del terrorismo), verlo con humor y enviar el mensaje de que, al no hablar el mismo idioma, podemos tener malentendidos con los demás. Pero sentí que fue too much.

Fuera de eso, ¡bien x Sacha! 

viernes, 24 de agosto de 2012

Rock of Ages (La Era del Rock)


QUIERO.EL.SOUNDTRACK.¡AHORA!

Felicidades a Diego Boneta, ¡¡por fin un mexicano que no sale de indocumentado ni hablando inglés como si lo hubiera aprendido en Quick Learning!! Enhorabuena de verdad porque sale de talentosísisisimo galanazo… y no cualquiera.

Siendo sincera, yo estoy tranquila con mis gustos musicales. Pero la gente “que sabe” me tacha de ¿ignorante? ¿inculta? ¿comercial? Guilty as charged: soy fan de Britney Spears, J.Lo, Enrique Iglesias, Hilary Duff, Justin Bieber, Taylor Swift, Lady Gaga, Madonna; y antes lo fui de N*Sync, BSB, Mercurio, La Onda Vaselina, Fey, Kabah. Vamos, el pop es lo mío (no el rock).

Aún así, gracias a mi papá y a algunos amigos más veteranos que yo, hubo varias canciones que sí me sabía, como la de “I wanna know what love is”, mi favorita de toda la película. ¡Me encantó la escena!: la periodista que “desarma” al rockstar, que ve más allá de la fachada, que descubre su yo-interno, su niño-interior, ¡y se enamoran perdidamente! rescatándolo de la soledad absoluta y la vida sin sentido que llevaba.

La actuación de Tom Cruise es muy chistosa. Las chicas de la peli, Julianne Hough y Malin Akerman, mis respetos, ¡qué bonitas voces!

En síntesis: Palomera, musical, divertida, con sentido del humor. Me gusta que muestra que la vida no siempre es paz y alegría total. Hay momentos de tribulación, confusión… a veces las cosas no salen como queremos, pero al final –como bien dice Shakira– sale el sol.

pd. Qué risa me dio que cuando me dieron el boleto y vi que decía: “La Era de…”, pensé: “me lo dieron mal, ¡ya vi La Era del Hielo!”… ¡Duh! J

martes, 21 de agosto de 2012

Nueva Guía para ser más cabrona… con los hombres, en las relaciones, las citas, etc. (Inner bitch guide to men, relationships, dating, etc.)


No pude haber leído este libro en mejor momento. Como siempre he dicho, las cosas llegan cuando tienen que llegar. Éste nuevo título de Elizabeth Hilts llegó a la redacción de Glamour y yo fui la más rápida del oeste en agarrarlo.

¿En qué momento me perdí? La pregunta del millón el día de hoy (bueno, antier).

Reservándome el derecho del número, debo confesar que he sido bastante noviera. No es que nunca haya estado sola, porque claro que ha habido periodos de soledad, pero digamos que lo de las citas y las relaciones se me da. Hasta ahora, en tooodo este tiempo, había tenido la fortuna, la enorme fortuna, de tener novios que ME ADORABAN. Literal, I’m not lying. Hubo uno por ahí que empezó muy bien y acabó muy mal, pero después de todo por algo acaban las relaciones. Quizá dos si cuento a Roberto (al final aquello era un verdadero viacrucis), pero digamos que he tenido la tarea de ser yo la que diga “basta, hasta aquí llegué, hasta aquí llegaste y hasta que llegamos. Have a nice life”. Esta vez no fue la excepción, pero para nada fue como hubiera querido que fuera. Enfermo él y enferma yo L

Desgraciadamente, yo creo que “ya me tocaba” conocer a un mega patán. Si bien es una linda persona cuando está de buenas, es un horror cuando se enoja. No es nada expresivo (ni cariñoso ni detallista), pero la ira sí que la expresa MUY BIEN (demasiado, diría yo). Y qué miedo.

