martes, 8 de noviembre de 2011

Contagion (Contagio)

Inevitable no relacionar esta película a la crisis que vivimos en México hace no mucho con la famosa influenza H1N1. 
En ese entonces trabajaba en el Reforma, y me acuerdo que no nos dieron ni un solo día (yo que ya me hacía en Mazatlán caray), solamente nos pedían llevar tapabocas... Mi mamá me compró unos muy glamorosos, pero la realidad es que nunca los usé. 
La verdad es que yo viví esta situación desde otra perspectiva. Como los eventos sociales se cancelaron (la mayoría, no así la boda de la Carola y el Rodrigo, jejeje), teníamos que conseguir coberturas en casas, algo que me encantó porque onda se reunían todos (abuelos, hijos, nietos) en su depa de Acapulco o algo así a jugar memoria, cartas, lotería o lo que fuera (videojuegos y jueguitos en el iPad también), pero el ambiente era bastante familiar. Otro gallo les cantaba a los negocios... Por eso siempre digo que en Club –y ahora en Caras– cubrimos el “lado B” de la vida :) 
Honestamente sí fue bastante impactante ver las calles desiertas (no al 100%, pero sí se notaba la diferencia), las escuelas cerradas, los restaurantes y el gym solos (o cerrados), pero lo chistoso vino después. Me acuerdo que, poquito tiempo después del clímax de la crisis, fui con Daniel a Culiacán y estornudé tantito antes de despegar, ¡¡y el vecino de enfrente pidió que lo cambiaran de lugar!!, jejeje. Se me hizo una exageración. Pero justo de eso se trata esta película: la psicosis que provoca el saber que nos podemos enfermar (¡y morir!) “por culpa” de alguien más. 
Me gustó mucho la actuación de Matt Damon; le quedó muy bien el papel de papá protector, se proyectó perfecto (tiene tres hijas en la vida real). También Kate Winslet, Marion Cotillard y Gwyneth Paltrow están muy bien en sus respectivos roles. Mención aparte merece Jude Law, más que por su actuación, por su personaje. 
Con lo que me quedo de esta película, además de –como dije– la paranoia de saber que otro me puede contagiar una enfermedad que me cause la muerte, es la impresionante influencia de las redes sociales en nuestra vida hoy en día. 
Me impactó que un blogger (“periodista independiente”) tiene el poder de mandar a juicio a un alto funcionario porque le comprueba –gracias a Facebook– que privilegió a sus amigos con información que no le había sido dada a la ciudadanía en general. Me sorprendió que cuando lo mandan a la cárcel, sus 12 millones de lectores se unen para pagarle la fianza (y sale libre). Me asombró que se filma recomendando unos “chochos” para la enfermedad, y siguiente escena la gente se pelea por conseguirlos en la farmacia del súper. 
Creo que tanto Twitter como Facebook, al igual otras redes sociales, han cambiado la forma de en la que nos relacionamos, no sólo en el ámbito social, sino también política, religiosa y culturalmente hablando. Hoy no es raro conocer gente que se conoció (y enamoró) gracias a FB, pero tampoco lo es que los políticos anden como loquitos buscando votos publicando su vida íntima en la red. 
Justamente acabo de leer un artículo (Día Siete, “De pesca en las redes”, por Alberto Ortega Gurza) que habla sobre el buen uso que le dio Obama al FB, gracias al cual logró –literalmente– conectarse con los jóvenes y ganar las elecciones. O qué tal el ejemplo de los que se pusieron de acuerdo –por Twitter– para derribar a Gadafi. O la pobre de Ninel Conde, que bendito sea Dios tiene sentido del humor para aguantar el “bullying” del que es víctima a nivel nacional. Por algo en China están haciendo hasta lo imposible para controlar y evitar que la población no tenga acceso libre al internet... 
Me gustó mucho también la escena en donde la hija de Matt Damon se comunica con el novio por iPhone. Otra prueba más de cómo ha cambiado nuestra forma de relacionarnos con el prójimo... para bien y para mal. Está padre siempre estar disponible, pero creo que a veces (casi siempre) es mejor oír la voz de la otra persona. De perdis te das cuenta (más fácil al menos) de su estado de ánimo... 
En síntesis, y en mi humilde opinión, creo que es una película que refleja muy bien el miedo que nos da enfermarnos (ahí es cuando nos damos cuenta que la salud SÍ es lo más importante, aunque suene a cliché); que hoy vivimos en un mundo globilizado al 100% (estamos todos interconectados, podemos saber lo que pasa del otro lado del mundo en cuestión de segundos); y que lo de hoy son las redes sociales. Hay que adaptarnos, aprender a usarlas, y aceptar que el que no sabe de esto es considerado analfabeta digital. Which is not cool :) 

2 comentarios:

  1. Este el justamente el pulso de la nueva realidad de las comunicaciones.
    Como lo dice Bianca al final: “Lo de hoy son las redes sociales”.
    Da gusto leer algo tan bien escrito.

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  2. Alberto, qué honor que te hayas tomado el tiempo de leerme, wow!!! :) Mil gracias por tu comentario. Como te comenté, me encantó tu artículo. Que padre ser colegas!!!

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