De eso que te trabas… que no fluyes… que nomás no se te dá…
Bueno, pues eso me pasó con este libro. Traía yo un ritmazo de lectura ¡y
púmbale! No sé si era resistencia o si de verdad es que no me gustó por N
número de razones…
Don’t get me wrong, tough. Es un GRAN libro, nada más que no
hubo “química”.
Antes de explayarme, quiero darle las gracias a mi amiga
Ceci por prestármelo. Érase una vez yo desesperada en un café –hace casi 3
meses, cuando me lo dio. Quiero agradecerle el gesto porque, al prestarme SU
libro (subrayado y todo), confió en que se lo iba a regresar (lo cual no
siempre pasa). Esto a su vez a mí me sirvió como incentivo para terminarlo porque
honestamente en otras circunstancias creo que lo hubiera dejado en el buró y
hubiera empezado “Fifty Shades of Gray” (I know, how cliché… I don’t care,
already started, hehe).
Anyways. Del libro lo único que disfrute fueron las últimas
50 páginas. Las primeras 250 nomás no… Yo creo que es porque no me identifico
con los problemas que plantea Melody Beattie en los capítulos iniciales. ¡De
verdad! Gracias a Dios en mi familia no hay alcohólicos, ni drogadictos, ni
apostadores, ni (hasta donde yo sé) adictos al sexo o cuestiones de ese tipo…
No digo que seamos una familia 100% sana y feliz (de hecho no creo que exista
ninguna). Obvio tenemos nuestros problemas, nuestros issues, nuestros traumas,
pero digamos que no son de esta naturaleza, que es a la que se refiere principalmente
la autora (alcohólica rehabilitada).
Me explico: gran parte del libro habla del problema del
alcohol y sus consecuencias en todos sentidos, pero no me identifiqué porque,
como les digo, no he vivido ese caso de cerca (para que me entiendan, yo con 2
shots de tequila estoy hipermegahappy; así de bajo es mi umbral…) Habla mucho
también de AA y todo esto, que me gustó mucho porque explica los 12 pasos con
mucha pasión. Y aunque el modelo es aplicable a otras esferas de la vida, no es
precisamente algo con lo que me relacione…
Como dato extra, tengo dos amigas que fueron a un retiro que
se llama El Cuarto (¿o Quinto?) Paso y fue una locura. ¡No vayan! Nada más de
oír lo que les hicieron les confieso que me traumé. ¡Hay formas, señores! Y no
estoy criticando/juzgando; quizá haya gente a la que le funcione, pero
francamente a mí me hizo mucho ruido su pedagogía. No va conmigo (ni con mis
amigas, por lo que me dijeron).
Las últimas 50 páginas, en cambio, hablan sobre cómo vivir
mejor y disfrutar al máximo la vida. A mí me da mucha … ¿cómo expresar lo que
siento? Digamos que “me motiva a la reflexión” cada vez que una persona a la
que quiero muchísimo dice que a esta vida venimos –solamente– a resolver
problemas. Que la vida en sí es un problema (casi que un Valle de Lágrimas,
como dice la oración) y que de repeeeeente, por ahí perdidos, tenemos momentos
de felicidad y alegría. ¿Seriously? I really don’t want to think so. I just DO
NOT want to believe that.
Quizá mi poco agrado hacia las dos terceras partes del libro
también tienen que ver con mi personalidad (soy un feliz 7 en el Eneagrama). Cuando
tengo un problema, no me gusta centrarme en él tanto como en lo positivo de que
me haya pasado lo que sea que me haya pasado. No importa en qué aspecto tenga
el conflicto (sentimental, económico, laboral), siempre trato de ver el lado
positivo, el lado bueno. ¡Es una forma de ser!, ¿qué puedo hacer? A veces lo
que hago como ejercicio para no vivir en la burbuja rosa y el País de Siempre
Feliz es ver/admitir también el lado triste, negativo de la situación; aceptarla
y vivirla (con sus correspondientes lágrimas), pero sí les digo que ¡me cuesta!…
Mi naturaleza es más bien decir “Híjole, qué mal, qué lástima, pero bueno, pudo
haber estado peor…¿Qué tal que/si…?” Y sí, ¿o no? Como dice sensei Odyn en la
obra “22:22” (¡se las recomiendo!).
Por otro lado, la verdad soy bastante “comodina”. Yo siempre
digo que la vida es dar y recibir, y es muy bonito dar, pero también es muy
bonito recibir. Así que yo me dejo querer y me dejo consentir por Dios y sus
angelitos terrenales . Lo digo porque hay gente que no sabe aceptar un piropo o
algo padre en su vida; pareciera que les gusta sufrir, tienen espíritu mártir,
yo qué sé… Yo no soy de esas, ¡para nada! A mí me gusta pasármela bien :) De
hecho, una vez en un curso de numerología me dijeron que mi karma era 3, lo que
significaba que yo había venido a esta vida a pasarla bien, a ser feliz y a
disfrutar. Creo que no andaban tan errados, jejeje.
Volviendo al libro, la última parte está dedicada a consejos
para gozar la vida con todo lo que traiga: buenas, malas y normales. Hace
sugerencias para vivir nuestra vida como queramos (sin afectar a nadie) y no
permitir ser manipulados. También habla sobre lo importante que es ser fieles a
nosotros mismos y lo terrible que es cuando vivimos centrados en las
apariencias y el “qué dirán” porque al final del día es vivir en la mentira. Y
si hay algo nefasto en esta vida, a mi parecer, es la mentira y el engaño.
Toca también el punto de la necesidad de poner límites, de
expresar lo que queremos y decir lo que pensamos (con tacto, obvio) y lo
indispensable que es SENTIR, mas no dejarnos llevar por los sentimientos. Es
decir, hay que estar conectados con nuestro corazón, pero no entregarle las
riendas de nuestra vida. ¡Qué caos esto sería, imagínense! “Amanecí triste,
entonces no voy a trabajar”, “estoy enojada/estresada y me desquito con el
primero que se me ponga enfrente”, ¿pues no, verdad? ECUANIMIDAD es la clave. Conciencia,
cabeza, cerebro, autocontrol. Por eso mi papá ama a Michael de la serie
“Nikita”, porque persona más controlada no puede haber…
Me gustó que al final de cada capítulo hay una Actividad, en
la que recomienda contestar ciertas preguntas o leer tal o cual libro. Eso
ayuda bastante a ir desmenuzando el contenido. Por eso les digo que no es que
sea malo, nada más a mí la primera parte me costó mucho trabajo. No me gustó;
pero la segunda está padre. No por nada casi siempre está agotado.