sábado, 30 de junio de 2012

Mirar de nuevo

Hubo una época de mi vida en la que subrayaba lo que más me gustaba de los libros que leía. Luego pensé que llegado el momento o si alguna vez quisiera compartirlos (léase prestarlos, regalarlos o venderlos), mis anotaciones podrían distraer al nuevo lector, así que dejé de hacerlo.

Ahora lo que hago es doblar la esquinita de la página para acordarme que ahí hay algo que me interesa compartir, platicar o memorizar. Bueno, pues este libro tiene casi la mitad de las páginas con la esquinita hecha triángulo. Así de bueno es (o así de mala soy para resumir, jaja).

El autor es Demián Bucay, hijo de Jorge. Personalmente, no he leído ninguna obra de este autor (JB), pero dicen que es maravilloso. Dato interesante es que él escribe el prólogo y la verdad es que yo también estaría sumamente orgullosa y feliz si Demián fuera mi hijo porque el libro, de Editorial Océano, es un agasajo.

Permítanme decir que no descubre el hilo negro. Demián no es que sea erudito, genio o un psiquiatra/psicoterapeuta superdotado, pero es claro como el agua. Está muy leído y se nota, pero más que eso, lo que se agradece ¬–por lo menos lo que a mí más me gustó– es la claridad que tiene: de las situaciones, las personas, los sentimientos, los pensamientos, las posibles circunstancias y/o consecuencias.

Yo no sé ustedes, pero a mí pareciera que me encanta hacerme bolas, complicarme la existencia. Mi tarea desde hace muchos muchos años es no cavilar, no tratar de hacer de mi vida una telenovela, no suponer ni pensar por los demás, no hacerme la protagonista de una novela dramática.

Claro que por ser mujer ya le pongo mucha crema a mis tacos, pero además de verdad parece que me gusta agregarle más drama a la vida del que ya de por sí tiene. ¡Y juro que no!, pero estoy consciente que a veces eso hago. Por lo cual realmente aplaudo y agradezco los libros como este, porque me ayudan a centrarme, a ver que mis problemas son tan comunes y a la vez tan personales; me refuerzan ideas que ya tenía, pero que no defendía a falta de argumentos.

Me hacen ver que los seres humanos compartimos –sin importar raza, sexo, edad u origen– los mismos males, pero que todo tiene solución y que mucho depende de cómo vemos la vida, cómo la entendemos y cómo decidimos vivirla. Ahora sí que como decimos por ahí, “cada quien sus cubas”.

El libro está escrito maravillosamente para su fácil lectura. Está dividido en tres partes: 1) Yo, yo y yo (issues personales), 2) Yo y tú (issues con el otro, sobre todo la pareja) y 3) Yo y el mundo (issues con todos los demás). Cada capítulo trae varios casos que le han sucedido a uno o más de sus pacientes y en una especie de carta, explica cómo los resolvió o qué les propone para resolverlos. ¡No saben el tesoro que es!

De verdad, anímense y léanlo. Es una joya editorial apto para psicólogos, mamás, profesionistas, casad@s, solter@s, jóvenes, viejitos… ¡todos!

* Mi intención era transcribir algunos párrafos de las esquinas dobladas, pero es inútil… son demasiados y no son taaaaan contundentes cuando se les saca de contexto.

miércoles, 20 de junio de 2012

Blow (Inhala)

Usualmente no apoyo la frase “infancia es destino”. Sin embargo, en esta película, yo no sé si por la edición o qué, pero creo que a George Jung (Johny Depp) lo marcó muchísimo –para mal– el excesivo apego que su madre tenía por el dinero y los bienes materiales (aunado al “qué dirán”). Aunque su papá trataba de minimizar esto y enseñarle a su hijo lo contrario, a veces pueden más las malas influencias.

En mi opinión, cada vez que la señora humillaba a su esposo (gritándole, yéndose de la casa, etc.) por no darle todo lo que “ella merecía”, el niño reforzaba la idea de que el dinero era lo más importante en la vida y que cada quien vale según lo que tenga. Eres millonario, vales oro; tienes problemas económicos, no vales nada.