Qué miedo porque YA ENTENDÍ (no al 100, pero algo) lo que es ser co-dependiente. A veces yo platicaba con amigas que me contaban las cosas macabras que les hacían sus hombres y les preguntaba “¿y por qué sigues ahí? ¡¡¡No te quiere!!! Si te quisiera no te trataría así, y si te quiere y esa es su forma muy particular de demostrártela, pues qué horror. A cuál más de las dos opciones, ¡¡run, Forrest, run!!”. La cosa es que ahora sé porque siguen ahí (o seguían, gracias a Dios).  

En esta última relación, si le quisiéramos llamar así (por el tiempo que duró creo que sería justo), hice exactamente TODO lo contrario a lo que dice este libro. Me da pena admitirlo, me da vergüenza haberlo permitido, me da oso contarlo, me da terror que se repita, pero sí: anduve con una persona violenta que me hizo pedacitos. La realidad es que en algún momento de la vida (quizá al cumplir los 31), me perdí, me desconecté de mi cabrona interior y me dejé llevar. Me dejé pisotear, manipular. Claro que bajo mi propia voluntad, no es como que me puso una pistola en la cabeza… aparentemente. Pero ¡ah!, eso de la codependecia tiene su chiste.

Pero veamos, ¿qué es esto de “la cabrona interior”? No es la que nos aconseja tonterías tipo “hazte del rogar”, “pícalo”, “dale celos”… No. Es aquella voz linda, sabia, fuerte y firme que nos dice: “date tu lugar”, “no le ruegues”, “¿quién se cree que es para hablarte así?”, “no te lo mereces”, “¿dejarías que alguien tratara así a tu mamá, a tu amiga, a tu hermana?”, “¿por qué sigues ahí, cuando tu cabecita te dice ¡¡vete, huye!!, ¡¡sálvese quien pueda!!”, “¿vas a permitir que este hombre te baje la autoestima, que te diga lo problemática que eres y lo loca que estás?”, “¿neta?”, “¿seriously?”, “plis reacciona, plis quiérete, plis salva la poca dignidad que todavía te queda”, “de amor nadie se muere”, “¿soledad? Bring it on, puedes con eso y más”, “por favor, no te hagas esto, no lo permitas”, “quiérete, valórate. Como decía el comercial: tú vales mucho y mereces respeto… ¡¡es cierto!!”.

Todo eso lo pensé yo. Todo eso lo negué yo. Hasta que toqué fondo. Pero hoy (antier, repito) prometo conectar a mi cabrona interior nuevamente; prometo (a mí misma) no volver a aceptar un trato semejante, una actitud tan destructiva en un aspecto tan íntimo como lo es la pareja. No lo voy a permitir porque no se vale, porque no es justo que alguien más, con su violencia y su poco control de carácter fuerte, me arrastre y me lleve a terrenos que no me corresponden, a sentir cosas que ni son positivas ni me construyen para bien, sino que nada más lastiman y hieren, y sacan lo peor de mí.

Debo confesar que varias veces lo pensé y me lo dije: “Bianca, esto ya valió, no da para más, está demasiado agotada la relación, se rompió en demasiados pedacitos, let it go. Please, you can do it, please let it go. You’re stronger than that, you are better than that, you deserve better than that”. Pero el peligro de la desconexión es justamente ese: ignorarnos y pasar por alto lo que sentimos MUY en el fondo, lo que sabemos pero no queremos admitir porque duele, porque no está padre, porque qué poca.
Estoy tranquila con la decisión, estoy contenta porque ya soy libre, porque no hay más culpa, no hay más amor, no hay más odio ni resentimiento ni reclamo. Aún así, no puedo parar de llorar. Llevo (aprox) cinco horas… Estoy cansada (por si se lo preguntaban), pero serena. Y siendo sinceros, un poco en shock.

Yoooo, que tengo tanto carácter (eso dice mi papá), que tengo tan buen trabajo, que me veo tan segura, que leo tanto, que tomo cuanto curso se me atraviesa (siempre cuidando “la línea”), que aconsejo a mis amigas, que… Pues sí, pero yo también soy mujer y también me apendejo (sorry); peeero también soy mujer, y por eso aprendo y me levanto. Y prometo que JAMÁS un hombre me va a volver a hacer sentir como si fuera basura, porque no lo soy, y no porque sea “juancamaney” (versión femenina), sino porque soy hija de Dios. Nada más por eso no soy basura y no merezco que nadie me trate de la forma en la que fui tratada por esta persona.

