viernes, 11 de marzo de 2011

Presunto Culpable




Hace mucho tiempo que una "película" no me estremecía tanto. Debo confesar que después de todo lo que he leído respecto a este documental, sabía que me iba hacer enojar, pero nunca me imaginé que me iba provocar lo que sentí... 

Siempre he dicho que los tres peores "estados de la mente" o "sentimientos" empiezan con "i": indiferencia, ignorancia e impotencia. Y en este filme se ven los tres en su máxima expresión gracias a personajes que espero -en mi vida- tener el disgusto de conocer. 

Para los que no la han visto (aunque se supone que este blog es para compartir impresiones post-movie), la historia es sobre José Antonio Zúñiga, quien de la nada es aprenhendido por unos judiciales en Iztapalacra (ok, Iztapalapa), acusado de homicidio calificado. 

La cinta ha ido y venido de las salas gracias a un naco (sorry, pero es la viva expresión de esta palabra) que disque no autorizó que lo filmaran. Y si de por sí físicamente no es NADA agradable, verlo con una sonrisa cínica cuando miente es aún peor. 

El documental, mis respetos. Los abogados, mis héroes y mi profunda admiración. Los burócratas, ¿mis oraciones? (en un futuro, por ahora, mi total repudio). Los reos, mi compasión. La cárcel... qué miedo! 

En cuanto a escenas, me partió el alma la reacción de la mamá de Toño cuando, en la segunda oportunidad, vuelven a sentenciarlo. OMG! También me hizo pensar en que las mujeres somos únicas. ¿Casarse con un reo? y ¡¿embarazarse?! La neta, la esencia de nuestro amor es de otro planeta, no creo que se viva la misma situación en el reclusorio de mujeres (por favor que alguien me desmienta!).  

También me da mucha ternura que Toño se controla muchísimo cuando de llorar se trata. Yo creo que creció creyendo que "no era de hombres". Pero hablando del protagonista, él dice que le pidió a Dios con todo su ser matarlo o meterlo a la cárcel, y Él simplemente se lo concedió. 

Yo lo que creo es que Dios le permitió ser el medio para un fin más grande: sacudirnos a todos la conciencia sobre la porquería que tenemos de sistema de justicia (que de justicia no tiene ni la "j"), sobre la mediocridad de algunos servidores públicos y sobre la realidad tan cruel e impactante que viven cientos de inocentes (mi mamá ayer me contó de uno, y así hay miles!) :(

La verdad me impactó demasiado. Me indignó. ¿Qué tal cuando la tarada de la MP -creo que ese es su puesto- dice que es "su chamba" dictarle sentencia? ¡Bueeeeeno! La verdad es que si yo fuera cualquiera de los funcionarios de ese documental también querría que lo quitaran... Qué vergüenza ser así! Tan mediocre, tan ignorante, tan insensible.   

Por otro lado, saber que lo que vivió esta persona también me puede pasar a mí o a alguien cercano, me da pavor! Así que se agradece que - a través de este esfuerzo - la mayoría de los ciudadanos nos enteremos de nuestros derechos, lo que podemos esperar y lo que podemos exigir. 

Antes de terminar, quisiera mencionar un detalle que me gustó mucho y es que José Antonio compara la vida con el baile: "cuando se te olvida un paso, finges y te sigues" (cuando le dan asesoría para el careo) o cuando sabes la lógica de un paso, pero en realidad no sabes si te va a salir (cuando le preguntan qué espera del juez). 

Ojalá que no la quiten de los cines, pues la mayoría de la gente optará por ver la versión cibernética o pirata y sería una pena no poder ayudar - con nuestro boleto - a que los reos en la misma situación que José Antonio tengan un futuro mejor... o al menos justo. 

2 comentarios:

  1. sí, a diferencia de otros países, en el nuestro "eres culpable hasta que se demuestre lo contrario". Es muy triste ver que en México la investigación no existe, que el sistema de justicia es una basura, y que para que eso se arregle se necesita mucho más que buena voluntad. :(

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  2. Ya séeee, luego nos quedamos en las puras buenas intenciones, nos falta tomar acción, pero para eso tenemos que prepararnos, sino existe otro tipo de riesgo... Pero ciertamente el sistema de justicia mexicano no se va a arreglar solito.

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