En este post me voy a reservar mi humilde opinión porque no considero prudente expresarla tan públicamente.
Siento que es como si el entrenador de los Patriotas escribiera en internet cómo piensa ganarle el Super Bowl a sus contrincantes... No que yo vaya a jugar o ganar nada, pero estamos de acuerdo que revelar estrategias no va.
Lo único que voy a decir es que es un gran libro, escrito con mucha honestidad, con un estilo muy particular y muy amplio en cuanto a visión se refiere. Hay unas ideas en las que coincido al 100%, otras en las que para nada y otras en las que más o menos.
El autor es Steve Harvey, de quien jamás había oído escuchar, aunque al parecer es MUY conocido en Estados Unidos. Me gustan sus consejos –y repito–, muchos me parecen muy atinados, pero creo que la clave no es pensar como hombres, sino dejar que los hombres sean hombres y las mujeres, mujeres.
Esto se oye bastante fácil porque así DEBERÍA ser, pero la cultura moderna y los medios de comunicación (libros, revistas, películas) de repente nos confundieron.
Por ejemplo, salí con un niño que no abre la puerta del carro. La verdad primero se me hacía rarísimo, pero al tercer día “me acostumbré” (honestamente me sigue haciendo ruido). Créanme que muero por preguntarle si tiene algún problema con este detalle, pero siento que me va a contestar algo así como “¿que tú no tienes brazos o qué?” Y pues sí, sí tengo brazos y fuerza suficiente pero ¡me gusta que me abran la puerta! Is there something wrong with that? :(
Con la cuenta (en un restaurante y eso) no tengo tantos issues porque soy muy ahorradora (tengo fama de coda, pero de verdad que no es codencia, soy generosa; nada más que sí creo mucho en el ahorro, jejeje). Igual con otros aspectos.
Claro que cuando alguien no me gusta, eso de ser dama me fluye como gordo en tobogán; el problema es cuando el lord en cuestión me encanta, pero bueeeeno. Creo que este libro es una invitación a que los hombres regresen a ser caballeros y a que las mujeres regresemos a ser damas con todo lo que ello conlleva (que son miles de cosas, por eso insisto en que no quiero opinar tanto porque no acabaría de escribir ni en tres días).
Sobre los límites (las reglas), creo que son básicos para todo: el trabajo, la familia, los noviazgos, los matrimonios, las amistades, los hobbies. Los seres humanos tendemos a abusar. Y me choca la gente que se hace la víctima: es que me hicieron, me dijeron... En esta vida cada quien sus cubas, ¿o no? Cada quien decide si con los limones de la vida hace limonada o se la pasa quejándose de por qué no le tocaron naranjas o por qué la limonada del vecino sabe más rica... ¡Aaaiiisshhh! Me choca esa actitud.
Pero como me decían en la maestría: en esta vida hay que poner límites, reglas del juego, porque si no ¡¡nos confundimos!! Y no es ir por la vida leyendo nuestro pliego petitorio o amenzando que si nuestros derechos son transgredidos conocerán la peor versión de nosotros, jejejeje, nooooo. Pero sí hay que tener claro hasta dónde le permitimos a los demás llegar, para bien y para mal, osea en las buenas o en las malas.