martes, 11 de septiembre de 2012

What to expect when you’re expecting? (¿Qué esperar cuando se está esperando?)


Obviamente nunca he leído el libro, ¿cómo por qué? Así que no tengo esa referencia. Pero la película me encantó. Lo primero que debo decir es que ¡¡amo!! a Cameron Diaz. Tiene 40 años y mis respetos para el cuerpazo que tiene. Además me cae bien sólo de verla, siento que tiene la mejor vibra. De hecho su personaje es el que más me gustó y hasta cierto punto con el que más me identifiqué (me gustaría decir que por el abdomen súper mega plano, pero no; más bien por lo deportista y porque le gusta bailar).

Lo que más me gustó (de la movie) es que no es la típica historia de amigas que quedan embarazadas al mismo tiempo. Porque eso ya lo sabemos gracias a la vida real… ¿A poco no? Es como fiebre de anillos, fiebre de bodas, fiebre de bebés. Todas parejitas, todas al mismo tiempo. Ni bien ni mal, sólo que usualmente así es. Anyways…

Lo que me encantó es que, aunque interconectadas, cada historia tiene un mensaje distinto.

Me impresionó muchísimo, por ejemplo, la de Holly (Jennifer Lopez), que es la que adopta. ¡Qué fuerte! Dios mío, de verdad, QUE FUERTE. Se habla del sentimiento de culpa (al no poder hacer lo que “únicamente las mujeres –todas– se supone que deben poder hacer”: quedar embarazadas), lo caro que sale intentarlo por todos los medios (el total de los ahorros invertidos en fertilización in-vitro), y bueno, aquí el marido es bueno y comprensivo. Nada más falta que fuera el típico macho que reclamara, culpara y tuviera sentimientos macabros hacia la mujer… Si fuera así, pues hasta ahí llegó el matrimonio. Si no, juntos evalúan nuevas alternativas (como la adopción).  

No poder tener hijos es algo que no le deseo a nadie porque siento que somos una cultura súper machista (la mexicana) sin cultura de adopción. Además, en general todas las mujeres queremos vivir el proceso. No creo que conscientemente  (¿subir chorrocientos kilos, estar mareada, no poder dormir aguuusto, estar agotada, con sueño, al final tener estrías, celulitis? ¡Habría que estar loca para querer eso!). Es más bien que traemos ese chip adentro: el de la maternidad (en serio, lo leí en TIME). Y entonces ignoramos todos los sacrificios que conlleva ese estado porque queremos “hacer realidad nuestro sueño”. Pero ¿y las que no pueden? Perdón, pero la maternidad no es sólo parir; es educar, amar, entregarse. Así que lloré y lloré cuando les entregan a su hijito africano. ¡Buah! ¡¡¡La ceremonia estuvo preciosa!!! Ahora entiendo por qué Brad y Angelina son fans y ya llevan tres.  

La otra historia que amé fue la de Jules (Cameron Diaz). ¡Me encanta su actitud! Súper sana, en control, informada, jajajajaja, ¡es lo mejor! Sin embargo, hay una escena que me dejó pensando: cuando se pelea con el novio (padre de su hija) en el baño y dice frente al espejo: “¿por qué actúas así Jules?” Queridos hombres, si me están leyendo, ¡¡eso pasa muy seguido!! Queremos –quisiéramos, moriríamos por–  ser perfectas, por decirles siempre las palabras correctas en el momento correcto, pero ¿qué creen? Tenemos hormonas… ¡¡demasiadas!! y unas neuronas que a veces (ok, más seguido de lo que todos quisiéramos) se salen de control.

Una vez, érase yo en la playa esperando a un fulano. Veinte o treinta minutos después mi paciencia empezó a agotarse. Entonces yo pensé: voy a ir (a donde estaba) súuuuper casual y decirle: “ey, qué onda, ¡vente!” –gran sonrisa– “el agua está deliciosa”. Siguiente escena, entré al lugar con una mega jeta y le dije: “¿qué onda, eh? ¡Llevo media hora esperándote! (you idiot)”. Sobra decir que no duramos nada porque su enojo fue exponencial al número de veces en el que yo me dije: “WTF, Bianca? Well done!! Sobre todo porque así lo planeaste”. Ahora me río, pero de verdad hombres, is not funny.

