miércoles, 18 de septiembre de 2013

Michael Jackson ONE (Las Vegas)


Corría el año de 1993 cuando mi papá nos trajo a mi hermano y a mí al DF para ver el concierto de Michael Jackson. Obvio no teníamos idea quién era pero bueno, nosotros felices de viajar. No les hago largo el cuento, me convertí en MJ-fanática. Saliendo compré absolutamente todo de él. ¡Todo me fascinó!: como bailaba, la música, las luces, los bailarines, la precisión en general. El show fue simplemente espectacular, era la gira de Dangerous, que terminaba con Michael volando… literal, como en una especie de cohete amarrado a la espalda. Me impresionó.  

Al año siguiente me fui a Overbrook y me llevé todo mi kit de MJ, incluyendo un calendario que me quitaron en cuanto me lo vieron. Creo que a las consas no les caía bien. Anyway…  Nunca dejé de ser fan, aunque sí admito que cuando salió el disco de “Invincible” pensé ‘este hombre ya se estancó, no ha evolucionado (como sí lo ha hecho Madonna), sino que sigue cantando idéntico que hace 15 años, ¡y ya chole!’. Pero aún así yo nunca fui de las que pensó que era un abusador de niños. Quien sí lo cree, respeto su opinión, pero no la comparto. Obviamente lo del Padre Maciel me sirvió para no meter las manos al fuego por nadie, pero para mí MJ era un genio, no un violador.

Su muerte nos cayó a todos por sorpresa. Con gira planeada y a punto de arrancar, creo que somos afortunados de tener el material de “That’s it”, una especie de documental dirigido por Kenny Ortega. Yo lo fui a ver al cine y bueeeno, casi lloro. De verdad les digo: para mí ese hombre era un genio incomprendido, cuya mente y corazón estaban muy avanzados para estos tiempos. La escena que más me sorprendió –y que se me quedó muy grabada– es cuando corrige a alguien y le dice “es por amor. L-O-V-E”. Porque, como decía una persona, lo contrario al amor es la indiferencia. Por eso creo que la pareja ideal no es aquella con la que estamos más cómodos, sino la que saca lo mejor de nosotros, la que nos hace crecer y querer ser mejores.  Y viceversa.

Así que cuando Marielita y yo llegamos a Las Vegas nos súper apuntamos para ver este show, ¡y WWOOWW! Mis respetos para todos los artistas. Calidad 100% Cirque du Soleil, es una joya. Mariel que no es tan fan hasta lloró. Neta enchina la piel. De principio a fin es genial pero amé cuando cantan “Man in the Mirror” porque es mi canción favorita. ¿Han oído la letra? Es sabiduría pura.

Por cierto, se llama ONE no porque MJ lo sea (que sí, jaja), pero porque él creía que todos somos uno. Lo mismo que dice la Kabbalah: no importa la raza, la religión, el sexo, ¡todos somos hermanos! Venimos de la misma luz, del mismo Dios. ¿Cuándo lo iremos entender –y más importante aún, a actuar en consecuencia? 

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