La
obra es oscura, macabra, psicótica. No sales de la sala con un ánimo alegre o
de fiesta, sino todo lo contario. Al menos nosotros salimos pensando que, como
raza, estamos bastante podriditos. Somos capaces de hacer mucho mal. Nuestra naturaleza
en sí no es muy positiva que digamos. Sin conciencia, creo que los animales son
más buenos que nosotros.
El
corito del título de la obra va con la tonadita de la canción de los Cochinitos
“Who’s afraid of the big bad wolf, of the big bad wolf, of the big bad wolf”. Fue
escrita por Edward Albee, el dramaturgo vivo más significativo de Estados
Unidos. En 1963, esta obra fue elegida por el jurado para el Premio Pulitzer,
pero el comité le negó la distinción por considerarla una obra obscena e
indigna. Les digo que no soy la única que piensa que es muy oscura.
Actúan
Blanca Guerra, Álvaro Guerrero, Sergio Bonilla (está i-dén-ti-co a su papá, qué
bárbaro) y Adriana Llabrés. Interpretan respetivamente a los matrimonios
conformados por Martha y Jorge, y Nicolás y Linda.
La
parte oscura a la que me refiero es esta doble moral con la que a veces
actuamos. Aparentamos cosas que no son, queremos que piensen de nosotros cosas
que no somos. También refleja la violencia y el maltrato no sólo físico sino
afectivo, psicológico, emocional. Cómo minimizamos y humillamos a las personas
diciendo las palabras perfectas en el tono exacto en el que sabemos que va a
lastimar, a herir, a afectar su autoestima. ¡Somos magos a la hora de aplastar
a los demás para ensalzar nuestro ego!
Por
otro lado, como bien dijo el Gus, la semilla de ambos matrimonios no era la
mejor, pues no habían decidido unir sus vidas por amor, sino por meritita conveniencia. ¿Y cuánto tiempo
te puede servir una persona? Claro está que más de 20 años, pero el daño es
ridículo y la codependencia incuestionable. Yo no digo que aunque te cases por
amor no tengas problemas, pero tan siquiera estará el respeto y la admiración de
por medio. Al menos debería de, ¿no?
El
alcohol es una cuestión presente a lo largo de toooda la obra. ¡No paran de
tomar un solo segundo! Entonces se les afloja la lengua más de lo debido,
porque si algo ofrece es desinhibición total, así que nos hace hacer las cosas
sin conciencia. Y cuando no somos conscientes de nuestros actos, repito, podemos
llegar a actuar peor que animales, porque toda esa inteligencia que tenemos la
enfocamos hacia lo negativo y lo destructivo… tal cual es nuestra naturaleza
(después de los tres años).
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