De ahí su aversión a ser pobre y, por el otro lado, lo tentativo de ganar “dinero fácil”. Lo pongo entre comillas porque sí trabajaba, pero vamos, hacía cosas ilegales, y como todo en la vida, cada acción tiene una reacción. Y hay que atenerse, hacerse responsable. Tarde o temprano la verdad sale a la luz y tenemos que ser lo suficientemente valientes para afrontar las consecuencias de nuestros actos (para bien y para mal).

Lo que más me pesa es que la hija nunca lo visita (por lo menos hasta que se filmó la peli). Lo que yo creo es que Cristina (la susodicha) no tiene la culpa. Su padre va a la cárcel cuando ella es aún muy chica; tiene uso de razón, pero no podría haber agarrado un taxi y visitar a su papá. A esa edad se depende mucho del otro padre. Y la mamá, Mirtha Jung, ya sabemos que era una adicta que sentía todo menos amor por George (de hecho repite el mismo patrón que en su casa, qué mala onda), así que en su ausencia obviamente no le iba a decir cosas buenas de él, para que la niña creciera con una buena imagen paterna y llegado el momento lo buscara. ¡No! Seguramente le llenó la cabeza de tonterías e ideas negativas, y la verdad es que si creció sin él, ¿por qué habría de necesitarlo 10 o 12 años después?, ¿qué necesidad de buscar a alguien que nunca la quiso y que, según le dijeron, nunca mostró ningún interés/amor por ella?

Mi lógica es que cuando Cristina cumpliera 18, con fortuna (para George), sentiría indiferencia hacia su padre, pero dado el comportamiento tan errático de su madre, yo diría que chance y creció odiándolo. Lo cual es muy difícil cambiar una década después, así, de la nada…

A mí personalmente me da terror la gente cizañera e hipócrita. Imaginen por un momento que tienen ustedes (persona A) un amigo (persona B) que les cae “x”. De repente llega alguien (persona C) y les dice: “¿ya viste cómo te vio?”, “¿te fijaste que no te saludó?”, “¿notaste el tono de voz, lleno de envidia?”, “¿qué onda en la forma de saludar a tu novi@?”, “¿te enteraste que organizó una fiesta?, ¿no te invitóooo?”. Le doy días a la persona A para empezar a detestar a persona B.

Creo que la única forma que esto no pasaría sería si A y B supieran, platicaran y aclararan todo. Fuera de ahí, C tiene todas las de ganar. Para mí, en la película, A es la niña Cristina, B es George y C es la mamá, interpretada por Penélope Cruz. A y B no se comunican porque B está en la cárcel y C es una serpiente venenosa (en mi ex trabajo hay una, por cierto). Qué triste, ¿no? Por donde se vea…

El resto de la película es buena. Tiene elementos para reflexionar muy padres: la novia que se muere de cáncer dejando al novio con mucho dolor, la novia zorra que se iba a casar con un cuate, para en la siguiente escena besarse con el amigo; los amigos traicioneros que prefieren el dinero y los placeres a una amistad sincera (¿dónde he oído eso antes?), lo corruptible y vicioso que puede ser el ser humano, lo tentativo que es querer ganar dinero fácil y rápido (sobre todo si ya se ha hecho antes), los negocios sucios –taaaaan redituables– contra los que tanto pelea Calderón en México…

En fin. Ya googlée y Boston George saldrá en noviembre de 2014, a los 72 años. A ver si no se muere antes... ¿Alguien sabe si Cristina lo visitó después de la movie? ¡A lo mejor la vio y la motivó a buscar a su padre! We never know :)

*** El diseño de vestuario está lo máximo, así que me fijé en los créditos: corrió a cargo de Mark Bridges, ganador del Oscar por su trabajo en “The Artist”.

