Aplausos a Pablo José Barroso por producir esta película (basada en el libro de Jean Meyer), cuyo cast que me pareció excelente: Andy García, Eva Longoria, Eduardo Verástegui, Mauricio Kuri y Santiago Cabrera, ¡todos muy bien! (éste último me pareció gua-pí-si-mo).
Segundo, me gusta que, ok, el presidente Plutarco Elías Calles es la personificación del mal, pero tampoco es una película que incita a la violencia, la rebelión, la desobediencia o el odio contra el gobierno.
Creo que más bien mueve a la reflexión de no permitir la violación a nuestros derechos. Y aunque óptimamente deberíamos arreglarnos siempre con palabras, hay circunstancias que ameritan defender –hasta con la sangre– lo que se cree y que se considera en extremo valioso (¿hay algo más sagrado que nuestra relación con Dios?).
Hubo varios detalles que me llamaron la atención. Uno de ellos cuando Enrique Gorostieta, el líder de los cristeros, le dice a Mariana que desearía tener su fe o la de Joselito. A mí siempre me han dicho que la fe es un don, es un regalo de Dios –y para bien o para mal– hay muchos que la tenemos, pero otros tantos que no. Ellos deben pedirla y estar abiertos para recibirla, pero es curioso porque era algo que yo daba por sentado... y no. Así que hay que agredecer este regalito y hacerlo crecer.
Otro es la participación de las mujeres. Me acuerdo que desde chicos mi papá nos decía a Mario y a mí que nunca nos comparáramos porque no había punto de comparación, pues él es hombre y yo, mujer. Al principio se me hacía una cuestión paternal pero con el tiempo comprobé que es cierto. Hombres y mujeres nos complementamos, pero para nada somos iguales. Sí en dignidad y esas cosas, pero en la fuerza, la forma de pensar, físicamente, no nos parecemos ¡nada! Así que me gusta que las mujeres hayan participado en esta lucha desde otra trinchera: cuidando a los heridos, alimentando a los guerreros, transportando municiones.
Me gustó también que el general Gorostieta acepta el trabajo de liderear la lucha no por una cuestión de fe o convicción, sino porque sabe la diferencia entre una causa justa y una tontería. Además que para la esposa sí era muy importante. Me encantó cuando se gana el respeto del terstarudo de Victoriano con acciones, no con palabras. Además de echarle el speech de por qué él estaba al mando, le demuestra con hechos que es capaz. ¡Qué padre tener un jefe así! (yo la tengo, afortunadamente).
Por supuesto que un momento que me fascinó (en buen plan) fue cuando José Sánchez del Río muere diciendo “Viva Cristo Rey”. Me acuerdo que en Overbrook, en el ECYD (es su patrono), nos contaron su historia y me impresionó mucho porque era casi de mi edad (en ese entonces). No me crean mucho, pero si mal no recuerdo era amigo del Padre Maciel.
La cosa es que creo que lo que vivió y atestiguó lo animó a ser un mártir: ver tanta gente –y gente buena, como el sacerdote que lo estaba preparando para ser monaguillo– convencida de la causa que estaban defendiendo, darse cuenta que valía la pena dar la vida por esa razón, tener la certeza de que no hay nada mejor que morir por Cristo.
Claro que es algo extremo. En esta época sería ridículo que pasara. Espero que nunca se repita esta historia, ¡qué miedo! La verdad me parecería tonto impedir que alguien manifieste su fe. ¿Se imaginan que a los judíos no los dejaran usar su kipá? ¿O que los de la kabbalah no pudieran lucir su pulserita roja? ¿o que los musulmanes tuvieran prohíbido los turbantes? ¡Qué ridículo! No creo que a ningún presidente de la actualidad se le ocurra crear leyes así... Creo que algo hemos aprendido de 1926 a la fecha. Menos mal :)
Extraordinaria producción, la historia me conmovió muchísimo y con un mensaje claro: NO comprometas tus creencias por nada... apuéstale hasta la muerte!! al final seguramente valdrá la pena.
ResponderEliminarVayan a verla!
Que tristeza y pena me da el saber que se siga fomentando el fanatismo religioso, que solo se muestre una parte de la historia tergiversada, Cristiada aparece cargada de maniqueísmo y tergiversación de la historia del conflicto cristero para hacerlo aparecer como una lucha libertaria y democrática en lugar del complejo problema que representó.
ResponderEliminarCuando se pierde la imparcialidad y se muestra solo una visión particular como en el caso de Cristiada se cae fácilmente en una burda propaganda en beneficio de los intereses del clero.
Ademas si eran verdaderos cristianos y creyentes en un dios todo poderoso debería de saber que dios esta en los corazones de todos y que no necesita de templos.
Leonardo, estoy de acuerdo contigo, pero también creo que todo mundo aprovecha sus "frentes" para contar "su verdad". En este caso los católicos quieren contar su versión y está bien, ya depende de cada quién si la ve, le aplauda, la critica... Yo creo que todas las situaciones tienen dos caras de la moneda y cada quien puede contar sólo SU lado, su percepción de las cosas, su particular punto de vista... Y esta es la de la iglesia :) Gracias x opinar.
ResponderEliminar:v
ResponderEliminarDeberían hacer una película sobre las atrocidades que cometieron los católicos para implantar su religión en América
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