Por eso, como dice Belinda, en el amor hay que perdonar. Porque seguro la vamos a regar... ¿Qué digo seguro? ¡SEGURÍSIMO! Pero ténganos paciencia. Digo, ya si es locura tras locura, histeria tras histeria, enojo tras enojo y regaño tras regaño, pues entonces algo anda mal. Seguro alguien (¿ella, él?) o algo (¿la relación?) está enferma. Pero si es de vez en cuando, ok, enójense y hagan drama, pero mídanle. Las hormonas son traicioneras. Se los juro. No siempre nos hacen caso.

Otro personaje que me cayó increíble fue el de Wendy (Elizabeth Banks). Moría por quedar embarazada, entonces cuando lo hace, siente que no se puede quejar. “¿Qué no era lo que quería y durante tantos años deseó con todas sus fuerzas?” Así que amé la escena en la que se deshace de esa falsa imagen de mujer panzona-feliz. ¡Cómo se agradece que la gente sea auténtica, caray! Insisto: la verdad nos hará libres. En todos sentidos. Y eso no quiere decir que no quisiera a su hijo, pero hay que ser realistas y aceptar ante los demás, pero sobre todo ante uno mismo, nuestros verdaderos sentimientos sin querer aparentar lo contrario. Y OBVIAMENTE sus síntomas no estaban padres, era NORMAL que los alucinara.

Para el caso de Skyler (Brooklyn Decker) creo que ya se me pasó el tren, jeje. Como dicen por ahí, ¡juventud, divino tesoro! Es lo único que envidio de las que son mamás a los 15-20 años. ¡Qué maravilla el cuerpo! Regresa todo a donde estaba. Pero bueno. Eso ya no me tocó. No estoy tan ruca, pero sí le voy a tener que trabajar…

El caso de Rosie y Marco (Anna Kendrick y Chace “superhandsome” Crawford) pues es triste. Claro, ¡nunca perder a un bebé será una noticia agradable!, pero sinceramente en mi opinión fue lo mejor que les pudo haber pasado. Por cierto, que si de veras fue UNA vez y ¡pum! Pues sí qué mala suerte, ¡ja! Lo que me gustó de esta pareja fue que se dan tiempo para que las cosas regresen “back on track”. A veces pienso que los seres humanos somos necios, no sabemos tomar distancia de las situaciones: de aquél noviazgo irrespetuoso, de aquella amiga chismosa, de aquel familiar criticón, de aquella situación desgastante –cualquiera que ésta sea.

Yo, por ejemplo, no creía en los breaks. Para mí era como decir: “ey, dame chance a ver si encuentro a alguien mejor”. Hoy me doy cuenta que no, que neta hay veces que se necesitan: porque estamos en un círculo vicioso que hay que romper, porque la rutina ya nos atrapó y hay que buscar una manera de escapar, individualmente primero y en pareja después; porque “tener” a la otra persona disponible 24/7 a veces cansa, y hace que no se le valore y trate como debiera. En fin. Tantos motivos. No digo que si tengo un novio (lo cual veo cada día más lejano) le diré que estoy a favor de los breaks… ¡Tampoco! Pero ahora tengo una visión distinta. A veces tomar distancia nos ayuda a crecer, mejorar y dimensionar las cosas y/o situaciones, darle su justa y debido proporción.

Finalmente, ¡qué risa el club de los hombres! Pero además muy realistas: las que tenemos el control en la relación somos las mujeres. Si queremos una casa, ¡compramos una casa! Jajajaja, así de decididas somos, chicos.

Creo que a mi hermano y a mi mamá no les encantó, pero yo salí feliz. Además la vi en compañía de mis amigas, gratis, un día antes del estreno, en sala VIP, con jugo de açaí, cupcake y sushi incluido… No me puedo quejar. I enjoyed it very much!

pd. el oso fue salir de la sala y saludar a la gente con los ojos y la nariz roja, pero casual :) 

jueves, 30 de agosto de 2012

The Dictator (El Dictador)


Pienso que si hay alguien con sentido del humor, es Sacha Baron Cohen. La verdad sí me reí mucho con su nueva película “El Dictador”, a la cual fui con una de mis personas favoritas en el mundo: Sandy.  

Aladdin (jajaja) es un líder estrafalario, inocentón, extremadamente honesto, ridículamente infantil (es decir, se hace su voluntad o no se hace nada). Oooobvio, ¡es un dictador! Pero no cae mal. ¿Será por que dice lo que piensa? La gente auténtica cae bien. Hay situaciones en las que es rudo, pero me hizo reír mucho. Anyways

Tiene muchas situaciones que son en la práctica chistosas, pero que me dejaron pensando.
- Cuando habla de la dictadura vs. la democracia ¡cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia! #quémiedo
- Que se enamora de una chava igual de auténtica que él con ideales medio extremos, pero al final muy coherente.
- Hasta el más sexo-maniaco busca “cuddling” después de hacerlo Nomás ojo con las enfermedades venéreas.
- La envidia y la traición pueden venir de quien menos lo imaginamos. Todos tenemos un lado oscuro y un lado de luz, pero hay personas más macabras que otras eso que ni qué.

