Es un must para los que visiten Campeche. Digno de mencionar –aunque resulta un poco triste– es que no hay un mínimo requerido de público, entonces literal la única audiencia éramos Diana (la fotógrafa) y yo. Ya se imaginarán que al final aplaudimos y aplaudimos con un entusiasmo nunca antes visto porque ¡qué oso!
Según nos explicó una de las actrices momentos antes de iniciar la función, la obra tiene un concepto de “teatro de contacto”, no de interacción (porque yo entendí mal y me tuvo que volver a explicar, jaja). Esto de contacto quiere decir que estás MUY cerquita de los actores, pero no platicas con ellos ni nada por el estilo.
La obra tiene lugar en la Casa 6, que está enfrente de la Catedral, los jueves, viernes, sábados y domingo a las 9:30 pm. Lo hacen así para que del espectáculo de luz y sonido de la Puerta de Tierra (que es a las 8:30), te lances para allá. Lástima que ese día de 20 personas sólo 2 seguimos “el recorrido cultural”, pero bueno.
Lo que más nos gustó (a Diana y a mí) fue el final porque resulta SÚPER inesperado. Por lo mismo no lo voy a contar... ¡Buh! Me voy a limitar, pero es por el bien de todos. De lo que sí puedo platicar es de los mensajitos que capté:
1) La gente puede platicar con sus muertos en un ambiente de silencio y paz. Cancelado, cancelado, cancelado (¡lo rechazo!) que se me muera alguien MUY cercano, pero sí creo que una hija puede seguir platicando con su padre, que una madre puede seguir platicando con su hijo, y así con todos nuestros parientes queridos, a través de la oración, en un ambiente de recogimiento.
2) Que los muertos nos cuidan. En la obra es el caso de una señora a su muchacha de servicio: platican, se ríen, recuerdan viejos tiempos. La occisa le dice que está preocupada por su hijo porque no está segura si su nuera es tan buena (¡porque no sabe cocinar!) y su amiga la tranquiliza. Por cierto, creo que es súper importante caerle bien a la suegra. Yo nunca he tenido problemas en ese aspecto y espero seguir así, jeje.
3) Que los jóvenes tenemos mucho que aprender de los viejitos (o adultos mayores pues). ¡¡Me sorprendió muchísimo la sabiduría de la señora (del servicio)!! Súper ecuánime, respetuosa, servicial. De repente con el acento mega yucateco me costaba trabajo entenderle, pero me encantó su personaje.
Hay una canción que cada vez que la oigo –sin importar hora ni lugar– me hace llorar: “Someone’s watching over me”, de Hilary Duff. Es como el tema principal de una de mis cinco películas favoritas: “Raise your voice”. Si tienen oportunidad (y no ODIAN el pop) se las recomiendo. La letra estáaaaa... increíble por decir lo menos. Y muy ad hoc a esta época del año, al igual que la obra, que según me dijo el guía de turistas Wilberth Salas, está basada en la novela “La Visita” (no me supo decir de qué autor).
pd. lo del contacto, en este caso, es porque la obra es en todos los espacios de la casa: la sala, la recámara, la cocina, el patio... y uno va acompañando a los actores (parad@s, no hay sillas).
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