XXXXX
Este es un espacio de reflexión sobre películas, obras de teatro, programas de TV y libros que he visto y/o leído. Feel free to share your opinion with me :)
miércoles, 30 de octubre de 2013
miércoles, 23 de octubre de 2013
El Vestidor

Sobre
esta obra sólo puedo decir dos cosas: 1) ¡¡¡qué nivel de actores, qué
impresión!!! y 2) vayan a verla, vale toda la pena.
La
historia está muy padre, les voy a literal transcribir lo que viene en el
programa (porque está muy bien explicado): “En un teatro de alguna ciudad de
Inglaterra, durante la 2da. Guerra Mundial, una compañía de teatro itinerante
especializada en obras de William Shakespeare se prepara para dar una
representación de “El Rey Lear”. Se trata de una noche especialmente difícil,
pues además de que la ciudad está bajo bombardeo continuo por parte de la
fuerza aérea alemana, Su Señoría (Héctor Bonilla) –el primer actor y dueño de
la compañía– está enfermo y delirando. Así pues, la tarea aparentemente
imposible de que se levante el telón y Su Señoría pueda representar hasta el
final el personaje más exigente creado por la pluma de Shakespeare, recae
enteramente en Norman (Bruno Bichir), el Vestidor de Su Señoría, quien deberá
hallar la manera de preparar y motivar al desgastado actor para dar la función
culminante de su vida”.
Ok,
ahora en mis palabras: Su Señoría, el actor principal de la obra que esa noche
se presentaba en Inglaterra, se escapa del hospital para dar la función que la
tramoyista insiste en cancelar (por razones obvias), pero el Vestidor no se lo
permite y le dice que todo va a salir bien. ¡Y así es! Medio le sufren, pero
salen adelante, con un humor y un profesionalismo que ya quisiéramos todos.
Personalmente
amo ir al teatro porque hay una conexión con los actores que obviamente no se
puede dar en el cine. Cuando salió Héctor Bonilla todos aplaudimos (como
reconocimiento a su trayectoria y a su trabajo) y aunque (los actores en
general) hacen como si nada pasara, supongo que es padrísimo para ellos
escuchar el sonido de nuestras palmadas.
Por
otro lado, Bruno está espectacular. ¡¡Su personaje es lo mejor del mundo
mundial!!, súper divertido, medio gay según yo, muy simpático, amable y de una
gran calidad humana. Colaboradores así quisiéramos todos: de la realeza y no.
En
cuanto a mi novio (¡amo esa palabra!), además de las actuaciones, lo que más le
gusto –y coincido– fue el optimismo de Norman. “A pesar del desánimo de Su
Señoría, los bombardeos y la actitud en general de todos los demás, Norman
siempre le encontraba el lado positivo a las cosas”, dijo mi media naranja (jejeje,
¿así o más cursi?).
Yanni
también opinó que lo mejor fueron las actuaciones y a Marielita le llamó la
atención lo mismo que a mí: lo que pasa ‘tras bastidores’, lo que nosotros como
espectadores no vemos, de lo que ni nos enteramos siquiera… entonces cuando nos
lo muestran, aunque sea actuado, es súper interesante.
“Me
gustó el montaje y cómo veíamos lo que sucedía en backstage”, dijo mi amiga con
influencias (después de todo, gracias a ella fuimos gratis ¡y nos dieron súper
buenos lugares!). “La historia es interesante y el humor involuntario de los
personajes porque su perfil está tan bien definido, que entendemos perfecto
porqué se comportan así: Su Señoría necesita las miradas del público y el
Vestidor, las de Su Señoría. En el fondo ambos buscan el reconocimiento. En
síntesis, a Su Señoría le gusta que le den y al Vestidor le gusta dar”.
El
final está medio trágico/triste porque nadie se espera que el muerto sea
malagradecido, pero finalmente fue coherente. Si era egocentrista en vida, ¿por
qué habría de ser humilde y sencillo muerto?
Sólo
para no dejar, el resto del reparto lo componen: Verónica Langer, Pilar Ixquic
Mata, Arturo Reyes, Cristóbal García-Naranjo, Andrea Riera y Alfonso Bravo. ¡Ah!
Y la dirección es de Alberto Lomnitz.
martes, 22 de octubre de 2013
10 cosas que deberían enseñarnos en la escuela
Leí esta lista en la revista Glamour US y no puedo resistir la tentación de compartirla. Fue escrita por Kimberly Bonnell y Pamela Redmond Satran.