Sólo la escena del helicóptero me hizo ruido. Yo siento que los gringos (ok, americanos) se súper-mega-hiper traumaron con lo del 9/11. El mundo es otro a partir de ese día (un aeropuerto es el lugar ideal para comprobarlo), y la verdad es entendible porque no estuvo padre lo que les pasó y sí les afectó CAÑÓN. Que si se lo merecían o no, bueeeno, yo creo que NADA NI NADIE se merece eso. Fue una mam Y en la peli lo ponen casual, simpático. Pero no. En mi cabeza no checa.


Sé que han pasado varios años. De hecho está padre que le intenten dar como otro giro a la historia (del terrorismo), verlo con humor y enviar el mensaje de que, al no hablar el mismo idioma, podemos tener malentendidos con los demás. Pero sentí que fue too much.

Fuera de eso, ¡bien x Sacha! 

viernes, 24 de agosto de 2012

Rock of Ages (La Era del Rock)


QUIERO.EL.SOUNDTRACK.¡AHORA!

Felicidades a Diego Boneta, ¡¡por fin un mexicano que no sale de indocumentado ni hablando inglés como si lo hubiera aprendido en Quick Learning!! Enhorabuena de verdad porque sale de talentosísisisimo galanazo… y no cualquiera.

Siendo sincera, yo estoy tranquila con mis gustos musicales. Pero la gente “que sabe” me tacha de ¿ignorante? ¿inculta? ¿comercial? Guilty as charged: soy fan de Britney Spears, J.Lo, Enrique Iglesias, Hilary Duff, Justin Bieber, Taylor Swift, Lady Gaga, Madonna; y antes lo fui de N*Sync, BSB, Mercurio, La Onda Vaselina, Fey, Kabah. Vamos, el pop es lo mío (no el rock).

Aún así, gracias a mi papá y a algunos amigos más veteranos que yo, hubo varias canciones que sí me sabía, como la de “I wanna know what love is”, mi favorita de toda la película. ¡Me encantó la escena!: la periodista que “desarma” al rockstar, que ve más allá de la fachada, que descubre su yo-interno, su niño-interior, ¡y se enamoran perdidamente! rescatándolo de la soledad absoluta y la vida sin sentido que llevaba.

La actuación de Tom Cruise es muy chistosa. Las chicas de la peli, Julianne Hough y Malin Akerman, mis respetos, ¡qué bonitas voces!

En síntesis: Palomera, musical, divertida, con sentido del humor. Me gusta que muestra que la vida no siempre es paz y alegría total. Hay momentos de tribulación, confusión… a veces las cosas no salen como queremos, pero al final –como bien dice Shakira– sale el sol.

pd. Qué risa me dio que cuando me dieron el boleto y vi que decía: “La Era de…”, pensé: “me lo dieron mal, ¡ya vi La Era del Hielo!”… ¡Duh! J

martes, 21 de agosto de 2012

Nueva Guía para ser más cabrona… con los hombres, en las relaciones, las citas, etc. (Inner bitch guide to men, relationships, dating, etc.)


No pude haber leído este libro en mejor momento. Como siempre he dicho, las cosas llegan cuando tienen que llegar. Éste nuevo título de Elizabeth Hilts llegó a la redacción de Glamour y yo fui la más rápida del oeste en agarrarlo.

¿En qué momento me perdí? La pregunta del millón el día de hoy (bueno, antier).

Reservándome el derecho del número, debo confesar que he sido bastante noviera. No es que nunca haya estado sola, porque claro que ha habido periodos de soledad, pero digamos que lo de las citas y las relaciones se me da. Hasta ahora, en tooodo este tiempo, había tenido la fortuna, la enorme fortuna, de tener novios que ME ADORABAN. Literal, I’m not lying. Hubo uno por ahí que empezó muy bien y acabó muy mal, pero después de todo por algo acaban las relaciones. Quizá dos si cuento a Roberto (al final aquello era un verdadero viacrucis), pero digamos que he tenido la tarea de ser yo la que diga “basta, hasta aquí llegué, hasta aquí llegaste y hasta que llegamos. Have a nice life”. Esta vez no fue la excepción, pero para nada fue como hubiera querido que fuera. Enfermo él y enferma yo L

Desgraciadamente, yo creo que “ya me tocaba” conocer a un mega patán. Si bien es una linda persona cuando está de buenas, es un horror cuando se enoja. No es nada expresivo (ni cariñoso ni detallista), pero la ira sí que la expresa MUY BIEN (demasiado, diría yo). Y qué miedo.