lunes, 18 de junio de 2012

La edad de la punzada

¡Qué buen libro! Hace ya rato que quería leer algo de Xavier Velasco (mi lógica era que si ganó el Premio Alfaguara, tenía que escribir bien), pero no se había dado la oportunidad. Afortunadamente, como éste me lo regalaron autografiado, me sentí comprometida, y la verdad que valió muchísimo la pena porque lo disfruté cañón (aunque al principio debo confesar que me dio flojerita, porque lo vi medio gordo).
Trata sobre –precisamente– lo tormentosa que puede resultar “la edad de la punzada”, que va desde los 14 a los 17 años aprox. Y es que ¿quién (que tenga más de 17) no la padeció? Yo creo que todos sufrimos y gozamos con ella. Al menos yo sí lo hice ¡y muuucho!
Sigo pensando que para un@s más que para otr@s (los niveles de "alcance" varían), pero en general fue una etapa tormentosa, ¿no? Caracterizada por las crisis emocionales y los nervios del primer todo: novi@, beso, rechazo, decepción, pleitos en serio con los papás.
No me he cansado de recomendarlo, y quisiera aprovechar este espacio para hacer hincapié en que lo lean los papás de chavitos que estén en esta edad porque da una referencia sobre cómo funciona la mente de un adolescente que se encuentra en esta etapa, en la que se –justamente– se adolece en todo sentido.
Porque aparentemente nada importa y nada preocupa, pero ¡no! Nada más falso. Así que es una buena oportunidad para asomarse a la ventana del pensamiento/sentimiento de un joven de 14-17 años clase media-alta, extremadamente travieso, pero extremadamente sensible también.
Sobra decir que el estilo de escribir de Xavier es superior, ¡toda la novela es lo máximo! Excelente sentido del humor, inesperados giros en la historia, súper ocurrencias,  creatividad increíble, amplias descripciones (sin caer en lo aburrido), en fin. Loved it!!!

viernes, 15 de junio de 2012

Snow White and the Huntsman (Blanca Nieves y el Cazador)

Graaaaan película, ¡¡¡que efectos, que bárbaroooo!!! Me la pasé diciendo “wow el photoshop”, pero ya me explicaron que es un poco más complicado que eso.

Siento que nada que ver con el cuento de Disney, entonces me sacaba de onda a cada rato, pero la verdad muy bien lograda, me encantó el resultado. Los actores están espectaculares en su papel y además todos guapísim@s (sólo el hermano de la bruja, que era ¡feísimo!).

En este post sólo quisiera comentar unas cuentas escenas que se me quedaron dando vueltas:

El coraje de la reina macabra contra los hombres, ya que usaba su belleza para fregárselos, y la verdad no la culpo. Yo no sé si es su naturaleza o qué, pero muy pocos hombres valen la pena, la mayoría son mentirosos y perdón por la palabra, cabrones. Ya que se enamoran es otra historia, estoy de acuerdo, pero de entrada entiendo el coraje de Ravenna (Charlize Theron) contra los seres del sexo opuesto.

Por otro lado, me llamó la atención que fuera precisamente la belleza (y no la inteligencia, la generosidad o cualquier otro “atributo”) su arma para hacer el mal. Creo que hoy más que nunca ser bonit@ o guap@ está sobrevalorado. Claro que abre muchas puertas, yo no digo que no, pero quién se quiere juntar (ser amigo o casarse) con alguien que, ok qué guapura, pero qué egoísta, criticon@, malvibros@, envidios@, celos@. ¡Paso sin ver! Prefiero alguien normal, promedio, que un adonis flojo, grosero, tacaño, engreído, enojado con la vida. No hay nada mejor que la gente feliz, agradecida con lo que tiene. “La boca habla de lo que está lleno el corazón”.

El beso del cazador a Blanca Nieves. Me gustó que cero atascado o pasional. Es de verdad un beso de cariño, de amor, de ternura. No fue el beso salvaje del macho cabrón, sino del enamorado vulnerable. Además me gusta el toque de que primero se lo da William y ¡nada! Jejej, he is not the one. ¡Es Thor! O bueno, el cazador (Chris Hemsworth).