1. Cómo sentirnos tan románticas un lunes en Topeka como lo hacemos un sábado en Tulum.
2. El arte del 'mensajear' sin remordimientos.
3. A bailar tango. ¿No serían muuucho más divertidas todas esas bodas?
4. Cómo distinguir su silencio entre "no sé qué tipo de palomitas quiero" al de "estoy pensando en darte el anillo".
5. Ochenta y cuatro formas distintas de decir "no eres tú, soy yo"... Y otras 84 para decir "Goooey, ¡ooobvio eres tú!".
6. Cómo hacer que el amor dure 40 años más... y el sexo 40 minutos más.
7. Cómo decir: "me encanta el gesto que hay detrás de esto, pero por el amor de Dios, dime que tienes el ticket para ir a cambiarlo".
8. La seguridad que se necesita para tener relaciones con luz (natural o artificial); desde primaria hasta doctorado.
9. Cómo hacer que él haga eso que nos gusta sin necesariamente pedirle explícitamente eso que nos gusta.
10. El lugar exacto donde se lleva a cabo el casting para la serie "The Vampire Diaries". Vampiritos rechazados, no se pongan tristes; mejor permítanos consolarlos.
1. Cómo sentirnos tan románticas un lunes en Topeka como lo hacemos un sábado en Tulum.
2. El arte del 'mensajear' sin remordimientos.
3. A bailar tango. ¿No serían muuucho más divertidas todas esas bodas?
4. Cómo distinguir su silencio entre "no sé qué tipo de palomitas quiero" al de "estoy pensando en darte el anillo".
5. Ochenta y cuatro formas distintas de decir "no eres tú, soy yo"... Y otras 84 para decir "Goooey, ¡ooobvio eres tú!".
6. Cómo hacer que el amor dure 40 años más... y el sexo 40 minutos más.
7. Cómo decir: "me encanta el gesto que hay detrás de esto, pero por el amor de Dios, dime que tienes el ticket para ir a cambiarlo".
8. La seguridad que se necesita para tener relaciones con luz (natural o artificial); desde primaria hasta doctorado.
9. Cómo hacer que él haga eso que nos gusta sin necesariamente pedirle explícitamente eso que nos gusta.
10. El lugar exacto donde se lleva a cabo el casting para la serie "The Vampire Diaries". Vampiritos rechazados, no se pongan tristes; mejor permítanos consolarlos.
jueves, 17 de octubre de 2013
Agonía y Éxtasis de Steve Jobs

La verdad yo primero pensé que la obra, al igual que la
película (que no he visto, así que no puedo hablar mucho), era una especie de "homenaje" al
genio creador y creativo de Apple, pero no. ¡Es una crítica!, y una bastante
fuerte que hasta de pronto me hizo pensar: “¿y ahora qué se supone que haga,
tirar mi iPhone (iPod en mi caso porque, desde que me lo robaron en el aeropuerto,
yo les manejo un Android…rosa #girlycel)?”.

En honor a la verdad la crítica es más para una empresa que
se llama Foxconn, la cual hace aparatos para toooodas las compañías de
electrónicos, sí, todas las que se imaginen: Nintendo, Sony, Toshiba, Dell, hp,
Motorola, Microsoft y Nokia, entre muchas otras. Lo que tiene esta empresa es
que es hipermega negrera, pero MAAAAL plan, o sea no se imaginen horarios
laborales de 8 o 10 horas, ¡no! Acá son de 16 o 18, a veces de 34. Y hay mallas
porque hay muchos empleados que se suicidan, entonces para prevenir muertes ya
optaron por poner protección.
Al final de la obra hubo un debate en el que participamos el
honorable público, el actor y la directora Claudia Romero. Fui la segunda en participar (pa' que no digan que andaba de apática) y lo que pregunté fue por qué –si muchas compañías trabajaban con Foxconn– la crítica era
exclusivamente para Jobs. Lo que me contestó Claudia fue que porque Jobs no era
“cualquiera”, no era un vendedor común, no era una persona tan moral como el
resto de nosotros, sino que, en su genialidad, también era bastante cruel e
incoherente, trapitos sucios que le ventila este periodista cuando hace esta
investigación, la cual tampoco es 100% verídica, ya que –por decirlo de alguna
manera– “le echó mucha crema a sus tacos” y al final sólo dijo que era “un
contador de historias” y no un documentalista profesional. Mmmhh.
Anyway. Creo que me quedo con el hecho de que fue una obra
que mueve a la reflexión... sobre todo por el debate, de verdad que enriqueció
mucho la experiencia. Pero bueno, nos hizo reflexionar (a la Annie, a Mich, a su esposo y a mí) sobre cómo la tecnología no es ni buena ni mala, sino que depende del uso que
nosotros le demos. También nos hizo pensar en que lo único que podemos hacer es
empezar con nosotros mismos y hacer cambios “humanizantes” desde nuestra
trinchera, ya sea como amas de casa (con la muchacha), en la empresa (como
dueños, empleados o subordinados), en la calle (cómo tratamos a los peatones,
los ciclistas, los demás conductores), etc.