Qué miedo porque YA ENTENDÍ (no al 100, pero algo) lo que es ser co-dependiente. A veces yo platicaba con amigas que me contaban las cosas macabras que les hacían sus hombres y les preguntaba “¿y por qué sigues ahí? ¡¡¡No te quiere!!! Si te quisiera no te trataría así, y si te quiere y esa es su forma muy particular de demostrártela, pues qué horror. A cuál más de las dos opciones, ¡¡run, Forrest, run!!”. La cosa es que ahora sé porque siguen ahí (o seguían, gracias a Dios).  

En esta última relación, si le quisiéramos llamar así (por el tiempo que duró creo que sería justo), hice exactamente TODO lo contrario a lo que dice este libro. Me da pena admitirlo, me da vergüenza haberlo permitido, me da oso contarlo, me da terror que se repita, pero sí: anduve con una persona violenta que me hizo pedacitos. La realidad es que en algún momento de la vida (quizá al cumplir los 31), me perdí, me desconecté de mi cabrona interior y me dejé llevar. Me dejé pisotear, manipular. Claro que bajo mi propia voluntad, no es como que me puso una pistola en la cabeza… aparentemente. Pero ¡ah!, eso de la codependecia tiene su chiste.

Pero veamos, ¿qué es esto de “la cabrona interior”? No es la que nos aconseja tonterías tipo “hazte del rogar”, “pícalo”, “dale celos”… No. Es aquella voz linda, sabia, fuerte y firme que nos dice: “date tu lugar”, “no le ruegues”, “¿quién se cree que es para hablarte así?”, “no te lo mereces”, “¿dejarías que alguien tratara así a tu mamá, a tu amiga, a tu hermana?”, “¿por qué sigues ahí, cuando tu cabecita te dice ¡¡vete, huye!!, ¡¡sálvese quien pueda!!”, “¿vas a permitir que este hombre te baje la autoestima, que te diga lo problemática que eres y lo loca que estás?”, “¿neta?”, “¿seriously?”, “plis reacciona, plis quiérete, plis salva la poca dignidad que todavía te queda”, “de amor nadie se muere”, “¿soledad? Bring it on, puedes con eso y más”, “por favor, no te hagas esto, no lo permitas”, “quiérete, valórate. Como decía el comercial: tú vales mucho y mereces respeto… ¡¡es cierto!!”.

Todo eso lo pensé yo. Todo eso lo negué yo. Hasta que toqué fondo. Pero hoy (antier, repito) prometo conectar a mi cabrona interior nuevamente; prometo (a mí misma) no volver a aceptar un trato semejante, una actitud tan destructiva en un aspecto tan íntimo como lo es la pareja. No lo voy a permitir porque no se vale, porque no es justo que alguien más, con su violencia y su poco control de carácter fuerte, me arrastre y me lleve a terrenos que no me corresponden, a sentir cosas que ni son positivas ni me construyen para bien, sino que nada más lastiman y hieren, y sacan lo peor de mí.

Debo confesar que varias veces lo pensé y me lo dije: “Bianca, esto ya valió, no da para más, está demasiado agotada la relación, se rompió en demasiados pedacitos, let it go. Please, you can do it, please let it go. You’re stronger than that, you are better than that, you deserve better than that”. Pero el peligro de la desconexión es justamente ese: ignorarnos y pasar por alto lo que sentimos MUY en el fondo, lo que sabemos pero no queremos admitir porque duele, porque no está padre, porque qué poca.
Estoy tranquila con la decisión, estoy contenta porque ya soy libre, porque no hay más culpa, no hay más amor, no hay más odio ni resentimiento ni reclamo. Aún así, no puedo parar de llorar. Llevo (aprox) cinco horas… Estoy cansada (por si se lo preguntaban), pero serena. Y siendo sinceros, un poco en shock.

