En
mi opinión, es una master en tres ámbitos que considero súper importantes en un
libro: el factor sorpresa, la identificación o interés del lector con los
personajes y la manera de escribir, la cual es hipercómica –al mismo tiempo que
humana, porque igual te carcajeas que lloras. Por lo menos yo. Igual y soy muy
cursi #puedeser.
Este
libro me gustó muchísimo por varias razones. 1) Como Lottie cree que el novio le va a dar el anillo, se súper prepara, lo cual en mi experiencia es algo catastrófico. Chicos, hagan lo que tengan que hacer, pero plis que no sospechemos. Tengo el caso de una amiga, cuyo novio habló con su mamá para decirle que esa noche le daría el anillo. La mamá, que yo creo que en su vida había sentido tanta emoción en su corazón, ¡le dijo (a mi amiga)! Entonces en la cena ella juraba que el diamante venía… en el plato fuerte, el postre, la copa de vino, saliendo del restaurante… No les hago el cuento largo, el plan de él (según nos contó al día siguiente) era dárselo en la Catedral y se lo tuvo que dar antes (en el kiosco de la Plazuela –en Mazatlán) porque ella ya estaba hasta de mal humor de tanta espera. Y casos así conozco tres o cuatro (todos igual de traumantes), así que el hecho de que la mujer se las huela está pésimo. Anyways, ése no es el punto. El punto es que cuando él no se lo da y le dice que ni al caso, que sí quizá algún día se quiere casar, pero no ahora (“I… God, Lottie… I dunno. I mean, yes. I suppose so. Maybe. You know. Eventually”), ella lo corta, se levanta de la mesa (estaban comiendo) y se va. ¿Su razonamiento? “Maybe he wants to get married to someone else, one day. But not to me”. Esto me recordó un poco al año pasado: llevaba saliendo con un niño dos meses, pero la relación –desde mi punto de vista– ya era demasiado intensa. Nos hablábamos y mensajéabamos miles de veces al día, salíamos viernes, sábados y domingos, hacíamos planes para los puentes, etc. y yo nada más no veía claro... Entonces un día “salió a la plática” y le pregunté que qué onda. Y el muchacho, muy honesto (o cínico, como quiera verse) me dijo: “no, pues me la paso bien, pero no estoy seguro, necesito seguir saliendo”. Hubieran visto mi cara de What?, pero con todo y corazoncito herido, le contesté: “¡ah!, bueno, pues si no quieres ahorita, no vas a querer nunca. Entonces fue un placer, gracias por todo y mucha suerte”. Y tan tan. Hasta ahí llegamos. Y eso de bloquear gente del Facebook funciona perfecto porque tampoco volví a saber de él. Hay veces que creo que si las cosas se alargan o posponen demasiado, pierden la magia… A lo que quiero llegar es a lo cañón que está COINCIDIR en esta vida con alguien más en gustos, deseos, sueños, tiempos y ritmos. Por eso me encanta ir a bodas, porque me dan esperanza de que sí es posible encontrar a alguien que quiera lo mismo que nosotros ¡al mismo tiempo!
2)
La forma en la que está escrito me pareció súper original. En lugar de nombres
de capítulos, te dice quién “habla”: Lottie o Fliss… o Arthur en una ocasión.
Me encantó porque ves los dos lados de la misma moneda, es decir, cuando pasa
algo, primero te lo cuenta Lottie y en el clímax del asunto (les digo que
maneja el factor sorpresa a las mil maravillas) o para darle continuación,
cambia a Fliss. Este switch de interlocutores me dio un perfecto ejemplo de
varias cosas: a) cada cabeza es un mundo, b) todo depende del cristal con que
se ve, c) solemos juzgar –personas y situaciones por igual– de acuerdo con
nuestra visión limitada de las cosas, d) en ocasiones creemos que como nos fue
a nosotros en la feria les va a ir a los demás, lo cual nos hace pensar, hacer
y decir cosas que no necesariamente son verdaderas y ciertas para los demás, e)
a veces preferimos centrarnos en los problemas de los otros en lugar de
resolver los nuestros primeros, f) eventualmente por el miedo “al qué dirán”
mentimos o inventamos cosas, desde grandes cosas que ni nosotros mismos creemos
hasta pequeños detallitos (para echarle más salsa a nuestros tacos).
3)
Me quiero concentrar en el último punto porque en el libro me dio mucha
tristeza que entre las mismas hermanas ocultan sus verdaderos sentimientos para
no darle la razón a la otra. Obviamente luego la situación se compone, pero en
el inter me hizo reflexionar sobre cómo hemos aprendido a protegernos
haciéndonos pasar casi casi que por alguien más, ocultando lo que en realidad
sentimos o pensamos. Ejemplo: el otro día una amiga me decía que quería empezar
a estudiar Kabbalah porque me veía más tranquila, lo cual me tomé como un
halago, pero después –según yo– era más en el sentido de que dos personitas del
sexo opuesto nos dejaron de buscar. Y mientras que ella estaba ansiosa y
lloraba, yo estaba tranquila, leyendo. Esto podría dar la impresión de que el
cuate me valía ¡y cero! Entonces le tuve que aclarar que claro que me pesaba,
que claro que me sentía triste (sobre todo por la decepción y que mi ilusión se
quedó sólo en eso) y que claro que había días que le quería marcar, osea que la
Kabbalah te ayuda a fluir y a aceptar, pero no a dejar de sufrir… pero he ahí.