Ah, ¿sabían que en México hay dos plantas de Foxconn?
Supongo que porque nuestra mano de obra es barata. Pero, como dijo Alfonso, yo
creo que aquí no hace tanto ruido porque en lugar de que los empleados se
suiciden, los mandan muuuy lejos o les hacen huelga primero, jajaja, ya ven que
eso de las marchas a los mexicanos como que se nos da muy bien.
Ahora que escribo, pienso otra cosa. A Jobs le critican que, cuando regresó a Apple, quitó todos los programas de acción social que
anteriormente apoyaba la compañía porque él decidió invertir el dinero en más
tecnología a fin de lograr su misión, su sueño y su más grande anhelo que era
“poner el mundo en manos de la gente”.

El que se tiene que poner las pilas es la persona (¿será
chino?) que dirige Foxconn. Porque yo sí pienso que si llega al cielo no le van
a salir muy bien las cuentas y chance y no lo dejan entrar, así que
#ManInTheMirror & let’s make a change.
viernes, 4 de octubre de 2013
Por qué no te has casado… aún
El matrimonio es un tema, y
pasados los 30 años ¡más! (créeme). La cuestión es que muchas veces nos
quedamos en la superficie del “problema” (la soltería) y nos hacemos jaraquiri
con pensamientos tipo “ya me quedé para vestir santos”, “bien decía Juan
Gabriel: yo no nací para amar”, “nunca me va a llegar el amor”, “todos los
hombres son unos patanes”, etc. Pero pocas veces nos vamos al meollo del asunto
y reflexiones sobre qué es realmente ‘eso’ que hace que no encontremos al
príncipe azul (damn you, Disney movies!).
Cuando llegó a mis manos el
libro “Por qué no te has casado… aún”, de Tracy McMillan, ¡me emocioné! y lo
devoré en tres días. Ahora, no quiero arruinarte la lectura porque vale
muchísimo la pena, pero aquí te van los posibles 10 motivos que pueden estar
ahuyentando al amor de tu vida.
Antes de mencionarlos, cabe
decir que el ‘padre’ de todas estas máscaras es el miedo, que es lo contrario
al amor. Así que si queremos que el AMOR –así, con todas sus letras y en
mayúsculas– llegue a nuestras vidas, lo primero que tenemos que hacer es vencer
el miedo a sentirnos vulnerables y a que nos lastimen. Por que sí, ¡no es NADA
cool que nos hieran!, pero tampoco lo es vivir con una armadura porque corremos
el riesgo de que el corazón se oxide (no por nada el máximo deseo del Hombre de
Hojalata en “El Mago de Oz” era tener un corazoncito).
OK, ¿lista para enfrentar la
realidad? Pero más aún, ¿lista para querer cambiarla? Checa qué razones te
hacen más click (las enlisto a
continuación) y enfócate en modificar esos hábitos, vicios y/o creencias que
nos bloquean y no nos permiten fluir (esos los encontrarás en el libro porque
si no lo tendría que transcribir… y eso no va a suceder):
1 Eres una bruja… O cómo la ira y el miedo te impiden
casarte. “Piensas que eres tan lista,
que estás poniendo límites, o quizás eres una curiosa intelectual y te gusta
debatir mucho. Pero la verdad es que estás enojada. Con tu mamá. Con la
farmacéutica. Con Sarah Palin. Pero, sobre todo, tal vez con los hombres. Estás
más que enojada porque pueden lastimarte, porque tienen el poder de rechazarte,
porque parece que prefieren niñas de 23 años en lugar de una mujer poderosa y
encantadora como tú”.
2 Eres superficial… O cómo conseguir lo que quieres y
otras mentiras. “No te conformarás
con algo que sea bueno, tiene que ser ideal. Quieres que se te cumpla cada
deseo y necesidad, de preferencia ahora, al encontrar, salir y desposarte con
la persona que lo tiene todo. Olvides que nadie tiene todo, ¡y menos tú! El
problema del perfeccionismo es que es muy deshumanizante. Hace que veas a los
demás no como humanos sino como objetos o cosas”.
3 Eres una zorra… O por qué el sexo sin compromiso
quizá no te lleve al matrimonio. “No
quiero sonar como político conservador, pero he llegado a una conclusión
similar, aunque por razones completamente diferentes: el sexo casual es la
mayor mentira que haya existido. Siempre será una cosa que trae bebés al mundo,
construye y destruye reinos, y hace que la gente mate a su consorte. Así que si
eres del tipo de mujer que se enreda en relaciones sexuales que no te llevarán
al matrimonio (y tú quieres casarte), tendrás que replantearte tu enfoque sobre
el sexo”.
