sábado, 18 de abril de 2015

Tal Vez es Para Siempre (Love, Rosie)

Llorar en el cine es lo mío. Lo hago en el 90% de las películas que veo. Hay raras excepciones, “Birdman” es una, por ejemplo. Pero bueno, a lo que quiero llegar es que “Tal Vez es Para Siempre” me hizo llorar, y bastante. La escena en la que abraza a su bebé y decide no darla en adopción me partió el corazón. Y con el debido respeto que me merecen los bebés, creo que con los perros pasa algo similar. Los tratas unas semanas y luego, por más que quieras, ya no los puedes soltar. Al menos eso me pasó con Caramelo, a mi hermano con la Motza, a mi abuela con la Sombra, a mi mamá con la Candy y a mi papá con el Max y la Bola… Simplemente te roban el corazón.

La historia (recuerden que este blog es para comentar pelis, libros y obras, así que #FYI: spoiler alert) es súper creíble para ser tan complicada; aplausos para el guionista. Lo peor es que no dudaría que estuviera basada en experiencias de gente real. Porque shit happens, ¿saben cómo? Y de verdad a veces pareciera que los astros no se alinean para que consigamos ciertas cosas. Pero la realidad es que, aunque usted no lo crea, así es perfecto. Las cosas nos pasan para que aprendamos. En este caso específico, por ejemplo, creo que Rosie (Lily Collins) y Alex (Sam Claflin, handsome!!) aprenden a que no es bueno esconder tus sentimientos ni actuar de una manera cuando mueres por actuar de otra, en la que hay mucho más amor, pero que obviamente cuesta más trabajo.

A la mejor amiga, ¡la amé! Tipaza. Yo quiero una así. Que esté en las buenas, en las malas y en las peores, que te aconseje pero sin juzgarte; que cuando le hables de tus problemas, ella no te saque los suyos, ¡¡¡lo cual es todo un arte!!! Conozco a alguien, por ejemplo, que siempre “es uno más que tú”. Si a ti te fue mal, a ella dos veces peor. Si te peleaste con el novio, ella dos veces peor. Si te equivocaste en algo, ella dos veces peor. ¡Qué flojeeeera! La verdad no me gusta platicarle nada porque ya sé que “a ella también ¡y más!”. Pero por otro lado, tengo otra amiga que tiene una amiga (disculpen si los confundo) que le pregunta t-o-d-o: ¿a dónde fuiste?, ¿con quién?, ¿y qué onda con Fulanito?, ¿vas a la boda de Fulanita? ¡Ah, pero eso sí! Ella no suelta prenda. Pues no. Una amistad es de ida y vuelta, pero por prioridades, no sé. Es complicado ser una buena amiga y también encontrarla. Los seres humanos somos complejos.

Me gusta que finalmente después de 100 mil años (OK, 12 o 15, no recuerdo) coinciden… FINALLY! Ya se lo merecían, los pobres. Después de tanta desilusión y de tanto ponerle curitas a sus corazones. Y como sigo en esto de que “todo es perfecto”, creo que su relación será a prueba de balas y divorcios. ¡Estoy segura que Tal Vez SÍ es Para Siempre! Porque su deseo por un amor verdadero y real, al paso de los años, aumentó exponencialmente, y esa, según la Kabbalah, es la clave de la abundancia: aumentar el deseo hasta manifestarlo en el mundo terrenal y entonces agradecer a la Luz, a Dios, todo ese Amor que recibimos.

La verdad hay muchos momentos de la película que me hicieron pensar: 1) la muerte inesperada del papá, semejante a la muerte inesperada de mi cuñada Lety; 2) el ocultar una verdad no por ganas de fregar a la gente, sino buscando el bien mayor, lo cual me llevó a reflexionar una vez más a que no es el acto en sí lo que está bien o mal, sino la conciencia con la que lo hacemos. 3) Que lo más importante de la vida no son las cosas materiales ni superficiales, como dónde estudiamos, qué lugares frecuentamos o de qué marca son los muebles de nuestra casa. Sé que cuesta trabajo creerlo, pero se los digo como ex Editora de Belleza de la revista Glamour, ¡lo mejor de la vida no son las bolsas Chanel, ni los zapatos Valentino! Son muy lindos, nadie dice que no, pero aunque así nos lo quieran hacer creer, al final del día (y algún día estas señoritas también se van a dar cuenta) lo que verdaderamente vale la pena y nos da felicidad es vivir tranquilos, en paz, plenos, con alegría, construyendo y disfrutando de cada día al lado de las personas que amamos. Que conste que no dije que sin problemas o retos porque eso simplemente no existe. Esto viene a colación por la escena de la novia disque refinada y nice, que resulta estar más vacía que un globo. ¿Cómo está eso de decirle a alguien que él es el papá del hijo que esperas cuando en realidad es otro cuate? ¡No se vale! ¿Y qué tal cuando Alex textea que “al fin que no estaba listo para ser papá”? ¡Les digo! Mensajes leemos, corazones no sabemos.

4) Por último, los tiempos. Me llamó la atención porque no están ustedes para saberlo ni yo para contarlo, pero yo conocí a Gustavo (mi novio) hace ¡¡13 años!!, y cero hicimos click. Lo que es más, hasta hace año y medio (tiempo que llevamos de novios) era mi worst-date-ever. No es el mismo caso de la película, lo admito, peeeero a lo que voy es al timing. En ese entonces hicimos corto circuito. En este entonces también, jajaja, pero las chispas esta vez son de amor e ilusión.

Por cierto, bien bajado ese balón del título de la película. El juego de palabras es interesante, al menos a mi parecer más que “Con cariño, Rosita” (jijiji).

pd. ¡Por poco lo olvido! Esta película reafirma mi teoría de que la amistad entre hombre y mujer es prácticamente imposible. Siempre –sí, siempre–: 1) a ella le gusta él, 2) o a él le gusta ella, 3) o ambos se gustan (y no lo dicen, como en el caso de Rosie y Alex), 4) o ambos se gustaban, y entonces la amistad está destinada a desaparecer.