Yoooo, que tengo tanto carácter (eso dice mi papá), que tengo tan buen trabajo, que me veo tan segura, que leo tanto, que tomo cuanto curso se me atraviesa (siempre cuidando “la línea”), que aconsejo a mis amigas, que… Pues sí, pero yo también soy mujer y también me apendejo (sorry); peeero también soy mujer, y por eso aprendo y me levanto. Y prometo que JAMÁS un hombre me va a volver a hacer sentir como si fuera basura, porque no lo soy, y no porque sea “juancamaney” (versión femenina), sino porque soy hija de Dios. Nada más por eso no soy basura y no merezco que nadie me trate de la forma en la que fui tratada por esta persona.

Este libro, que está escrito de una forma muy simpática y amena, sólo reconfirma lo mal que la pasamos las mujeres cuando nos desconectamos, nos ignoramos, nos dejamos llevar por la pasión y el cuchiplancheo (jejeje, I HAD to use that word, la acabo de oír y me reí sin fin).

Volviendo al tema: ¡¡Hay que hacernos caso!! Si desde un principio la cosa no marcha bien, ¡bye! Que no haya culpa. A mí eso fue lo que me fregó. Yo creí que él había cambiado (para mal, obviamente) porque YO lo había hecho “enojar”, pero ni madres. Más bien rapidito mostró sus verdaderos colores, su nefastes, su carácter violento y agresivo. Pero yo de burra, en lugar de decir “see you later allegator”, le seguí. Porque creí que “era mi culpa que él hubiera cambiado”. ¿Y saben qué? ¡¡¡No lo fue!!! Él ha sido así desde el principio, pero claro, lo tapó y lo disimuló hasta cierto punto en la relación en donde ya hay cariño y hasta cierto punto amor, y entonces uno se aferra y dice “¡ah, no! La Madre Calcuta que llevo dentro me exige salvar esta relación”. #noooooottttt

No es sano para ninguno de los dos, no es constructivo, no es nada: no da paz, ni tranquilidad, ni nos hace mejores personas. Es pura nefastes. Pura destrucción. ¿Saben qué les digo? No somos la Madre Teresa. Merecemos hombres que nos aprecien, quieran, valoren y RESPETEN como somos, por lo que somos. Yo no digo que somas perfectas, nadie lo es. Yo claro que tengo errores, por supuesto que tengo días de la patada, obviamente hay momentos en los que no me aguanto ni yo sola, pero de verdad les digo que no me vuelvo a dejar (por lo menos si ya lo tengo consciente, como en este caso, que lo tenía claro desde hace meses, pero neeeecia).

Se siente feo –feíiiiisimo– terminar (sobre todo porque sí lo quería… no taaanto, pero sí).
Pero siendo honestos, se siente peor haber permitido caer tan bajo gracias a alguien macabro cuando sabía que no debía, que lo mejor era cortar por lo sano, no aferrarme y necear con algo que ya no valía la pena, que ya no tenía caso porque ya no tenía arreglo.

Mujeres, seamos damas. Valemos mucho. Aunque haya patanes que nos quieren hacer sentir lo contrario. Hay que confiar en Dios, nada más, en que algún día llegará #theOne, y que experiencias como éstas nos harán valorar el doble a ESE hombre, que tampoco va a ser perfecto, pero nos hará ser mejores personas, nos hará crecer en todo sentido y no nos chupará la energía con su negatividad, su amargues y sus mentiras.

¡VOLVAMOS A SER CABRONAS! Recobremos a la chava segura e independiente que llevamos dentro, a la que no se deja, que se da su lugar, que se da a respetar, que no ruega ­–no porque su mamá le dijo, sino porque sabe que si el hombre no la valora, ¡pues él se la pierde! Next, el que sigue. Porque para malos tratos… ¡¡a otro lado jovencitos!!

Otra cosa es cierta: can’t live with them, can’t live without them. Y POR ESO hay que reconectarnos con nuestra cabrona interior. Porque somos nosotras las que tenemos el poder. Sólo nosotras podemos hacer que una relación sea buena, sana y productiva. Tenemos la sartén por el mango, ¡pero hay que saber usarlo! De tapete no sirve, eso es seguro. Pero si acaso ya nos pisotearon (como a mí), pues tampoco es el fin de mundo, eh? ¡Pa’ adelente, como de que no!