4 Estás loca… O cómo lidiar con tu Courtney Love
interior. “La locura tiene que ver
con la intensidad. Es estar fuera de control emocional, actuando contra tus
propios intereses en las relaciones; con mucho drama, siendo demandante,
susceptible, celosa, insegura y otros estados psicológicos que los hombres no
buscan como cualidades en la madre de sus hijos. También incluye desórdenes
alimenticios, llorar después del sexo y cualquier otra cosa que imagines que
Courtney Love pudiera hacer”. Dicho de otra forma, “la intensidad es cuando una
relación normal te resulta tediosa”.
5 Eres egoísta… O el matrimonio es cuestión de dar, no
de recibir. “Es cuando te acercas a
los hombres en función de ti misma: cómo te hacen sentir, cómo te hacen ver,
qué llevarán a tu vida o qué no. El egoísmo hace que las personas se comporten
como niños, que quieren lo que quieren cuando lo quieren. Piensan que el mundo
gira en torno a ellos, y no pueden ver cómo sus acciones afectan a los demás. O
pueden verlo pero no sentirlo, o no les importa. Por esta razón, ser egoísta
hace que la vida en común sea imposible. Porque no puedes juntarte (o casarte)
con un niño. Sólo puedes cuidarlo”.
6 Eres un desastre… O necesitas ordenar tu vida. “Está relacionado con tener problemas. Si tienes algo
que no dejarías (o podrías dejar) que el hombre de tus sueños viera, puedes
estar segura de que, al menos en parte, eso contribuye a que sigas soltera. Me
refiere a problemas de conducta, emocionales o psicológicos suficientemente
serios para interponerse en tu camino hacia el altar. Hay una sencilla manera de
saber si algo está afectando tu habilidad para relacionarte, y ésta es si
quieres mantenerlo en secreto. Estar en una relación seria, del tipo que llega
al matrimonio, requiere que te muestres tal como eres”.
7 Te odias… O sólo puedes amar a un hombre en la
medida en que te amas a ti misma. El
autoodio se trata de no ser lo suficientemente bueno. No es que en realidad no
seas suficientemente buena. Es la parte de ti que quiere que creas que no lo
eres, y tiene algunas maneras muy ingeniosas de hacerlo. Suele emerger cuando
lo que quieres está justo al alcance de tus manos… pero, de pronto, se aparece
este zumbido negativo de baja frecuencia. Te convences de que lo que estabas a
punto de alcanzar, eso por lo que estabas lista, va a esfumarse. El autoodio
empieza tu sabotaje”.
8 Eres mentirosa… O cómo te engañas y otras tragedias. Hay mil maneras de mentir en una relación, pero sólo
una importa: cuando tú te mientes. El autoengaño quizá sea la cosa más
destructiva que puedes hacerle a tus prospectos para una relación sana y feliz.
Si no estuvieras autoengañándote, estarías forzada a reconocer todas las formas
en que el sexo casual, la ira, el miedo, el perfeccionismo y la locura afectan
tus relaciones o la falta de ellas. Y no reconocerlas te mantiene atorada”. Una
cosa más: “mentir siempre está motivado por una cosa: conseguir lo que
quieres”. Pero ojo porque “una relación fuerte requiere de dos personas que
sean auténticas, con ellas mismas y con los demás. Un chico auténtico
‘olfateará’ tus mentiras y se alejará”.
9 Eres un chico… O cómo acceder a tu feminidad y
descubrir que eres una joya. “Hablo
de tu feminidad interna. Lo Femenino (sí, con mayúscula) no tiene que ver
necesariamente con encajes, tacones o arcoíris y unicornios. Lo Femenino es
cuando me refiero a algo que tienen tanto hombres como mujeres, de igual manera
que ambos tienen algo masculino. Y así como la tierra tiene un polo norte y uno
sur, los opuestos se atraen. (…) Las relaciones cercanas siempre tienen una
interacción entre estas dos fuerzas, la Masculina y la Femenina. Las dos partes
en una relación no pueden tener el mismo papel al mismo tiempo, al igual que,
en un baile de salón, los dos no pueden ser el que baile para atrás. (…) Un
hombre que encuentre, viva o ame a una mujer que sea muy consciente y muy
centrada en su lado Femenino es, por decirlo de manera simple, un hombre mejor,
más consciente y centrado”.
