Me daba un poco de miedo ir a ver esta obra porque yo sí creo y apoyo las vocaciones sacerdoteles y consagradas... y “monjales”. Entonces fue una agradable sorpresa ver que no es ataque directo hacia las “Chicas Católicas”, sino la transmisión de un mensaje que todos tendríamos que tener claro: “al final sólo seremos juzgados en el amor”.
Es decir, en mi humilde opinión, no importa qué religión profesemos, cómo le llamemos a Dios, (si somos católicos) cuántas veces a la semana vayamos a misa... Lo importante es que hagamos lo que hagamos, lo hagamos con AMOR. Lo más importante es amar a Dios, a nosotros mismos y comportarnos con los demás como nos gustaría que se comportaran con nosotros (y no hacerles lo que no nos gustaría que nos hicieran).
En cuanto a las monjas, me acuerdo que durante dos veranos mi hermano y yo tuvimos la oportunidad de ir (quesque a estudiar inglés) al Immaculate no se qué (no me acuerdo de todo el nombre), en Tucson. ¡¡Gran experiencia!! Me acuerdo mucho de Sister Úrsula porque primero ADORABA a mi hermano y después lo odió (jaja, se hizo un niño malo de un verano a otro).
Recuerdo también a Sister Alice, que era la manejaba la van que nos llevaba del dorm de las niñas al edificio donde tomábamos las clases. Del nombre de la miss que nos daba clases de canto no me acuerdo, pero ¡¡todavía me sé muchas canciones (mochas) que nos enseñó!! En mi memoria también están los outings y ¿cómo olvidarla? ¡Zilka Elena Rita! (así se llamaba, lo juro!), una niña que llevaba 31 outfits: uno para cada día del mes. Eso –a los 10 y 11 años– sí me impactó so-bre-ma-ne-ra.
En general fue una gran experiencia y no recuerdo haber conocido monjas amargadas (en la obra sí se ve una que otra, pero tampoco generalizan). Yo más bien creo que si no escogemos bien nuestra profesión, si nos equivocamos de vocación, pues seguro nos amargamos porque dedicaríamos la mayor parte de nuestro tiempo a algo que no nos gusta, no nos apasiona o peor, algo para lo que ni somos buenos (y eso es muy desmoralizante).
Por otro lado, creo que la fama de las “monjas amargadas” es porque antes se usaba que si no te casabas, tus papás te recluían en el convento. O si se morían y no tenías quién te mantuviera, también. Osea, era más un escape que una vocación. Y nadie es feliz escapando porque al final del día nunca puedes escapar de ti mismo :(
Otra experiencia con “monjas” (consagradas, mejor dicho) la tuve el año que estudié en Overbrook... sin duda, el año que cambió mi vida para siempre. Entonces, les digo, no puedo ir en contra de los temas religiosos porque –a mí– me han ayudado muchísimo y me han hecho ser la persona que soy hoy, que si bien no soy ninguna santa, pues no ando por la vida haciendo fechorías, amargándole la vida a los demás.
En Overbrook tuve oportunidad de conocer consas maravillosa: Miss Brida, Miss Bertha, Miss Sara, Miss Verónica... (Miss Mariela no, jeje) Miss Paulette, la teacher de inglés, me regaló un libro que me encantó. Se llamaba “Are you there God? It’s me, Margaret”. Wow de libro, pero justo un día después de terminarlo me dijo Miss Veronica que no lo debí haber leído (!), según estaba muy adelantado para mi edad (I didn’t think so!). Anyways, fue un gran año y aprendí muchísimo.
Yo siempre digo que de no haberme ido, quién sabe cómo sería. Porque me marcó tanto que todavía hago mi cama, jaja, y me acuerdo que en prepa, en el recreo de las 10, iba rápido a comulgar y luego me iba con mis amigas. En segundo (de prepa), me fui a las Misiones (y me decían Lady Bi, creo que fue mi época más mam...). O tipo, llegando a México, investigué y me metí al RC. Detalles así que a mí la verdad sí me han ayudado. Las orientaciones, los retiros, las homilías... ¡¡gracias, gracias a esas personitas que han hecho que MI relación con Dios sea mucho más padre!!
Pasando a temas menos personales (porque este blog no es para balconearme, aunque a veces así lo parezca, jijii), en la obra también se tocan asuntos “delicados” como la virginidad. Todavía me acuerdo cuando mi mamá me decía que si no llegaba virgen al matrimonio no me iba a poder vestir de blanco, ¡¡y qué vergüenza!! Y como Dios “todo lo ve y todo lo sabe”, pues no había forma de chamaquearlo. Yo ya me la había súper comprado cuando de repente ¡pum! Bibi Gaytán se casa de blanco y toda la cosa con una meeega panza!!!! Ahí se le cayó el teatro a mi mamá, ja!
Pero he ahí: el matrimonio de Bibi y Eduardo Capetillo, en teoría, estaba destinado a fracasar porque “se comieron la torta” y tal, no? ¡¡¡Pues noooo!!! No sólo es uno de los más sólidos del “medio artístico”, sino que tienen tres hijos, se ven muy contentos, procuran trabajar en proyectos juntos, los dos están guapísimos... (ya quiero ver si alguien amargado o deprimido se ve así de bien después de 15 años con alguien “a fuerzas”). Es decir, “al final seremos juzgados en el amor”. Nada más. No importa el orden de los factores, si hay AMOR en todos ellos, el producto es el mismo.
El reto es que haya amor, porque luego los seres humanos usamos la inteligencia para cosas macabras: andamos con gente por conveniencia, vemos primero por nosotros y nos vale si en el camino pisamos o lastimamos a alguien más... Y luego andamos llorando porque las cosas no funcionaron como queríamos. Si no hay amor, las cosas no fluyen. Tiene que haber caridad, pasión y gusto por lo que somos, hacemos y tenemos para ser felices y transmitir paz, tranquilidad y alegría a los demás.
El toque musical de la obra me encantó. El detalle que se acabe con la canción “Vive”, de Napoléon”, ¡¡¡me rayó!!! Increíble pero cierto, la canción la oí en el Sens (¿o en el Love?) hace máximo dos años y ¡¡me hizo llorar!! Qué oso en el antro con la lágrima de cocodrilo, pero es que la letra está cañona :)
Finalmente, me gustó que las chicas católicas terminan como reflexionando que para tener una relación con Dios no hacen falta reglas ni métodos cuadrados. Hace poquito terminé un Taller de Oración buenísimo y fue padrísimo conocer 10 distintos tipos de oración, que se “ajustan” al mood en el que estés, es decir, no a fuerzas tienes que 1) ir a la iglesia, 2) hacer reverencia, 3) hincarte, 4) rezar el Padre Nuestro, 5) Rezar el Ave María... ¡¡Nooooo!! Dios es amor y ama que nos comuniquemos con él por amor y para amar, no por obligación, porque es un “deber”... El deber debería nacer del amor (no del miedo), porque a fuerzas ¡¡ni los zapatos entran!!
En conclusión, una obra muy recomendable que hace pensar, recordar la etapa escolar (si estuviste en escuela “mocha”, como el ICO, en donde el Padre Alfredo nos hacía cantar sin fin “Yoooo tengo un amigo que me aaaaama, me aaaaama, me aaaama...”, que también cantan las niñas de la obra) y valorar nuestra relación con Dios.
pd. lo único malo fue que no me tocó que actuara la Georgina, mi paisana mazatleca... ¡¡buh, no se me hace verla en acción caray!!
yo estudié en una escuela de monjas y si vi reflejadas a vaaaaaaaarias compañeras y a una que otra maestra jajajajaja
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