Además, pensándolo bien, cuando nos damos nuestro lugar, sacamos lo mejor de ELLOS. ¡Es una win-win situation! Así que girls, let's be total and complete (lovely) bitches!!

domingo, 29 de julio de 2012

Melancholia (Melancolía)

Spoiler alert J

Con todo el respeto que el cine de arte me merece, I just HATE it. Yo si no son de Hollywood, no disfruto las películas. Así que las dos horas que dura “Melancolía” fueron un suplicio.
Uno, me moría de sueño. Dos, la idea era ver “Batman”, pero esperar ¡tres horas! no era opción. Tres, como salen Kirsten Dunst y Keifer Sutherland, daba la apariencia de ser un film hollywoodense, pero ERROR. Garrafal, gigante... Lo peor es que la sala estaba casi llena, pero la Ana y yo asumimos que era por todos los “bati-bateados”.
No sé qué se fumó Lars von Trier (director y escrito de la película), pero la neta cero me gustó. Salimos traumadas, hasta de malas. ¡Nada que ver! Desde el principio como que no pintaba para estar buena, de hecho mucha gente se salió, pero pues según yo hay que darle oportunidad a la gente y sus cosas, pero naaahhh!! A la otra me veo más lista y me salgo antes de la media hora (para que me repongan mi boleto).
OK, me explico: la trama no se entiende. Es como una mezcla de piezas de diferentes rompecabezas; nada tiene sentido, nada tiene lógica. De repente ves a esta cuata en su boda feliz, luego haciendo pipi en el campo de golf, más tarde agarrándose al cuate que acababa de conocer, después el novio se va, el papá también, la mamá es una loca desnaturalizada, ¡ay nooooo, una locura! Por más que traté de entender, bueeeeno, ni “j”.
Segundo, la actriz Charlotte Gainsbourg es desesperante. Toda la película habla como cuchicheando (y no es el cuchicuchi de la Vázquez Mota al que me refiero aquí). Además la pobre está horrible. Digo, yo no soy Cindy Crawford, pero no chiflen, le hubieran ayudado tantito. A la pobre además se le mata el marido, ¡para eso me gustaba! Luego dicen que las mujeres somos el sexo débil... sí, ¿qué más?
Total, debo reconocer que lo único que me gustó fue la escena final, cuando se acaba el mundo. ¡Wow el planeta! BTW, por eso la película se llama “Melancolía” ­–por el planeta... ¿Quién lo habrá bautizado? Seguro alguien que estaba deprimido. Porque yo estoy de acuerdo con una frase que dice Dunst y es que “the earth is evil, we don’t have to grieve for it, nobody will miss it”.

Tierra entendida como nosotros, los humanos que la habitamos, no la pobre Madre Tierra en sí, ¿ella qué? Se que me oigo muy “new age”, pero puesto en otro sentido: ¿Dios qué? Somos los seres humanos los que hemos traído lo malo a nuestras vidas con nuestra sensualidad y soberbia, manifestadas en egoísmo, vanidad, cavilaciones, envidia, gula, pereza, etc. La Tierra es buena, nosotros somos los que estamos acabando con ella. Dios es bueno, somos nosotros los que lo rechazamos.

Nota: la actuación en esta película le valió a Kirsten el premio a Mejor Actriz del Festival de Cannes 2011. Pero la película en sí es un desastre, ¡insisto!  

miércoles, 25 de julio de 2012

Amor, dolor ¡y lo que traía puesto!

Soy de lo peor. Esta obra la vi hace casi tres semanas y apenas hoy me doy el tiempo para opinar… Anyways: más vale tarde que nunca J

Primero que nada, gracias a mi amiga Emma Toledo, coordinadora de moda de la obra, por haberme invitado al primer ensayo general de “Amor, dolor ¡y lo que traía puesto!”, que estoy segura tendrá muchísimo éxito.

BTW. Me dio mucha risa que las actrices llevaban y traían un atril para todos lados, entonces yo pensé que era porque (recordemos que era ensayo) todavía no se sabían sus textos, ¡¡y no!! Pfff, jejeje. Resulta que me enteré por el periódico que hay un tipo de teatro llamado “de atril”… Good to know.

EL único personaje fijo en la obra es el de Silvia Pinal, “La Güera”. Diana Bracho, Gabriela de la Garza, Susana Zavaleta y Mariana Treviño van cambiando de papel según la escena. Creo que interpretan a dos por cabeza. Historias muy interesantes y conmovedoras.

Me gustó mucho que la más aplaudida fue Silvia Pinal. ¡Uy! Nada más movía tantito el esqueleto y nos desbaratábamos en chiflidos, porras y aplausos. ¡Me encanta eso!: que en teoría somos súper discriminatorios, anti-viejitos, etc. Pero en mi experiencia, siempre que en un grupo hay un “adulto mayor”, es el favorito: el más cuidado, el más asediado, el más vigilado, el más consentido.