10 Eres impía… O si pudieras cambiar sola, ya lo
habrías hecho. “El amor es lo que los humanos deben aprender
en esta tierra, si realmente deciden buscarlo en la vida y mirar qué hay más
allá del dinero y los premios. Amar a alguien es aceptar sus defectos. Casarte
con alguien es darle el regalo de ser amado a pesar de sus defectos. Eso te
incluye. El amor significa posibilidades. El espíritu es la solución para tu
supuesto “problema” de soltería: ya sea que haya pocos hombres o que necesites
“establecer” con uno, o incluso si eres de cascos un poco ligeros, el espíritu
hace posible realizar cosas que parecen imposibles, poco probables o en contra
de todo pronóstico. Te dirán que necesitas una pareja que tenga la edad justa o
la belleza adecuada, o tenga el número adecuado de óvulos. Pero el espíritu
dice que eso puede ser cierto, pero no verdad. Hay una diferencia. (…) Como
ves, todo se trata del cambio interno. No importa cómo llegues; podrías
intentar desde un baile espiritual, pasando por la meditación hasta trabajar
como voluntaria en un basurero. Eso es personal”.
De verdad, si tienes 30 años
(o más) y alguna vez te has hecho la pregunta que da título al libro, ¡no
esperes más, y léelo! Está muy divertido, ameno y lo mejor es que te ofrece
técnicas/estrategias/tácticas para cambiar y transformarte (lo cual es
indispensable, sorry) que la misma
Tracy ha probado y comprobado que funcionan a fin de derribar los obstáculos y
vencer los temores que la mayoría enfrentamos o tenemos, y entonces poder estar
abiertas al amor de pareja ¡que por supuesto que merecemos! –y que claro que va
a llegar.
lunes, 30 de septiembre de 2013
RUSH, Pasión y Gloria
Hace aprox
10 años fui a Europa, y usualmente uno toma trenes y así para pasar de una
ciudad a otra, ¿no?, pero hubo una ruta en la que era más conveniente volar.
Así que mi entonces acompañante (digamos que desde que se casó ya no es mi
amigo) compró boletos en Lauda Air. No me crean porque no estoy segura, pero
creeeeo que el vuelo era Berlín-Viena, una onda así.
La cuestión
es que estando arriba del avión, una azafata tomó el micrófono y dijo –bueno, no
tengo taaan buena memoria–, pero más o menos algo así: “Buenas tardes, gracias
por volar con nosotros; quisiera pedir un aplauso porque el piloto del día de
hoy es Niki Lauda”. Y entonces toda la gente empezó a aplaudir, incluida yo
(por borrega porque no tenía idea quién era Niki). Ante mi cara de obvia ignorancia,
Beat (mi ex amigo) se shockeó y me contó toda la historia. ¡Me daban ganas de aplaudir de
nuevo! Pero bueno, ya tendría otra oportunidad cuando aterrizara, #jaja, just kidding.
Así que cuando vi
el tráiler de “Rush”, se me antojó cañón. La verdad le encontré mil cosas
padres y contrario a lo que me pasa en la mayoría de las películas, ¡no
lloré!, aunque sí me traumé un poco con las escenas del hospital. Ya ven que soy
medio hipocondriaca… Bueno, de hecho lo que tengo no se llama así, pero sí
tiene un nombre oficial (el cual no recuerdo). El tema es que me desmayo cuando
algo me impresiona demasiado. Me ha pasado como cuatro veces y no lo quiero
platicar porque obviamente no ha sido nada placentero.
Así que,
en un afán por hacer este post breve
(algo que me cuesta bastante, debo confesar), sólo compartiré las 5 cosas con
las que me quedo:
1 LA
SEMILLA DE UNA BUENA RELACIÓN. En la peli, James Hunt (interpretado por el
guapisísisimo Chris Hemsworth –no es mi tipo, pero hay que reconocer que está
muy mono) se casa “de buenas a primeras”, como dice mi mamá, con la modelo Suzy
Miller (Olivia Wilde). Pero
literal se conocieron qué, ¿cinco minutos? ¡Máximo! Yo creo
que “la semilla” de esa relación estaba medio podrida, o bueno, no era amor
pues. Si acaso mero interés, diferente para cada uno: él quería aparentar que
ya había sentado cabeza y ella, ¿qué se yo? A lo mejor ya tenía más de 30
(jijiji), lo vio guapo y con dinero, y dijo “de aquí soy”. #Wrong! En cambio, Niki (interpretado por el también muy guapo
actor Daniel Brühl) conoce a su esposa Marlene (Alexandra Maria Lara) en
circunstancias completamente distintas ¡y miren qué chulada de matrimonio! Comprometido
y de corazón juntos en las buenas y en las malas, en la salud y en la
enfermedad (al menos hasta 1991). Entonces mi reflexión es en relación a ¿con
qué intención –semilla- empezamos nuestras relaciones? ¿Nos queremos hacer
amiga de “fulanita” porque es súper popular y quiero ir a su fiesta?, ¿o por
que de verdad me cae bien y tenemos muchas cosas en común? ¿Queremos andar con
ese niño porque está guapo y tiene un carrazo?, ¿o por que platicar con él es
una delicia y saca lo mejor de nosotras? Yo, ya saben, ¡respeto lo que cada quien
elija! Pero sí creo que una relación basada en el amor, con una buena semilla (o
sea una intención positiva desde el principio) tiene mejores posibilidades de
triunfar que una cuya intención de principio sea el egoísmo, la vanidad, la
soberbia, las apariencias, etc. Por que, once
again, cada quien siembra lo que cosecha.
2 LA
ENVIDIA. Alguna vez leí que la definición de envidia era “sentir tristeza por
la alegría de los demás”. OMG! Qué
podrido, ¿no? Pero al final de la peli Niki confiesa haber sentido eso por
Hunt. Y pues ni modo, somos humanos, shit
happens. Al menos lo reconoce y cambia el sentido de la emoción gracias a
que lo tiene consciente, y entonces en lugar de contaminarse por dentro, le
hace switch y lo transforma en algo
que lo motiva y que de cierta manera lo obliga a querer ser mejor, seguir adelante
y triunfar.
3 NO
SOMOS ‘MONEDITA DE ORO’. Lauda a veces caía mal, ¿no?, porque era muy directo,
medio sarcástico y así. Pero al final del día podemos decir que era respetado,
y en cierto punto, después de la tragedia y de mostrar ese coraje al regresar
tan pronto, ¡hasta querido! Esto me lleva a pensar que lo que hablará al final
por nosotros son nuestras acciones. Me explico: yo antes me moría si no le caía
bien a alguien, ¿poooor? “Si soy
lindísima”, pensaba. Y pues no, al igual que todos los mortales, no soy
monedita de oro; hay gente a la que le caigo mal y que no me soporta, ¡y ni
modo! “Así pasa cuando sucede”. Pero si
me quita la paz eso, I’m toast!… Yo
me tengo que enfocar es ser la versión más cool de mí misma y en mejorar día a
día, y al final lo que va a hablar por mí es mi trabajo, mi esfuerzo, mi
empeño, mi dedicación, mis resultados… no mi calificación en popularidad. Claro
que no están peleados ser una persona agradable y ser un buen líder, pero
vamos, el punto es que nunca le vamos a dar gusto a todos, entonces mejor ser
auténticos para evitar victimizarnos y/o llenarnos de remordimientos o
rencores.
4 LOS
PAPÁS. Si los hijos hiciéramos lo que los papas quieren… estaríamos en lugares
muy distintos, por decir lo menos. A lo mejor, mejor, o a lo mejor, peor; God knows. Pero los papás de ambos
pilotos son una prueba más de que a veces tienen ideas muy preconcebidas (o
cerradas) de lo que los hijos deberíamos de hacer “por nuestro bien”. Yo lo
único que espero es que, si algún día soy mamá, aprenda a respetar la voluntad de
mis hijos. Obvio no a los 5 años, en la que es comer chocolates todo el día,
¡no! Hablo de la vocación, del hecho de respetar la vida de cada quien y no
querer imponer nuestros deseos a como dé lugar. Yo sé que no lo hacen de mala
fe, que sólo quieren nuestro bien, que seamos felices y blah blah blah, pero a
veces no siento que la mejor estrategia sea entrometerse tanto
#GraciasPeroNoGracias. Hay límites y nos toca a nosotros marcarlos. Ya si nos
equivocamos, tan siquiera son NUESTROS errores, ¡no de ellos! (menos
oportunidad de victimizarnos).
5 GENIO Y
FIGURA… ¿HASTA LA SEPULTURA? Mmmhh, los kabbalistas dicen que una persona no
sólo PUEDE cambiar, sino que DEBE cambiar. De eso se trata crecer y madurar, pero
hay gente “que llegó tarde” a la repartición de este deseo y se estanca en la
inmadurez de la juventud, entonces sin importar la edad ni las responsabilidades
que van adquiriendo, insisten en querer vivir “la vida loca”. Pues allá cada
quien, ¿no? Mucho tiene que ver el carácter, la personalidad, la familia en la
que crecimos, la educación que recibimos, y también creo que con la apertura
espiritual que tengamos. Si estamos totalmente cerrados, pues ni hablar, no hay
forma de que las cosas cambien. Pero si tenemos ese deseo, fe, esperanza,
inteligencia y sobre todo conciencia de que así somos (como seamos), pero
podemos ser mejor, ¡caray!, pues hay que actuar. James Hunt murió a los 45 años
y era casi que obvio, ¿no? El cuate era un desastre. En cambio Lauda, que era
mucho más maduro, disciplinado, decidido, etc. ¡sigue vivito y coleando! Pero no soy
nadie para juzgar, sólo estoy expresando una opinión sobre un estilo de vida
que a mí me parece mejor, más sano y con más amor (porque ¿se fijan que Lauda renuncia
a la última carrera por el temor de morir y dejar viuda a su esposa?; en cambio
Hunt en realidad no tenía nada que perder… ¡y esa gente es súper peligrosa
porque es capaz de todo!).
¡Aplausos
para ambos campeones! Uno en el cielo, otro acá en la Tierra. Y también aplauso
para Ron Howard, director del filme, escrito por Peter Morgan. Súper recomendado
:)
sábado, 21 de septiembre de 2013
Razones para ser bonita
Desde
que vi el espectacular se me antojó ver esta obra “¿Qué duele más: ser fea,
gorda o tonta?”.
No
había ido porque no encontraba con quién, pero hoy me lancé sola porque este
era el último fin de semana de Ludwika Paleta, y pues yo la quería ver con
ella, así que bueno, check!
Me
gustó. Del 1 al 10 le daría… ¿7? Quizá 8.
Lo
que más me gustó es el mensaje sobre la belleza física que da. Pero fíjense que
les tengo una noticia: hay una nueva tendencia de regresar a la belleza
interior. Mis últimas entrevistas a estrellas y modelos nacionales e
internacionales (algunas ya se publicaron y otras saldrán en noviembre), ¡todas
coinciden en que lo más importante es la belleza del alma, de la mente, del
corazón! OK, la física es importante, pero me ha dado muchísimo gusto que
cuando les pregunto cuál es su mejor consejo para verse bonitas, nunca me han
dicho que tal o cual crema o así, sino que todas contestan algo “espiritual”.
¡Ha sido una linda sorpresa!
Pero
bueno, en la obra, el meollo del asunto es el siguiente: amigo A (interpretado
por el guapísimo de Arap Bethke) le dice a amigo B (interpretado por un actor muy
talentoso del cual desconozco su nombre –suplemente de Luis Gerardo Méndez) que
la niña nueva del trabajo está guapísima y que tiene una carita de ángel.
Chico
B contesta algo así como: “mi novia tiene una cara normal, pero no la cambiaría
ni por un millón de dólares”. Esto lo escucha la esposa de Chico A, quien
inmediatamente se lo cuenta a la novia (cuasi-esposa, porque viven juntos) de
Chico B, quien reacciona… mmm, ¿cómo decirlo? Como loca demente, digna de
internarla en un manicomio.
Esta
chica, llamada Estefanía (o Stephania, quién sabe porque no me dieron programa),
interpretada por Sophie Alexander-Katz, habla como verdulera/carretonera,
¡vamos!, peor que Polo Polo. Lo peor es que sí conozco niñas que hablan así, y
se oyen taaaan mal. Pero según ellas es bien cool… Eeen fin, then again, cada quien sus cubas.
La
cosa es que, yo no digo que esté padre saber que tu novio te ve ‘normal’, pero
literal se ahoga en un vaso de agua y arma un drama fuera de toda proporción y pues
nada, termina la relación con el novio de cuatro años. Éste le ruega y le pide
perdón, pero ella insiste en que na nais,
que la ofendió demasiado y en lo más profundo. ¡Ay, no mouse mickey!, pero
bueno. La inseguridad no anda en burro.
Con
el tiempo, Estefanía encuentra a un nuevo cuate, quien al tiempo le da anillo
de compromiso. Pero regresa con Pepe (su ex) a decirle que lo ama y que
desearía que la etapa que está a punto de comenzar fuera con él –y no con Kike
(su nuevo amor). Esta escena me sacó un par de lagrimitas, porque no están
ustedes para saberlo ni yo para contarlo, pero en febrero pasado vino mi ex, con
el que duré cuatro años, a decirme que ya tenía ganas de casarse y tener hijos,
y que le hubiera encantado hacerlo conmigo, pero que con la pena, como con la
novia ya llevaba dos años y ni modo de lastimarla, pues se iba a casar con ella
(WTF?).
La
verdad lloré como una semana, hasta que entendí que si no era para mí, no era
para mí. Ahora sí que como dice el dicho: “cuando te toca, te toca. Cuando no,
ni aunque te pongas. Cuando sí, ni aunque te quites”. Así creo que es el amor.
Por
otro lado, estoy leyendo un libro buenísimo que habla mucho sobre las personas
intensas, que NECESITAN –literal– drama en su vida (qué hue… me da esa gente, ¡les
huyo!). En este caso lo que la autora recomienda es buscar parejas más
estables, menos intensas.
Tengo
una amiga que, según yo, éste es su caso. Verán, ella se veía demasiado feliz
con su ex, pero eran como dinamita. La cosa es que cortaron y yo siento que
ella se tranquilizó y dijo: “a ver persona, piensa, ¿qué te conviene?”. Y había
un cuate ya madurito queriendo formar una familia, entonces, como dice otra
amiga, “se juntaron el hambre y la necesidad”… y ya llevan como cinco años
casados. La verdad, siendo súper mega sincera, no se ven hiper enamorados, pero
al menos han formado una bonita familia y se ve que se la pasan bien.
No
le veo nada de malo a eso, pero no estoy segura de que yo sea partidaria de esa
elección. Yo sí creo que el hombre con el que me case me tiene que encantar, lo
tengo que admirar en todos los sentidos y requisito básico: tenemos que sacar
lo mejor el uno del otro y crecer juntos.
Volviendo
a la obra y al chico A, que creo que se llama Ricardo (o Rich), pues clásico:
lo que tiene de guapo lo tiene de patán. Entonces es un pone-cuernos cínico y
despiadado. Pero al final se entiende que cada quien siembra lo que cosecha.
Ahora,
el papel de Lucía (“Lu”), interpretado por Ludwika, es el de la niña bonita que
no está tan feliz de serlo. Yo debo decir algo aquí. Recuerdo que en secundaria
unas amigas y yo nos juntábamos a platicar sobre el destino de esta otra amiga.
“¡Es que es taaaan fea la pobre, nunca NUNCA se va a casar! Qué horror, ¿qué
vamos a hacer, cómo la ayudamos?”. Siguiente escena (ok, unos diez años
después), no sólo fue la primera en casarse, sino que el esposo LA ADORA. Para
él, mi amiga es la mujer más guapa y talentosa del planeta Tierra. Se ven
rayados, enamorados, felices; tienen una hija y de verdad les digo que es el
mejor esposo que conozco. Así que esa frase de que “la suerte de la fea la
bonita la desea”, en mi experiencia ha resultado ser bastante cierta.
Por
otro lado, Chris Angel (cuyo show en Las Vegas cero nos recomendaron, por eso
no fuimos) alguna vez dijo que “la pu… de un hombre era la princesa de otro”.
Dicho en palabras de la actriz de la obra o de mi queridísimo doctor Luis Román:
“detrás de una chava guapísima, hay un güey cansado de cogérsela”. Se oye
horrible, I know, una disculpa, pero
así lo dijeron, ¿qué hago?
La
cosa es que el monólogo que se avienta “Lucía” me gustó porque admite que
muchas veces la belleza física (linda cara+buen cuerpo) le ha abierto muchas puertas,
pero cerrado otras, por lo cual ser extremadamente bonita tampoco es la panacea
o lo máximo en la vida. Cierto que tampoco lo es ser fea. Pregúntenles a las
niñas que sufren de bullying por ser
gordas o narizonas o súper altas o “muy” lo que sea (flaca, chaparra, cegatona).
Pero
ser preciosa no es garantía de nada: no es sinónimo de éxito, felicidad, abundancia,
salud. Es sólo el resultado de un buen mix de genes… lo cual intimida –más que
invitar– a la gente a acercarse. Además también estamos súper prejuiciados al
respecto: “se cree mil”, “seguro es tontísima”, “ha de tener aire en la cabeza”,
“seguramente es hiper sangrona”, “es inalcanzable” (eso recientemente lo dijo
Jennifer Aniston en una entrevista); o si la ascienden en el trabajo: “ooobvio
se acostó con el jefe”. Mmmhh, ¿yo me pregunto si ése que habla no es un ego
herido y amenazado? Al final ser bonita no es garantía de tener una relación de
pareja padre ni mucho menos. Ser fea tampoco. Lo único que sí, creo yo, es ser “interesante”.
Sea como sea que nos veamos, tenemos que aprender a “seducir” a los demás con
la inteligencia, la bondad, la generosidad, la alegría, una actitud tipo Vince
Vaughn en “The Internship”, y sobre todo, un buen corazón. Porque por más
bonitos que estemos por fuera, si somos ‘un hígado’, no habrá quien nos
aguante. ¿Quién quiere ser amigo o casarse con un maniquí insoportable o hueco?
Certainly not me.
Lo
mejor viene de adentro, ¡todo se refleja! La belleza interna se proyecta y
hasta la gente que no es tan bonita de repente brilla cañón, mucho más que
alguien en teoría encaja mejor en los estándares de belleza que tenemos actualmente
(el típico 90-60-90, etc.). Nada más que estamos necios en creer que entre más
delgados, blancos, güeros y no sé qué tantas cosas seamos, más posibilidades
tenemos de triunfar y ser felices #nooot.
Cierto
que es recomendable quererse y actuar en consecuencia (comer y dormir bien, hacer
ejercicio, tener pensamientos positivos), pero las razones para ser bonitas
deberían ser la salud, la sana autoestima y la seguridad personal que nos ayude
a alcanzar nuestras metas; no el deseo de causar envidia, buscar la aceptación
de los demás o la vanidad llevada a grados absurdos, porque cuando es así el
ego ya ganó de todas, todas. Y yo no creo que una vida vivida desde el ego sea
auténticamente padre. La verdad no.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)