Amo a Ellen Fein y Sherrie Schneider. Les agradezco tanto…
La verdad su primer libro me hipermega encantó no sólo por
los consejos, sino porque es un hecho y una realidad que funcionan. ¡Me consta!
Lo experimenté en primera persona, así que tienen toda mi credibilidad.
Este segundo libro también fue un agasajo. Creo que es un must para toda chica que crea que el dating sí es un juego (aunque no nos
guste aceptarlo) y que como todos los demás, tiene reglas, las cuales conviene
conocer y respetar si se quiere ganar.
Déjenme les cuento que hace unos días fuimos a comer tres
amigas y yo. Llegamos al restaurante a las 3:30 de la tarde y nos fuimos a las
8:30 de la noche. ¿De qué tanto platicamos? ¡De las Reglas! Hasta hicimos nuestro
support group en WhatsApp, #jajaja (lo
cual es una de las técnicas que se sugieren en el libro para practicar todo lo
que ahí se dice). Ya saben, el apoyo moral de las amigas siempre resulta
elemental para las situaciones de crisis con los galanes…
Anyways, ya se
imaginarán que entre más platicábamos, más traumadas… Creo que nuestro
principal error ha sido creer que poner el corazón ‘allá afuera’ es bueno, una
actitud linda que debería ser valorada cañón por el hombre en cuestión. Y pues
sí, pero no, no es así. Tristemente, nadie dice que no, pero así no funciona la
cosa.
Yo sé que hay muchas niñas que opinan que lo mejor es ser
honestas, abiertas y sinceras. Yo no digo que no (ni las autoras), pero todo
tiene un momento y un lugar, y las primeras cuatro citas no lo son. Ahora,
¡ojo! Nadie dice que nos inventemos una vida ni que mintamos, ¡para nada! Pero
la verdad muchachas (jaja), hagamos un análisis de nuestras conversaciones: el
99% de las veces hablamos de más, damos demasiados detalles y entre mujeres,
pues ok, nos interrumpimos y así, pero pobres hombres, yo creo que a veces les
damos una hue… flojera. Entonces hay que controlar el pico. A esto Ellen y
Sherrie le llaman ser “misteriosa”. Lo cual en la época digital está cañón,
razón por la cual me UURRGGEE leer su tercer libro. Pero la conclusión es que
hay que protegernos y no dejarnos ir como burros descarriados a la primera
llamada. ¿Como por qué? ¿Qué ha hecho el hombrecito, además de tener buenos
genes y nacer guapo? Según yo, nada. Chaaaance y pedirnos el teléfono, pero come on! Creo que todas merecemos un
poquito más que eso.
Así que, chicas, léanlo, practiquen todo y si les preguntan (ellos)
si las están haciendo, finjan total demencia. Yo, por mi parte, prometo
mantenerl@s al tanto de si las practico o no –y cómo me va– tan pronto como
encuentre con quién (¡!).
Hasta ahorita, so far so good, sí, pero todavía no puedo
presumir de nada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario