Con cara de “¿Qué dijooo?” voltée a ver a Alejandra unas 20 veces en esta obra. Al principio no entendía ni “j”... Not cool.
Treinta tristes tigres en un teatro, jaja, así estábamos porque la mayoría de la gente decidió ver el fut. Lo chistoso fue que al final, Alejandro Camacho, en lugar de decir “gracias” o algo así, dijo: “Ganamos 2-0” :) Menos mal que nos puso al tanto.
“Bajo Cero”. Mmmhhh, ¿cómo empezar? Yo creo que lo mejor –para efectos de este blog– va a ser platicar de los personajes.
Nadia Elizondo, interpretada por la guapísima Laura Flores (me gustaría tener sus ojos) es una madre que pierde a su hija más querida (por eso no hay que tener favoritos). La hija que le queda (Ingrid) le pide que perdone a quien mató a Regina. Durante toda la obra me dio la impresión que crece bastante sola (Ingrid), ya que sus padres se encuentran muertos en vida, inmersos en la lucha por encontrar a Regina (o al menos los restos de ella).
En ciertas escenas me imaginaba a Nadia Elizondo como a Silvia Escalera, la mamá de Silvia Vargas: la prensa la busca, da su testimonio en ciertos foros... También como una mezcla de Alejandro Martí (que nos descansa hasta encontrar los restos de su hijo) y Javier Sicilia. Me dio curiosidad que todos los outfits que usa son color morado... ¿es el nuevo negro?
Finalmente, Nadia, después de muchos años, perdona a Damián Cordero (Alejandro Camacho). Va a la cárcel y hasta le enseña fotos de su familia, antes de que la destruyera. En esta escena me pregunté: si tú necesitas perdonar, ¿necesitas físicamente a la otra persona? Yo digo que no. Para cerrar “ciclos” no creo que se requiera que la presencia del otro. Si tú decides seguir (move on), y para ello debes perdonar, lo haces en tu corazón y listo. Más porque la otra persona ni siquiera sabes si se arrepintió... Otro gallo cantaría si fuera el victimizador quien pide que los parientes de su víctima lo visiten para expresarles su remordimiento. Pero ese no fue el caso aquí.
Hablando de Damián Cordero, pues es un loco-demente-pedófilo que acaba suicidándose cuando capta la gravedad de lo que ha hecho, todo el dolor que ha provocado. ¿Se supone que eso es bueno? Por que dan a entender que cuando cobra conciencia, y ve todo el terror que ha sembrado, mejor se mata. Mmmhhh. Yo una vez leí que para ir en contra del primer y más natural instinto del ser humano (sobrevivir) había que tener cierto grado de locura... aunque sea por segundos. Osea que, más bien, de ser un loco-inconsciente pasó a ser un demente-consciente que se mata. Not cool either.
La actitud del personaje de Helena Rojo (Amanda) es un poco –demasiado– de hueva. Como que es una psicológa con mil issues, que agarra el caso de Damián como proyecto de su tesis doctoral. Entonces el tono de voz y todo es como “ah, sí, éste es un caso más, qué flojera me da”. ¿O será que ese día Helenita se sentía mla?
Primero despotricaba contra un tal David Figueroa, que luego resultó que era su amante, con el que –supisimos– compartía el departamento del que se despide en la primera escena. Luego pensamos que a lo mejor, como se mató en un accidente (el tal David), pues le daba coraje (¿?). Aunado a eso, no sabía si decirle a su amiga que se acostaba con su esposo... lo cual yo diría que no es buena idea, ¿como ya para qué, no? Ya se murió, no es como que el affaire vaya a seguir...
La verdad, del 1 al 10, la obra me gustó un... ¿5? Quizá 6 y sólo por las actuaciones, que de verdad sí son buenas y hasta cierto punto, creíbles. Mis respetos para Alejandro Camacho, que a sus 60 y tantos –según yo– tiene más cabello que uno de 20 y luce bastante fit. Laura Flores está muy bien y Helenita, pues la verdad ya se ve medio ruquis, osea, ya maneja cuerpo y voz de señora.
Sinceramente, si tienen otra opción teatral, go for it! Ésta, para mi gusto, está medio dark y como que te invita a reflexión, pero con un toque psycho... lo cual, en honor a la verdad, no es mi estilo.
Es una obra fuerte.
ResponderEliminarEs una de esas de las que cuando sales no puedes irte a tu casa a dormir, necesitas hablarlo y tener un poco de reflexión y catarsis. Está muy bien actuada, a Camacho le crees el personaje todo el tiempo!!!! Pero si lo que te gusta es el teatro de ternura, amor y finales felices...NO VAYAS!!!! :/
B, ciertamente necesitas platicar sobre la obra porque si no se te queda como un nudo en la panza, no? Sobre las actuaciones, coincido al 100%, quizá si acaso aconsejaría un poco más de drama al personaje de Laura Flores, porque yo creo –desde toda la vida– que lo peor que te puede pasar es no saber qué pasó con tu hijo!!! Qué ansia!!! O bueno, con cualquier ser querido. Y definitivamente no es una obra con final feliz, jaja, si tu mood es rosa, don't go! Pero bueno, valió la pena haber ido.
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