El Santuario. Wwwwooowww. Qué risa los minigolums-campanitas (esos me espantaron), pero amé esa escena de la naturaleza: todo verde, floreciente, los animalitos conviviendo unos con otros en armonía, abundancia en toda la extensión de la palabra. El venado mayor (o como se llame) me encantó. Me dio muchísimo coraje cuando llegan los salvajes a disparar y a irrumpir en la escena, corromper con su odio tanta belleza, gggrrrrr. ¿Por qué seremos así los humanos? Todo lo echamos a perder. Somos tan avaros, tan egoístas, tan soberbios… Pobre Madre Naturaleza.

Los enanos. No cantaron “aiho-aiho-vamos-a-trabajar”, boohhh (jejeje). Fuera de broma, amé el personaje del enano ciego, sabio con todas sus letras. Era el mayor y por su experiencia le tenían muchísimo respeto; los demás lo escuchaban, le pedían consejos, le tenían consideración (no lástima). ¿Qué tal cuando le dice al cazador ‘tienes ojos, pero no ves’? Yo admiro muchísimo a la gente sabia, inteligente, generosa, que sin cavilar sabe leer entre líneas y que ve más allá que lo que los ojos permiten. Lástima que no abundan…

Blanca Nieves. No soy fan de Kristen Stewart, pero la verdad sí actúa muy bien. Me gustó que no es la clásica princesa mensa-indefensa-que no rompe un plato, sino que tiene iniciativa. Sigue sus instintos (le hace caso a los pajaritos para escapar del castillo), lucha por lo que quiere, reclama cuando algo no le parece y sabe motivar a los suyos para la guerra. No es miedosa, cumple su palabra y asume sus responsabilidad (reinar, por ejemplo. No lo hace por soberbia, para servirse del pueblo, sino para servir y porque era su deber como hija del rey). Es bastante ecuánime, virtud que personalmente valoro mucho.

pd. ¿¿alguien sabe cómo se llama el Cazador??

jueves, 14 de junio de 2012

Purgatorio

Qué obra tan más rara. No me gustó, la verdad, no la recomendaría para nada. Está muy compleja y aburrida... Se supone que es una pareja que está "purgando" lo que hizo (ella mató a sus hijos y él se suicidó, según entendí), y al final se perdonan. ¿Gran historia de amor? Mmhh. Chance, pero no me gustó... Hay como grados de locura en ambos, pero está de flojera. Edith González no es mi actriz favorita (admito que está guapísima, pero me desespera que parece que todo el tiempo está bailando ballet) y Julio Bracho, pues unos kilitos de menos no le caerían nada mal. No me gustó, ¿qué más puedo decir? No me gustan las obras "fumadas". But that's just me.

domingo, 3 de junio de 2012

Charlie St. Cloud (Más allá del cielo)

Si no la han visto, no lean esto… a menos que no esté en sus planes verla; entonces sí.

Siempre he pensado que los peores sentimientos del ser humano empiezan con “i”: indiferencia, impotencia, infelicidad, infidelidad. Pero la culpa también está cañona. Después del miedo, me atrevería a decir que es el segundo sentimiento más frecuente que sentimos cuando algo sale mal (o no sale como queríamos, que para nosotros casi siempre es lo mismo, aunque no sea así).

