jueves, 7 de noviembre de 2013

Gravity (Gravedad)

Primero había escuchado puras maravillas, pero luego me di cuenta que hubo gente la detestó. Anyway, yo soy del primer grupo. ¡“Gravity” me pareció preciosa!, sobre todo la escena del sueño de Ryan Stone, astronauta interpretada por Sandra Bullock. Por cierto, ¡qué poca del papá de ponerle Ryan porque quería un niño! Es como si mi papá me hubiera puesto… José o René… o así.
Continuando, una cosa que me dejó es que no me vuelvo a quejar cuando se me caigan las cosas. Yo alguna vez pensé que sería muy cool que todo flotara, pero me bastó ver la movie para convencerme de lo contrario.
También me hizo reflexionar sobre nuestra pequeñez. A veces los humanos nos creemos amos y dioses del universo, porque claro, ¡tenemos inteligencia, voluntad y libertad!, el trío perfecto que nos hace estar “por arriba” de los demás seres de la Tierra, pero qué equivocados estamos y sólo nos damos cuenta cuando hacemos consciente nuestra fragilidad y vulnerabilidad, cosa que en el espacio queda demasiado clara y expuesta.

Una tercera cosa que pensé fue en nuestro instinto de supervivencia. Instinto, repito, que fue lo que sintió Ryan/Sandra, no así Matt Kowalski (interpretado por el siempre guapo George Clooney), quien con la mente fría se suelta para vivir una muerte inminente (¿qué tal mi juego de palabras, eh?), dándole una súper lección a su compañera con la última frase que pronuncia: “you have to learn to let go” –que curiosamente NO soltar es el "slogan" de la película. 
Neta WOW #sinPalabras. Seguramente había vivido una buena vida y estaba listo para dejarla. De otra forma no me explico el desaferre. Porque usualmente cuando no queremos soltar algo es porque no estamos listos, porque no hemos hecho lo mejor, y entonces pedimos y rogamos por otra oportunidad. Pero si hemos vivido al máximo, no tenemos rencores ni arrepentimientos, y sabemos que todo es perfecto como es, y que los errores no son para morirnos de depresión sino para aprender… pues entonces we can learn to let go a little more easily.
En el caso de la agente Ryan, a quien la muerte de la hija le había afectado sobremanera, le pudo más el instinto que la depresión, desesperanza y el sinsentido de su vida, que luego se ve que revalora, y la escena del sueño es simplemente MARAVILLOSA. Eso de que el agente Kowalski le diga cómo hacerle para regresar a la Tierra, ¡OMG!, se me enchinó la piel, se los juro.
No cabe duda que nuestra alma habla y se conecta a través de los sueños, y nos manda el mensaje perfecto en ese momento. Nada más hay que saberlos escuchar e interpretar (lo cual también tiene su chiste y hay un libro de Kabbalah al respecto, del cual les platicaré más adelante –porque ya lo leí).
Aplausos a Alfonso Cuarón, director y escritor de esta obra maestra. La escena del final también la pude amar. No sé mucho de encuadres y eso, pero me encantó cómo se ve que se levanta –poco a poco– y empieza a caminar sobre la arena, ¡WOW!, les juró que casi lloro. Lástima que me perdí el principio… A ver si luego lo veo (¿alguien por ahí que la tenga en Nexflix o eso?).

miércoles, 6 de noviembre de 2013

El Libro del Hilo Rojo. El Poder de la Protección

Hace un tiempo que traigo un hilito rojo en la muñeca izquierda. Me la puso Yehudah Grundman, mi maestro de Kabbalah, y fue muy sencillo: mientras él decía una oración, yo me concentraba en tres letras arameas y en sentir amor incondicional hacia mí y los que me rodean. Así, después de hacerle siete nudos y en poco menos de 5 minutos, ¡violà!, estaba yo más protegida.

Si crees que esto son pamplinas (como dicen mis amigas españolas), detente sólo un segundo y sigue leyendo. Si te interesa saber más al respecto (porque le das al hilo el beneficio de la duda), aquí te va un poco de historia y las razones por las que tú también deberías/podrías usarlo.

¿DE QUÉ NOS PROTEGE EL HILO ROJO?

A través de la historia de la humanidad, los ojos se han visto ligados a todo tipo de comportamiento rencoroso y de malas consecuencias, frecuentemente mencionados como “el Mal de Ojo”, término que hace referencia a una poderosa energía negativa que circula constantemente en la vida diaria.