Imagínense que para ser el rol model
de mi amiga me clavo en el: “estoy feliz, no me importa”, “él se lo pierde”,
“pues no era y ya”. Entonces esa amistad
no sería auténtica porque aunque sí pienso eso (jejeje, en cierta medida al
menos), la realidad es que sí me hubiera gustado que las cosas hubieran sido
diferentes… ¡y que sí me hubiera llamado! Obvio hay que saber con quién, pero
por lo menos con nuestros seres queridos yo sí recomendaría ser muy honestos,
porque son los que nos quieren ver bien y nos pueden ayudar. Pero si mentimos o
fingimos, pues está cañón. No son adivinos y por lo pronto no nos podrán
ayudar. Y vivir con una máscara tampoco creo que sea tan atractivo ni
saludable.
4)
El cuarto punto es que una vez más compruebo que el interés tiene pies. ¡Oh,
sí! Yo sé que se oye muy feminista o del siglo pasado eso de que si no te llama
“he’s not that into you” y así, pero chicas, ¡es cierto! En el libro, no saben
lo que Richard hace por Lottie, ¡WOW! Yo quiero encontrar a un hombre (ok,
otro, porque al primero lo dejé ir) que me adore, me ame, me cuide, se preocupe
por mí y obviamente que sea recíproco y que los dos saquemos lo mejor de cada
quien (o del otro, no sé cómo explicarlo). Yo sí les digo que tengo la fortuna
de haberlo vivido (que él me adore) y también la no-tan-agradable experiencia
del otro lado (que él sea un patán), y no se compara la sensación. Cuando
estaba en el primer caso, era la mejor versión de mí misma: detallista, alegre,
sonriente, positiva. Y cuando he andado con niños con los que nomás no, me he
sentido insegura, a la defensiva, gris, sin iniciativa, ansiosa. Claro que no
hay que caer en un exceso. Yo no digo que el hombre me tiene que poner un altar;
ese extremo tampoco funciona porque el ser humano tiende a abusar, y créanme,
uno saca provecho. Hablo de relaciones igualitarias, equilibradas, en donde los
dos le entremos parejo y pues sí con miedo (ni modo, es la realidad y la edad
no ayuda), pero sí con disposición y apertura a enamorarse y al compromiso. Amé
estos capítulos del libro porque se ve perfecto Lottie con Richard (la mejor
versión de ella… ok, hasta que él “mete la pata”) y Lottie con Ben (que le
provoca todo –básicamente lust– menos
seguridad, estabilidad, admiración, amor y compromiso). Pero de verdad que esos
capítulos de Richard luchando por el amor de Lottie son lo máximo. Devela
muchas cosas sobre la psicología masculina, además.
5) Yo
no sé si mi educación o forma de pensar es de la era de las cavernas o qué,
pero eso de que la mujer sea la que le llegue (como decimos en Sinaloa) o se le
declare al hombre nomás no me checa. Justo me acabo de enterar que una amiga lo
hizo (jajajajaja) y me encanta; se lo respeto y admiro ¡y bien por ella!, pero
yo no podría. O bueno, a ver, analicemos. Lottie y ella tienen algo en común:
los hombres han sido buenos hasta que ellas han tomado la decisión de no seguir
con la relación, pero después ellos las vuelven a buscar, y quién sabe si por
la culpa o por el deseo de equilibrar las cosas, ellas toman el primer paso
hacia una reconciliación definitiva. Pues puede ser, ¿no? Porque de otra forma
no creo que funcionaría. Osea si yo me le aparezco al niño que me dejó de
hablar y le digo que si quiere ser mi novio (jajajaja, ¡NUNCA!) pues una, quién
sabe si me conteste o me abra, y dos, yo creo que me diría que no, porque
volvemos a lo mismo, si no me habla es que no le intereso, y como por qué
alguien quisiera andar con alguien que no le interesa, y viceversa (que yo le
valga). ¡NO!, me rehúso. Yo creo que tanto en el libro como con mi amiga esta
acción va más por el lado de decir: “quiero que olvides la jalada que te hice,
el daño que te ocasioné, y ésta es la mejor forma que encuentro para decirte
que me arrepiento y que veas que siempre sí quiero contigo ¡y bien!”. Eso me
hace más sentido.
Aparte,
en el caso de Lottie, ¡qué oso que no le guste el anillo que escogiste! Jajaja,
pero ese es otro tema, ¡pobres hombres! La verdad sí no la tienen tan fácil.
Pero then again, por eso me gusta ir a bodas, para festejar el amor en grande
con los valientes.
++ Sea
como sea, amo que las novelas de Sophie siempre tienen heroínas de la
actualidad, muy reales… medio locas pero seguras, aventureras y divertidas, y
que siempre –aunque no se vea cómo– el amor triunfa por sobre todas las cosas.
Es un libro hilarante! Bueno, yo rodaba por el suelo de la risa-- como con todos los de esta mujer! Sophie con otro seudonimo tambien escribe libros mas serios pero los de ella como ella son los buenos! Se me hace pretencioso decir que no son gran literatura, dado que escribir comedia de una manera tan ingeiosa y eficaz como esta autora es lo mas dificil que hay, y de verdad es una maestra! Yo lo recomendaria ampliamente junto con toda su bibliografia a la gente con sentido del humor que busque material que realmente atrape y divierta.
ResponderEliminarY tu resena como tal me encanto tambien. Siempre eres muy atinada!
ResponderEliminarSandy, ciertamente tiene muchísimo mérito hacer reír y llorar a la gente a través de la lectura, ¡coincido contigo! Y gracias por las flores, yo amo como escribes tú tmb. Beso!
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