La primera es porque hace poco un amante de lo ajeno hurtó una libreta que podría haber sido considerada como mi diario (que no es lo mismo que agenda). No crean que escribía literal “Querido diario, hoy…”, pero caaasi. Así que cuando la niña a la que le encargué mi cuadernito no me supo dar razón, me puse a llorar. La verdad no fue su culpa, más bien lo adjudico a un descuido de mi parte, pero la cuestión es que se perdió y me pesó mucho. Entonces a veces me da más confianza que mis escritos vivan en una especie de 'nube' o mundo virtual que físico, porque así puedo accesar a ellos desde cuando y donde lo desee :)
Lo segundo es porque en la edición de este mes de la revista en la que trabajo damos una serie de tips sobre Blogs/Bloggers y hay un punto que dice que hay que ser constante, lo cual a mi me falla bastante. Digamos que es mi 'área de oportunidad', como dicen los de Recursos Humanos. Y dado que la clase de Kabbalah es semanal, me pareció una excelente oportunidad para reivindicarme.
En este primer post sobre el tema no hablaré sobre la clase, sino sobre: 1) la plática introductoria, 2) la Luna de Leo y 3) el voluntariado desde el punto de vista kabbalístico. Osea que siéntense porque voy para largo, jeje, ¡broma! Trataré de ser súper concisa (oootra área de oportunidad que tengo porque usualmente tiendo a alargarme).
1 PLÁTICA INTRODUCTORIA
La primera plática a la que asistí fue en enero de este año.
Me llamó tanto la atención que escribí el siguiente artículo: http://www.glamour.mx/amor-sexo/articulos/kabbalah-mas-que-la-filosofia-de-vida-de-las-celebs/1248
Después de ahí llevo tres más #kabbalahjunkie. Me gusta ir
porque todas las veces me toca diferente maestro y cada uno tienen una manera
muy particular de introducirnos a esta sabiduría ancestral. La que más me ha
gustado ha sido la de Yehuda Grundmand y lo más padre fue cuando al día
siguiente que empecé el curso 2, ¡él estaba en el estrado del salón! Ahora
llevo poco más de 10 semanas viéndolo cada semana porque también es mi maestro
de Kabbalah 3 #soihappy. Anyways, las otras tres también han tenido lo suyo.
Ayer la dio Ariel y aquí les traigo algunos puntos extras
que capté:
·
La Kabbalah explica las reglas del juego porque
al desconocerlas, ganar es casi imposible, o por lo menos no es tan divertido
(por la cantidad de topes contra la pared que nos damos).
·
A los kabbalistas les gusta preguntarse el por
qué de todo.
·
Es una sabiduría espiritual, que ¡ojo!, a veces
relacionamos la palabra 'espiritual' con iglesia, sinagoga, meditación, yoga, y nada que ver.
Ser espiritual tiene que ver con conectarse con esa parte de nosotros llamada
conciencia, que trasciende la fisicalidad.
·
Conciencia no es lo que pensamos, sino la
intención que le ponemos a las cosas. Nosotros la determinamos y no viceversa.
Hay que tener claro que según la semilla es el fruto que vamos a recibir. No es lo
mismo cocinarle galletitas al novio por amor que por haberle puesto el cuerno,
¿verdad? En el primer caso nos mueve el amor; en el segundo, la culpa. Entonces
no esperemos que la reacción del otro sea la misma. Por obvias razones será
distinta. La mayoría de nosotros no somos tontos y con tantito que abramos los
ojos podemos detectar de dónde viene el gesto: si de la cabeza (el ego) o del
corazón (la conciencia).
·
Todo en esta vida es Causa y Efecto, como bien
dice la Chica Dorada (Paulina Rubio para los no-poperos) en una de sus canciones. Y a veces lo que no nos gusta de
nuestra vida no es lo que hacemos, sino que no tenemos conciencia de ello y los
resultados no son los que esperábamos. & then we wonder why!
·
Conciencia no es igual a pensamiento y emoción.
Esos existen, pero no nos determinan. Yo no soy mi intolerancia. No estamos
predeterminados ni limitados, nada de que “así nací y así me moriré”. Nosotros
decidimos quiénes queremos ser. Cada quien crea su propia realidad.
·
Obviamente mis emociones tienen un impacto en
mí, y puedo tratar de apaciguarlas con terapia o meditación, pero los
kabbalistas dicen que las emociones emanan de nuestra conciencia. Si queremos
que el olmo dé peras, estamos en el hoyo, ¿cierto? Bueno, pues lo mismo pasa
con las emociones. Si las quiero cambiar, primero tengo que transformar mi
conciencia. El cambio, para que sea permanente, debe ser de raíz: desde la
semilla, desde la causa, y no sólo como ‘curita’ del efecto.
·
Imaginemos una persona que lleva agua de un lado
a otro por 75 años. Puede estar amargadísima por llevar toda la vida haciendo
lo mismo. Pero un año más tarde puede estar súper agradecida de tener todavía
la fuerza necesaria que esta labor requiere. Las cosas no tienen que cambiar
para ser mejores. Nuestra actitud hacia ellas sí. “Cambia tu conciencia, cambia
tu realidad”. No viceversa.
·
La clave aquí es entender qué tenemos que hacer
y con qué conciencia para recibir lo que queremos recibir. Easier said than
done, if you ask me.
·
Es súper importante reconocer que todos
necesitamos ayuda. La arrogancia es el error más grande que podemos cometer.
Creer que solos nos bastamos… #wrong!
·
Érase una vez un grupo de hombres en una lancha.
En cierto momento, uno de ellos empieza a hacer un hoyo debajo de su asiento y otro
le dice: “ey, ¿por qué haces eso?”, a lo que el primero le contesta: “¡déjame!,
que lo estoy haciendo debajo de MI asiento, ¿a ti qué?”. ¡Duuuh!, ¿cierto?
Tenemos que captar –y entre más pronto, mejor– que TODOS estamos conectados, y
lo que hace una persona (o dejar de hacer) me afecta a mí y a todos los que le
rodean. ¡Todos vamos en el mismo bote! So we better care for one another.
·
Esto también funciona en el sentido de que un
aspecto de nuestra vida tiene repercusiones en otro, es decir, mis problemas
del trabajo se reflejarán en mi salud, mi salud afectará a mi familia, mi
familia alterará mi vida social, mi vida social afectará mi relación con el
dinero, etc. ¡Todo tiene que ver! Aunque no nos demos cuenta…
·
Por eso debemos procurar el equilibrio en todas
las esferas de la vida. Sólo así lograremos una satisfacción verdadera.
Si no lo hacemos así, tarde o temprano una esfera afectará (negativamente) a la
otra… Y es como una bola de nieve.
·
La Kabbalah no es un curso de autosuperación que
ayuda a que nos conozcamos mejor. Osea sí, pero no. Sí por un lado, pero no
sólo para justificar cómo somos, sino para querer cambiar y ser mejor. ¡Porque
estamos destinados a la plenitud! Y cuando no queremos cambiar por la buena, la
vida se encarga de que cambiemos “por la mala”. ¿Qué es mejor: aprender a ser
humilde por convicción o porque nos quedamos en la ruina? ¿Querer ser más
paciente de manera proactiva o porque estamos en un hospital desahuciados, sin
nadie que nos cuide?
·
En síntesis, no hay que buscar transformarnos “porque no
nos queda de otra”, sino porque debemos tener la certeza de que si somos mejores, las
bendiciones también serán mucho mayores.
·
Y lo más importante: hay que aprender a
COMPARTIR.
Continuará….
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