La cuestión
es que estando arriba del avión, una azafata tomó el micrófono y dijo –bueno, no
tengo taaan buena memoria–, pero más o menos algo así: “Buenas tardes, gracias
por volar con nosotros; quisiera pedir un aplauso porque el piloto del día de
hoy es Niki Lauda”. Y entonces toda la gente empezó a aplaudir, incluida yo
(por borrega porque no tenía idea quién era Niki). Ante mi cara de obvia ignorancia,
Beat (mi ex amigo) se shockeó y me contó toda la historia. ¡Me daban ganas de aplaudir de
nuevo! Pero bueno, ya tendría otra oportunidad cuando aterrizara, #jaja, just kidding.
Así que cuando vi
el tráiler de “Rush”, se me antojó cañón. La verdad le encontré mil cosas
padres y contrario a lo que me pasa en la mayoría de las películas, ¡no
lloré!, aunque sí me traumé un poco con las escenas del hospital. Ya ven que soy
medio hipocondriaca… Bueno, de hecho lo que tengo no se llama así, pero sí
tiene un nombre oficial (el cual no recuerdo). El tema es que me desmayo cuando
algo me impresiona demasiado. Me ha pasado como cuatro veces y no lo quiero
platicar porque obviamente no ha sido nada placentero.
Así que,
en un afán por hacer este post breve
(algo que me cuesta bastante, debo confesar), sólo compartiré las 5 cosas con
las que me quedo:
1 LA
SEMILLA DE UNA BUENA RELACIÓN. En la peli, James Hunt (interpretado por el
guapisísisimo Chris Hemsworth –no es mi tipo, pero hay que reconocer que está
muy mono) se casa “de buenas a primeras”, como dice mi mamá, con la modelo Suzy
Miller (Olivia Wilde). Pero
literal se conocieron qué, ¿cinco minutos? ¡Máximo! Yo creo
que “la semilla” de esa relación estaba medio podrida, o bueno, no era amor
pues. Si acaso mero interés, diferente para cada uno: él quería aparentar que
ya había sentado cabeza y ella, ¿qué se yo? A lo mejor ya tenía más de 30
(jijiji), lo vio guapo y con dinero, y dijo “de aquí soy”. #Wrong! En cambio, Niki (interpretado por el también muy guapo
actor Daniel Brühl) conoce a su esposa Marlene (Alexandra Maria Lara) en
circunstancias completamente distintas ¡y miren qué chulada de matrimonio! Comprometido
y de corazón juntos en las buenas y en las malas, en la salud y en la
enfermedad (al menos hasta 1991). Entonces mi reflexión es en relación a ¿con
qué intención –semilla- empezamos nuestras relaciones? ¿Nos queremos hacer
amiga de “fulanita” porque es súper popular y quiero ir a su fiesta?, ¿o por
que de verdad me cae bien y tenemos muchas cosas en común? ¿Queremos andar con
ese niño porque está guapo y tiene un carrazo?, ¿o por que platicar con él es
una delicia y saca lo mejor de nosotras? Yo, ya saben, ¡respeto lo que cada quien
elija! Pero sí creo que una relación basada en el amor, con una buena semilla (o
sea una intención positiva desde el principio) tiene mejores posibilidades de
triunfar que una cuya intención de principio sea el egoísmo, la vanidad, la
soberbia, las apariencias, etc. Por que, once
again, cada quien siembra lo que cosecha.
2 LA
ENVIDIA. Alguna vez leí que la definición de envidia era “sentir tristeza por
la alegría de los demás”. OMG! Qué
podrido, ¿no? Pero al final de la peli Niki confiesa haber sentido eso por
Hunt. Y pues ni modo, somos humanos, shit
happens. Al menos lo reconoce y cambia el sentido de la emoción gracias a
que lo tiene consciente, y entonces en lugar de contaminarse por dentro, le
hace switch y lo transforma en algo
que lo motiva y que de cierta manera lo obliga a querer ser mejor, seguir adelante
y triunfar.