Creo que esto pasa porque solemos confiar poco en Dios. Andamos peleándonos el volante todo el tiempo, en lugar de que el chofer (osea Dios) maneje a gusto y en paz. La mayoría de las veces creemos que sabemos lo que queremos, cómo y cuándo, cuando la realidad es que no tenemos ni idea porque nuestra visión es limitada.
Esta película habla sobre la culpa y la muerte. Yo tengo la fortuna, debo decirlo, de no conocer (toco madera) el dolor que causa la pérdida de un ser querido. Mi tío Quiqui nada más, pero aunque lo adoraba, no era como que lo veía diario (vivía en San Francisco). Mi papá, mi mamá y mi hermano están vivitos y coleando (gracias a Dios), y sólo tengo una abuela, quien para acabarla me demuestra el .5% del (según yo) poco amor que me tiene. Anyways.
En la movie, el guapisisísisisisimo de Zac Efron (Charlie St. Cloud) desobedece a su madre (tíiiipico) y tiene un accidente automovilístico, en el que muere su hermano menor, Sam. OBVIAMENTE le queda una culpa del tamaño del planeta y actúa en consecuencia: pierde la beca para estudiar en Stanford, deja de velear, que era su pasión en la vida; digamos que a partir del accidente se dedica a estar muerto en vida, nada más cuidando el cementerio de la ciudad, que es donde está enterrado su hermano.
Cosa curiosa es que lo ve todos los días. Dios le da ese ¿don? y diariamente practican beisbol porque es un acuerdo al que llegan después de prometerse que nunca se olvidarán uno del otro. Así pasan muuuucho años, muchos. Hasta que Charlie encuentra el amor y falla una tarde a la cita con su hermano. Entonces éste se entristece, bueno, de hecho los dos lloran, pero me asombró mucho que es hasta ese momento que Sam ve la luz y se va al cielo.  
Es decir, mientras Charlie tuvo culpa y no soltaba (del verbo “let go”), su hermanito seguía “atado” a la Tierra. No podía trascender. Cuando Charlie, por voluntad y un poco también las circunstancias, lo deja ir, Sam se libera y hasta lo ayuda con una tarea importantísima. Es decir, le es más “útil” allá que aquí.
El mensaje, según entendí, es que por más que nos pese, nos duela y nos lastime, tenemos que “dejar ir”. Repito, a mí no se me ha muerto nadie, por lo tanto quizá haya alguien que no esté de acuerdo. Me imagino y sé por experiencias ajenas que es difícil, complicado, duro, que cuesta mucho trabajo, que requiere voluntad, que hay días que parece imposible, pero me parece que entre aferrarse y fluir, en la segunda opción hay mucho más amor. En la primera hay miedo, culpa, coraje, duda… En la segunda hay confianza, gratitud, fe, esperanza y amor.
*** Sólo quiero aclarar que fluir no significa olvidar. Claro está que nadie se va a olvidar JAMÁS, así pasen 50 años, de su mamá, de su papá o de su herman@. A lo que me refiero es a verdaderamente creer que esa personita está en un lugar mucho mejor y que desde allá nos bendice y ayuda, y que intercede por nosotros toooodo el tiempo.
Otro mensaje fue cuando Charlie se topa con el paramédico que le salvó la vida años antes. Es mucha la tristeza de éste cuando se da cuenta que Charlie no ha hecho nada con su vida, que se la ha pasado lamentándose, estancado… Y le dice “tú no te moriste y por algo fue así”. Pero Charlie dice “pues como si me hubiera muerto”. La falta de fe es canija...
La cosa es que cuando el paramédico se muere (de cáncer), le hereda su medallita de San Judas Tadeo. Y es la medalla la que en parte ayuda a Charlie a encontrarle nuevamente sentido a la vida. En este caso está representado en el amor a Tess, una chava que se encuentra entre la vida y la muerte. Él decide (afortunadamente) apostarle a salvar a alguien vivo a seguir la relación con un muerto (con todo y que es su hermano), que al final del día estará mejor “del otro lado”.
Eso es lo importante, creo. Aprender a confiar, a dejar ir, a fluir, a aceptar y a amar. Y en todos los sentidos, no sólo en cuanto a la muerte. Que renunciamos o nos corrieron de un trabajo, ¡pues el que sigue! Que el/la novio/a nos cortó, ¡pues él/ella se la pierde! Que nos traicionaron, nos vieron la cara, nos abusaron, ¡hay que aprender la lección, perdonar y seguir adelante!, que hoy me porté terrible, ¡pues mañana corrijo y me porto mejor! El mar Muerto está muerto (literal no tiene vida animal ni vegetal) porque no fluye; todo se le queda y ahí se pudre (ew). Nosotros tenemos la inteligencia, la voluntad y la libertad para elegir ser ríos que lleven al mar (osea Dios), no charcos estancados.
We have to learn to let go, because (like the slogan of the film says) LIFE IS FOR LIVING.
pd. ¿qué tal la traducción tan exacta del título de la película, eh? (jijijijiji) Los encargados de esa tarea no dejan de sorprenderme. Aunque ni modo que le pusieran Carlos San Nube, creo que se oye peor, ¡ja!

viernes, 1 de junio de 2012

La depresión, causas y remedios actuales

Es curioso. Nueve de cada diez personas que me vieron leer este libro me preguntaron si estaba deprimida. No, no lo estoy. De hecho estoy bastante en paz, tranquila y contenta, contrario a lo que algunos podrían pensar, al ser mi primer día oficial como desempleada (yo prefiero decir “de vacaciones”, jeje).