Este libro, que está escrito de una forma muy simpática y amena, sólo reconfirma lo mal que la pasamos las mujeres cuando nos desconectamos, nos ignoramos, nos dejamos llevar por la pasión y el cuchiplancheo (jejeje, I HAD to use that word, la acabo de oír y me reí sin fin).

Volviendo al tema: ¡¡Hay que hacernos caso!! Si desde un principio la cosa no marcha bien, ¡bye! Que no haya culpa. A mí eso fue lo que me fregó. Yo creí que él había cambiado (para mal, obviamente) porque YO lo había hecho “enojar”, pero ni madres. Más bien rapidito mostró sus verdaderos colores, su nefastes, su carácter violento y agresivo. Pero yo de burra, en lugar de decir “see you later allegator”, le seguí. Porque creí que “era mi culpa que él hubiera cambiado”. ¿Y saben qué? ¡¡¡No lo fue!!! Él ha sido así desde el principio, pero claro, lo tapó y lo disimuló hasta cierto punto en la relación en donde ya hay cariño y hasta cierto punto amor, y entonces uno se aferra y dice “¡ah, no! La Madre Calcuta que llevo dentro me exige salvar esta relación”. #noooooottttt

No es sano para ninguno de los dos, no es constructivo, no es nada: no da paz, ni tranquilidad, ni nos hace mejores personas. Es pura nefastes. Pura destrucción. ¿Saben qué les digo? No somos la Madre Teresa. Merecemos hombres que nos aprecien, quieran, valoren y RESPETEN como somos, por lo que somos. Yo no digo que somas perfectas, nadie lo es. Yo claro que tengo errores, por supuesto que tengo días de la patada, obviamente hay momentos en los que no me aguanto ni yo sola, pero de verdad les digo que no me vuelvo a dejar (por lo menos si ya lo tengo consciente, como en este caso, que lo tenía claro desde hace meses, pero neeeecia).

Se siente feo –feíiiiisimo– terminar (sobre todo porque sí lo quería… no taaanto, pero sí).
Pero siendo honestos, se siente peor haber permitido caer tan bajo gracias a alguien macabro cuando sabía que no debía, que lo mejor era cortar por lo sano, no aferrarme y necear con algo que ya no valía la pena, que ya no tenía caso porque ya no tenía arreglo.

Mujeres, seamos damas. Valemos mucho. Aunque haya patanes que nos quieren hacer sentir lo contrario. Hay que confiar en Dios, nada más, en que algún día llegará #theOne, y que experiencias como éstas nos harán valorar el doble a ESE hombre, que tampoco va a ser perfecto, pero nos hará ser mejores personas, nos hará crecer en todo sentido y no nos chupará la energía con su negatividad, su amargues y sus mentiras.

¡VOLVAMOS A SER CABRONAS! Recobremos a la chava segura e independiente que llevamos dentro, a la que no se deja, que se da su lugar, que se da a respetar, que no ruega ­–no porque su mamá le dijo, sino porque sabe que si el hombre no la valora, ¡pues él se la pierde! Next, el que sigue. Porque para malos tratos… ¡¡a otro lado jovencitos!!

Otra cosa es cierta: can’t live with them, can’t live without them. Y POR ESO hay que reconectarnos con nuestra cabrona interior. Porque somos nosotras las que tenemos el poder. Sólo nosotras podemos hacer que una relación sea buena, sana y productiva. Tenemos la sartén por el mango, ¡pero hay que saber usarlo! De tapete no sirve, eso es seguro. Pero si acaso ya nos pisotearon (como a mí), pues tampoco es el fin de mundo, eh? ¡Pa’ adelente, como de que no!

Además, pensándolo bien, cuando nos damos nuestro lugar, sacamos lo mejor de ELLOS. ¡Es una win-win situation! Así que girls, let's be total and complete (lovely) bitches!!