3 NO
SOMOS ‘MONEDITA DE ORO’. Lauda a veces caía mal, ¿no?, porque era muy directo,
medio sarcástico y así. Pero al final del día podemos decir que era respetado,
y en cierto punto, después de la tragedia y de mostrar ese coraje al regresar
tan pronto, ¡hasta querido! Esto me lleva a pensar que lo que hablará al final
por nosotros son nuestras acciones. Me explico: yo antes me moría si no le caía
bien a alguien, ¿poooor? “Si soy
lindísima”, pensaba. Y pues no, al igual que todos los mortales, no soy
monedita de oro; hay gente a la que le caigo mal y que no me soporta, ¡y ni
modo! “Así pasa cuando sucede”. Pero si
me quita la paz eso, I’m toast!… Yo
me tengo que enfocar es ser la versión más cool de mí misma y en mejorar día a
día, y al final lo que va a hablar por mí es mi trabajo, mi esfuerzo, mi
empeño, mi dedicación, mis resultados… no mi calificación en popularidad. Claro
que no están peleados ser una persona agradable y ser un buen líder, pero
vamos, el punto es que nunca le vamos a dar gusto a todos, entonces mejor ser
auténticos para evitar victimizarnos y/o llenarnos de remordimientos o
rencores.
4 LOS
PAPÁS. Si los hijos hiciéramos lo que los papas quieren… estaríamos en lugares
muy distintos, por decir lo menos. A lo mejor, mejor, o a lo mejor, peor; God knows. Pero los papás de ambos
pilotos son una prueba más de que a veces tienen ideas muy preconcebidas (o
cerradas) de lo que los hijos deberíamos de hacer “por nuestro bien”. Yo lo
único que espero es que, si algún día soy mamá, aprenda a respetar la voluntad de
mis hijos. Obvio no a los 5 años, en la que es comer chocolates todo el día,
¡no! Hablo de la vocación, del hecho de respetar la vida de cada quien y no
querer imponer nuestros deseos a como dé lugar. Yo sé que no lo hacen de mala
fe, que sólo quieren nuestro bien, que seamos felices y blah blah blah, pero a
veces no siento que la mejor estrategia sea entrometerse tanto
#GraciasPeroNoGracias. Hay límites y nos toca a nosotros marcarlos. Ya si nos
equivocamos, tan siquiera son NUESTROS errores, ¡no de ellos! (menos
oportunidad de victimizarnos).
5 GENIO Y
FIGURA… ¿HASTA LA SEPULTURA? Mmmhh, los kabbalistas dicen que una persona no
sólo PUEDE cambiar, sino que DEBE cambiar. De eso se trata crecer y madurar, pero
hay gente “que llegó tarde” a la repartición de este deseo y se estanca en la
inmadurez de la juventud, entonces sin importar la edad ni las responsabilidades
que van adquiriendo, insisten en querer vivir “la vida loca”. Pues allá cada
quien, ¿no? Mucho tiene que ver el carácter, la personalidad, la familia en la
que crecimos, la educación que recibimos, y también creo que con la apertura
espiritual que tengamos. Si estamos totalmente cerrados, pues ni hablar, no hay
forma de que las cosas cambien. Pero si tenemos ese deseo, fe, esperanza,
inteligencia y sobre todo conciencia de que así somos (como seamos), pero
podemos ser mejor, ¡caray!, pues hay que actuar. James Hunt murió a los 45 años
y era casi que obvio, ¿no? El cuate era un desastre. En cambio Lauda, que era
mucho más maduro, disciplinado, decidido, etc. ¡sigue vivito y coleando! Pero no soy
nadie para juzgar, sólo estoy expresando una opinión sobre un estilo de vida
que a mí me parece mejor, más sano y con más amor (porque ¿se fijan que Lauda renuncia
a la última carrera por el temor de morir y dejar viuda a su esposa?; en cambio
Hunt en realidad no tenía nada que perder… ¡y esa gente es súper peligrosa
porque es capaz de todo!).
¡Aplausos
para ambos campeones! Uno en el cielo, otro acá en la Tierra. Y también aplauso
para Ron Howard, director del filme, escrito por Peter Morgan. Súper recomendado
:)