Este librito lo compré porque un buen día platicaba con un amigo sobre esos “bajones” que a veces nos dan, esos días en que nos daría igual estar vivos o muertos… los cuales –si me permiten decir– son normales y hasta sanos. No me imagino a alguien feliz el 100% del tiempo. Si así fuera, pensaría que está en negación o desconectado, no que su felicidad es auténtica.
Anyways. El autor, Juan Manuel Orozco Angulo, dice que la depresión es un mal causado por razones hereditarias, hormonales y/o psicológicas, que requiere (para curarse) la atención de un especialista y que SIEMPRE exige la voluntad y el esfuerzo de quien la padece/sufre.

Una vez una amiga me contó que se dio cuenta que era como masoquista en las relaciones amorosas y que se deprimía MUY MUY cañón. Fue al doctor y ciertamente tenía (tiene) un desequilibrio en el cerebro que la hace ser propensa a sentir extrema tristeza, soledad, etc. Es una tendencia que tiene que revertir con mucha fuerza de voluntad y uso extremo de la inteligencia. Me pareció muy valiente de su parte todo el proceso: desde autoanalizarse y ver que algo estaba fallo hasta tomar medicinas y, bueno, que me lo compartiera me sorprendió –y lo agradecí– porque no éramos taaaan cercanas y el asunto, en mi opinión, pues sí es muy íntimo.

Un familiar (no l@ quiero balconear) también tiene esta tendencia, pero no sé si siempre la tuvo o le dio de viejit@. Por que otra de las causas para deprimirse es sentirse viejo e inútil. BTW, eso es algo que no tolero: la gente que nada más está esperando a ver cuándo se muere. ¡Qué desperdicio de tiempo! Como dice el autor, si seguimos en este mundo es para algo, ¡hay que trabajar! Y no en sentido literal, ocho horas al día a cambio de una remuneración, sino siempre estar activos, prestos para servir, escuchar, ayudar, contribuir, mejorar nuestro alrededor. Yo creo que el famoso “retiro” no es de la vida, es del trabajo rutinario, y hay que aprovecharlo para hacer cosas que antes no teníamos tiempo de hacer. Como mi papá. Él dice que cuando se retire va a ver todas las series que ha comprado (y que ni siquiera ha abierto), a escribir, a hacer quién sabe cuántas cosas que ahorita simplemente no puede por “x” o “y” razón. Qué padre tener un proyecto, algo que nos motive, que nos dé ilusión.

Las causas hormonales sí están del terror porque me parece más complicado controlarlas; como la llamada “depresión post-parto”. Pppfff. Ahí sí casi seguro que hay que medicarse. En cambio, las causas psicológicas requieren más coco, más cerebro, más voluntad, dependen más de uno mismo. De hecho, totalmente de uno mismo. Por que por más que amigos y familiares quieran ayudar, si la persona deprimida INSISTE en quedarse en el hoyo, ahí es donde permanecerá.

Alguna vez anduve con un cuate que estoy casi segura era depresivo. Todo el tiempo se compadecía de sí mismo y como que le gustaba inspirar lástima: que si la mamá no le dio, que si el papá lo abandonó, que si en la escuela no fue capitán, que si no tenía amigos en el DF, que si la ex esposa le puso el cuerno, que si la situación del negocio estaba cañona, que si… ppppffff, you name it! Año y medio aguanté. Primero traté de ser compasiva, entender, escucharlo, pero después de un año como que decía “ok, no está padre lo que te pasó, pero pleeease get over it!”.