Así me pasó también cuando fui a Israel. Pepis, que era la más grande del grupo, era la consentida: todas estábamos al pendiente, tratábamos de que estuviera cómoda, tranquila. Yo me peleaba por empujar su silla de ruedas… hasta que casi nos accidentamos en una bajadita. Ahorita me río, pero en el momento fue muy angustiante. En fin. Da gusto ver que las viejitas siguen siendo unas reinas J

En cuanto a las historias de cada personaje, hubo dos que se me grabaron porque me impactaron, nada más que de diferente manera.

La primera la contó Mariana Treviño y es el testimonio de una chava que se hace un tatuaje o algo así por haber vencido al cáncer de mama que le habían detectado a los ¡24 años! No están ustedes para saberlo ni yo para contarlo, pero antier soñé que me diagnosticaban esa enfermedad. Claro que llevo dos días obsesionada, toque y toque, y según yo nada, pero me traumé. Creo que Alejandra de Cima y Bertha Aguilar han hecho una increíble labor concientizando a las mujeres.

La otra escena a la que me refiero es de una boda lésbica. Don’t get me wrong! Yo respeto y soy una fiel defensora de la frase de que en esta vida “cada quien sus cubas (y sus preferencias y sus partidos y sus equipos y sus dineros y sus issues y sus TODO), peeeeero la neta no me late. Yo creo que el matrimonio es entre un hombre y una mujer, para todo lo demás deberíamos inventar otro nombre… ¡tan creativos que somos!

Finalmente, sólo quisiera hacer una mini reflexión sobre el título de la obra, que me encantó.

La ropa es súper importante. Cuántas veces no hemos dicho: “¡¡no tengo nada que ponerme!!”.  O por ejemplo, una vez leí que la gente de playa era más abierta (socialmente hablando) porque traía menos ropa que la gente de las grandes ciudades, donde usualmente hace más frío y entonces se usan más capas: el abrigo, la bufanda, el suéter, la blusa, etc. Qué interesante, ¿no?

Hay prendas que tienen historia: por cuando las usamos (ya sabrán mis nervios cuando tuve la entrevista con Eva Hugues, ex directora editorial ¡¡¡de Vogue!!!), quien nos la regaló (una vez un novio me regaló una falda “S”… how cute (idiot) was that?), cuanto nos costaron (esos caprichitos que sangran la tarjeta),  lo que nos costó conseguirla (tuve que recorrer cinco malls…), a quien se la vimos (Fey, Britney, Sarah Jessica Parker).

Yo he tenido mucha ropa llena de amor: La garbardina Guess increíble que me regaló mi papá (y que me robaron en la Anáhuac), el suéter más calientito de la historia (y que por eso casi no me pongo) que me dio mi hermano, los 7 primeros bikinis de mi vida que me compró mi papá, los cuales me hizo modelarle en la tienda; los vestidos varios que me hizo mi mamá (lástima que era una puberta insoportable, nunca los valoré), el vestido que usé en mis XV años (un rojo increíble), el vestido que me compró mi tía Norma para una gala en Los Angeles (el cual sigo usando, después de 12 años), el abrigo verde limón Soho con el que me detuvieron en el aeropuerto de San Francisco (dice mi papá que han de haber creído que era piruja, jajaja), en fin. ¡Mucha!

Me acuerdo, también, por ejemplo, lo que usé en los memorables XV años de una compañera de la prepa. Fueron inolvidables porque su papá corrió a la mitad de la fiesta (jajaja, a todos los “colados”, que eran lo más guapos) y porque no sé qué estaba pensando cuando decidí hacerme dos colitas (diferente altura, diferente dona), ponerme una blusita ombliguera metálica (de las que usaba Fey, hello!), una falda blanca que hacía juego con un saquito con botones de colores, unos zapatos como de plástico con tiras de más colores… Parecía arcoíris. Y de esas anécdotas tengo varias, pero para conservar mi buen nombre no revelaré ni una más, jejeje.

Pero también tengo ropa de dolor:  la que usé cuando corté con Daniel, la que me pongo cuando me enfermo, la que escojo cuando siento que todo me sale mal en la vida (entonces yo colaboro con el look también, por qué no). Tengo mala memoria, pero cuando la veo colgada del clóset claro que pienso: “eso traía cuando me caí”, “eso me puse cuando salí con ese gañán”, “eso usé cuando choqué”, jejeje.

