martes, 22 de febrero de 2011

The Fighter (El Peleador)

Tiene muchos mensajes. El primero, gracias a las entrevistas que he leído, que el que persevera, alcanza, pues es una película que Mark Wahlberg moría por hacer desde hace tiempo. 

Lo que más me gustó es que no tiene escenas crudísimas. Yo que lloraba con Julio César Chávez, la verdad es que siento que aquí se muestra lo necesario; obvio le pegan, pero tampoco exageran. Eso se agradece. 

Una escena que se me quedó muy grabada es cuando Christian Bale (no lo reconocí, he's too thin!!!) le pega a los lockers y entonces su hijo hace lo mismo. Me hizo recordar el gran comercial de Children See, Children Do. Así que, papás, aguas con lo que hacen frente a sus hijos. ¡Son esponjas! 

Un tercer tema de reflexión es sobre la familia. No importa cómo sean los papás, si hay hijos favoritos, si la mamá tiene mil vicios, si el papá no tiene voz ni voto, la familia siempre será la familia. Y siempre tendremos la necesidad de tenerla cerca o por lo menos a una distancia en la que sepamos que, si algo se nos atora, ahí van a estar para nosotros. 

Cierto que la novia (Amy Adams) se da cuenta del daño que le hace al Peleador estar buscando todo el tiempo la aprobación de su mamá, pero también ve que la necesita, entonces cede. Por su bien, por amor. Y es lo que él dice en una escena: quiero tener a la gente que quiero (pareja, amigos, coach) y a mi familia, what's wrong with that? 

Otra cosa que me llamó mucho la atención fue cuando Mark defiende a su hermano y los agarra la policía y uno de ellos le dice al otro: es luchador, dale en la mano... ¡y se la rompe! ¿Qué onda? ¿Así o más dañina esta persona? Pero la escena me llevó a pensar que así como podemos ser bondadosos, enojados podemos llegar a ser muy hirientes, y si sabemos dónde le duele más al otro, abusamos. Por eso el amor da miedo, porque entre mejor te conocen, más feo te pueden herir... pero por ahí dicen que el que no arriesga, no gana :) 

Finalmente, me quedo con el mensaje de que la vida en sí es una pelea, en la que nos acompaña la familia, la pareja, los amigos y la gente que eligimos que lo haga porque nos hace bien (algún profesor, entrenador, conocido, compañero del trabajo). 

También que a veces, aunque demos nuestro mejor esfuerzo, las circunstancias no nos ayudan (el famoso "por algo pasan las cosas"). En el caso de la película, el cuate peleaba con puros contrincantes más pesados, más expertos, con mejor condición. Y pierde. 

Por otro lado, dejar la batalla para recargar pilas tampoco es malo, siempre y cuando sepamos cuál es nuestra misión en la vida, y después, con nuevos bríos, busquemos cumplirla con intensidad, dando siempre nuestro máximo esfuerzo. Cuando es así, "el universo" conspira a nuestro favor. 

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