Pienso que en esto ayudan muchos dos cosas: la educación y la personalidad. En mi casa no había nada de que “ay, pobrecit@”. Cuando teníamos calentura, mi mamá nos mandaba a la escuela con un suéter y dos aspirinas. Cuando tenía como 10 años, mi papá me hizo hablar a Aeroméxico y pedir “la tarifa más económica” a Culiacán para ir a verlo. Según que para que nos enseñáramos a hacer las cosas por nosotros mismos (de repente creo que se le pasó la mano). Si perdíamos un juguete, pues qué pena, nada de que reponerlo al instante. Digamos que nos enseñaron a asumir la responsabilidad de nuestros actos y a saber que pase lo que pase, no hay nada que no tenga solución, y que lo único que no se puede “arreglar” es la muerte. Fuera de ahí, todo tiene solución. Y si no la tiene, como dice el dicho, para qué agobiarse.

Lo otro es la personalidad. Yo agradezco que soy parlanchina, sociable, entusiasta, alegre y positiva. Contrario a lo que muchos pueden pensar, he vivido cosas feas, fuertes y nada agradables, pero no me estanco, ni me hago la víctima, ni me quedo lamiéndome las heridas. ¡Me ayudo! Leo, voy a cursos, tomo seminarios, rezo, voy a dirección espiritual, escribo, en fin. Me muevo. Porque me quiero me ayudo. Y fluyo. He aprendido que lo que me pasa es por mí, nadie tiene la culpa de nada, yo soy responsable de mi vida. Y si me gusta es gracias a mí y si no me gusta, también (just for the record, sí me gusta, y mucho).

Digo esto de la personalidad porque, por ejemplo, cuando corté con Daniel, que de verdad me pesó (mucho más de lo que creen), mi pensamiento era así: “Me levanto a las 8, voy a la clase de yoga, al trabajo, como, lloro de 3 a 4, regreso a trabajar, voy al evento, llego a las 11 y lloro de 11:30 a 12:30 máximo para no desvelarme tanto”. Am I crazy? Maybe. Pero el hecho de ser tan activa simplemente no me permitía quedarme en la cama (ni siquiera los sábados o domingos) a llorar mis penas. Y claro que hubo momentos muy oscuros, pero en general, siento yo que gracias a que soy muy alegre, se me pasaban rápido. Las crisis me duraban cuando mucho una o dos horas. Ya después me iba al gym, al cine, a tomar un café.

Lo padre, como dice Odín Dupeyrón, es aprender a gozar esos momentos. Disfrutar la soledad, la tristeza (se oye raro, I know) porque es lo que nos diferencia de los animalitos. Esa capacidad de llorar porque algo no nos salió como esperábamos, porque nos traicionaron, porque nos mandaron por un tubo, porque nos vieron la cara, porque abusaron de nosotros (en cualquier sentido: económico, emocional, sexual). ¡Se vale! Pero qué flojerita quedarse ahí, estancado cual agua de charco.

El libro está muy bueno, ligero y propone algunos ejemplos de personas que se la han rifado y han salido adelante a pesar de los muchos obstáculos que la vida les presentó: Demóstenes, Helen Keller, Beethoven, Tony Meléndez y Juan Pablo II. May they be our role models :)
El mensaje, finalmente, es que cada quien viene a pasársela como cada quien decida. Yo elijo si quiero ver el vaso medio lleno o medio vacío, si quiero disfrutar la fiesta o quejarme de todo, si decido agradecer lo que tengo u obsesionarme por lo que me falta. Somos libres, tenemos inteligencia, ¡hay que usarla a nuestro favor!

Ah, lo olvidaba. También dice que Dios vota por nuestra felicidad (¡a favor!). Nada de que esto es un valle de lágrimas y no se qué. Aquí venimos a trabajarle y a sufrirle (nadie dice que no), pero también a aprender y a pasarla padre, gozar, disfrutar, reír, amar. A los deprimidos, si no se ayudan y se quieren e intentan ser felices, el Chief  los va a denunciar a la Fepade (jijijiji, traigo ánimo electoral).