Específicamente, el Mal de Ojo es el nombre en clave de la envidia, aquélla que despierta sentimientos de ira y resentimiento en tantas personas cuando éstas son comparadas con el éxito o la buena fortuna de otra. Esto puede suceder tanto consciente como inconscientemente.

El Mal de Ojo se refiere a la corriente visual que fluye desde el ojo de una persona como resultado de una mirada codiciosa o rencorosa que acompaña a las palabras de elogio –bien o mal intencionadas. Puede que no nos demos cuenta, pero los ojos y las miradas envidiosas tienen un efecto tangible en nuestra vida y nuestro bienestar; pueden en realidad impedirnos que logremos desarrollar todo nuestro potencial en cada área de nuestra vida.

Y no creas que es un concepto del Oscurantismo, la Edad Media o que se usa en la brujería… De hecho se menciona en la Biblia y es un fenómeno reconocido por musulmanes, judíos y cristianos. Dicho en otras palabras, protegernos contra él no es un acto de superstición, sino uno inteligente, pues quien no “active” un escudo protector se puede volver su víctima.

¿CÓMO FUNCIONA EL HILO ROJO?

Los hilos rojos, la sangre roja en los umbrales de las puertas y el vino rojo son mencionados en la Biblia en conexión con la idea de protegerse contra las fuerzas de la muerte y la destrucción. El rojo es un color significativo por varias razones: tiene la menor frecuencia en el espectro de los colores, lo que significa el menor nivel de luz o la negatividad extrema.

¿Por qué habríamos de usar este color para “protegernos”? Piensa en la vacuna contra la polio o cualquier otra enfermedad; cuando nos la inyectan, se ha incorporado (en la vacuna) una cepa debilitada de esa misma enfermedad. El color rojo que tiñe la lana blanca del hilo es una cepa diluida de energía negativa. Por lo tanto, nos vacuna contra las fuerzas destructivas del Mal de Ojo.

Es decir, en realidad, el hilo no es rojo, es blanco, y representa la piedad en el mundo. Pero se tiñe para que el color rojo atraiga e intercepte todas las fuerzas de juicio (que es lo contrario a la piedad) que fluyen del Mal del Ojo. Entonces el hilo de lana blanca transformada convierte el juicio en piedad, y nosotros recibimos protección.

ACTIVANDO EL HILO

La tecnología del Hilo Rojo, desarrollada por los sabios de la Kabbalah, comienza en Israel, tras enrollarse alrededor de la tumba de Raquel, la matriarca de la Biblia. Raquel es considerada por los kabbalistas la madre del mundo, razón por la que su mayor deseo es proteger y defender a todos sus hijos del mal. El amor protector natural de una madre es tal vez el poder más grande de toda la existencia, por lo tanto, el conectar el Hilo Rojo a Raquel lo carga de las fuerzas del amor y la protección.

Después de ser enrollado alrededor de la tumba de Raquel por un número determinado de veces, el hilo se corta en trozos y se anuda en la muñeca izquierda. ¿Por qué no en la derecha? Porque todo en este mundo tiene su raíz ya sea en la energía positiva o negativa, en el juicio o en la piedad, en recibir o compartir. El brazo y la mano izquierdos corresponden al concepto de recibir. El brazo y la mano derechos personalizan la  fuerza de impartir. Por consiguiente, las fuerzas negativas dirigidas a nosotros entran a nuestro sistema corporal a través del lado izquierdo.

USANDO EL HILO ROJO

Antes de ponérnoslo, debemos pedir fuerza y conciencia para irradiar siempre piedad, bondad y perdón hacia toda aquella persona con quien estemos, y sentir un profundo sentimiento de aprecio por todo lo que tenemos hoy en la vida, para que nunca tengamos que echarle el Mal de Ojo a nadie. Luego hay que pedirle a alguien a quien le tengamos amor, confianza y respeto que nos ate el hilo con un total de 7 nudos. Éstos significan luz blanca (piedad), la cual contiene los 7 colores del arcoiris. Ahora, mientras la persona dice una oración, hay que prometernos hacer todo lo posible para abstenernos de tener pensamientos negativos o “chismear” de los demás sin importar lo deliciosamente tentador que pueda parecer.

Si quieres saber más, te recomiendo leer “El Libro del Hilo Rojo. El Poder de la Protección”, de Yehuda Berg.