Me gustó mucho y les confieso que me hizo llorar. El actor Renato Scarpa me dio mucha ternura. Cuando sonreía ¡parecía niño!
La trama es interesante porque siento que estamos acostumbrados al poder: entre más, mejor. ¿Pero qué pasa si no estamos/nos sentimos preparados? ¿Será cierto que Dios nos da los talentos necesarios? Yo suelo decir eso, y de verdad lo creo, pero también creo que es de sabios admitir las limitaciones humanas y aceptar con qué podemos lidiar y con qué de plano no. El autoconocimiento es clave para esto.
Esta película me hizo pensar en que, por ejemplo, yo ahorita soy editora de sociales. Lo más normal sería que aspirara a ser coordinadora y algún día, directora editorial. La realidad es que si pasa qué bueno, pero ese pensamiento no me quita el sueño, ni es mi máxima meta en la vida. Digamos que no muero por tener las preocupaciones de mis jefas... Por que así como tiene su lado positivo y glamoroso, pues también lo tiene de macabro, ya que las responsabilidades se exponencían. La cosa es que como el sueldo también, la mayoría de las personas no dudaría en aceptarlo.
Lo que yo me pregunto es: si me lo ofrecieran, ¿lo aceptaría? ¿por las razones correctas? Que pasa si de repente me diera cuenta que es demasiado. Y no porque sea tonta o floja, sino porque es más de lo que estoy dispuesta a cargar sobre mis hombros. Si aceptara, y al poquititito tiempo renunciara (como en la película), ¿la gente me tacharía de mensa? ¿Quizá de mediocre? ¿Pero no sería también un acto valiente? ¿No requeriría mucha humildad de mi parte? En mi opinión, sí.
Finalmente creo que el “qué dirán” sería –en el mundo ideal– lo que menos nos debería importar, pero la verdad es que sí nos importa, en mayor o menor nivel. Quizá haya algunos afortunados a los que literal les valga, pero creo que son muy muy pocos. Y eso pesa a la hora de tomar una decisión. “¿Qué van a decir mis papás, mis amigos, mis compañeros de trabajo?”. En este caso estaba peor, porque era literalmente TODO el mundo el que esperaba que dijera que sí... Y ni así aceptó. O bueno, aceptó pero dimitió al segundo.
Anyways, muy buenas actuaciones de todos los involucrados. El tema bien podría ser una realidad. Me gustó que no ataca a la iglesia ni mucho menos, sino que es un retrato de la miseria/grandeza –o bien, realidad– humana reflejada tanto en el Papa como en los cardenales, obispos, psicoterapeutas, etc.
pd. está dirigida por Nanni Moretti (quien da vida al terapeuta enclaustrado) y ha ganado varios premios en diversos festivales. Por eso me animé a verla en realidad.
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