Finalmente, les cuento que mi amiwi Emmi me regaló (bueno, hizo que me regalaran) unas tarjetas de colores de Inna Segal. Son parte del programa “Sanación Intuitiva Visionaria” (google please). No las he aplicado mucho, pero como funciona es que al despertar escoges una tarjeta al azar y ese día te pones algo de ese color, que te recuerde aquello que leíste en el librito que acompaña a las tarjetas.

Como les digo, a mí a duras penas me da tiempo de salir corriendo cara-lavada y pelo-mojado… y aún así se me hace tarde, ya sabrán si me pongo a meditar. Pero prometo algún día hacerme el tiempo. Porque Emmi, que sí se lo hace, ¡¡no saben cómo ha cambiado!! Cuando yo la conocí se vestía ÚNICAMENTE de negro, siempre, toda la vida no matter what. Y de repente la empecé a ver de naranja, de café, de lila, de verde, ¡¡wow!! Toda la diferencia. No saben lo bien que se ve, y según me dice, se siente.

lunes, 16 de julio de 2012

The amazing Spider-man (El sorprendente Hombre Araña)

¡Amé la movie! Me encantó ver a Andrew Garfield como Spider-man; también me rayó Emma Stone como Gwen Stacy, ¡¡y me parece fantástico que sean novios en la vida real!! How romantic is that?? Hacen una súper pareja, soy fan de ambos.

La trama me gustó. La escena cuando se muere el tío me hizo llorar. Qué triste que un ser tan querido muera asesinado casi frente a nosotros… ¡qué trauma! Y más sabiendo que lo pudimos haber evitado…

Claro que se entiende que Spider-man no ayuda al empleado de la tienda a perseguir al asaltante porque se había portado súper pesado, pero he ahí la verdad que encierra el dicho de “haz el bien sin mirar a quién” y de la importancia de no ser indiferentes a los problemas de los demás. Además, como dice otro dicho, “hoy por ti, mañana por mí”, lo cual también comprueba Spider-man en la escena de las grúas (la cual, por cierto, me conmovió mucho porque me pareció una excelente muestra de que todos en esta vida podemos ser héroes anónimos).

Otro detalle que me gustó mucho es la coherencia de los papás. El papá porque sabía que su proyecto, si manejado con poca ética, resultaba demasiado peligroso y decide sacrificar su vida antes que hacerle un mal a la humanidad; la mamá, al optar por estar junto a su esposo en lugar de su hijo. Sé que muchas mujeres hacen lo contrario y no juzgo, pero esa mentalidad gringa me encanta: primero la pareja, después los hijos. Al final del día, pienso que la primera nosotros l@ escogimos, mientras que los segundos nos “tocaron”.

En cuanto a los personajes, qué padre que Emma Stone, a pesar de ser muy bonita, no esté en el estereotipo de la niña bonita-pero-tonta, sino más bien guapa-e-inteligente. Por otro lado, me encantó que aunque el tío de Peter Parker admite no ser tan inteligente y geniecillo como su hermano, es una persona muy sabia en cuanto a experiencias de vida (¿qué tal que sabe cuando Peter se peleó… y no que se cayó, como él dijo?). No cabe duda que hay muchos tipos de inteligencia.

Esta película también me hizo pensar en la frase de que “la curiosidad mató al gato”, después de todo, es por esto que una araña pica a Peter Parker: porque él andaba de metiche en lugares que no le correspondían. Y de ahí se desencadena toda la diversión (con pros y contras) de ser un humano con superpoderes.

Un detalle más que llamó mi atención –siguiendo con la mentalidad gringa de que primero la pareja– es que a la única persona a la que Peter Parker le confiesa su “alter ego” es a Gwen. Para ser sinceros, eso es lo que extraño de tener novio: ¡¡no tengo a quien contarle mis más íntimos secretos!! L Por eso voy a retomar el hábito del Diario, así de perdis me desahogo…

Finalmente, no sé si a ustedes, pero a mí me cayó pésimo que la policía, en lugar de perseguir a los malos, se ensañaba con el buen Spider-man. ¡¡Ggrrr!! Esto lo atribuí al ego y a la poca humildad de reconocer que alguien más puede hacer el trabajo mejor que nosotros. También a la poca capacidad de trabajar en equipo y a la envidia que nos causa cuando nos damos cuenta que alguien más nuevo (sin experiencia o más joven) hace algo mejor que nosotros. Y en lugar de complementarnos y enriquecernos, empezamos con las malas vibras (to me , it sounds soooo familiar, especially in the work place).