miércoles, 13 de febrero de 2013

Sólo los miércoles


Me gustó mucho el mensaje de esta obra de teatro, escrita por María Antonia Yanes, porque aborda 3 temas importantes:

1) El respeto y la independencia de los padres hacia los hijos y viceversa. Me explico. Hay una etapa de nuestra vida en la que somos como muéganos (de chiquitititos). Luego como que a los hijos nos caen mal los papás (la famosa adolescencia, en la que adolecemos de todo). Después hacemos las pases pero nos independizamos (en la etapa universitaria y los primeros años de carrera profesional). Ya cuando llevamos años trabajando y no vivimos con ellos, podemos decir que –ahora sí– “cada quien su vida” (o sus cubas, como quieran).

Aún así, algunos hijos tendemos a abusar. Y claro, los padres se dejan ¡porque nos quieren! Es así como empezamos a no respetar sus planes, sus proyectos, sus actividades, sus amistades, sus hobbies, en otras palabras, ¡su vida! Nos entrometemos porque nos creemos más y mejores que ellos, y/o porque creemos que TIENEN/DEBEN de estar ahí para nosotros siempre, de manera incondicional. Así que en ocasiones la actitud es “me vale que hayas quedado con Fulanita de hacer esto, yo te necesito y ahí vas a estar”. Y ahí es donde nada más algo no está bien.

Eso sí. Si hay un victimario es porque hay alguien que se está prestando a ser víctima. En este caso, Luisa (interpretada por Luz María Jerez) no se deja de sus hijas ¡y me encanta! Los que sólo somos hijos (que todavía no somos padres), la neta es que hay que agarrar la onda. Ellos también tienen su vida y sus propios intereses, y nos pueden decir “no puedo” cuantas veces quieran. ¡No se vale sentirse! ¿Cuántas veces nosotros los hemos mandado por un tubo?

2) La vida sexual. Mis amigas casadas dicen que después de la luna de miel, el sexo en la pareja se reduce al mínimo… y yo me resisto a creerlo, jajaja. Espero no sonar pervertida, pero en honor a la verdad creo que mantener viva la llama de la pasión y tener relaciones sexuales siempre que se pueda ayuda a fortalecer el amor. Yo sé de un caso en donde ella se desenamoró de él porque se trataban como hermanitos… Yo respeto mucho a la Iglesia, y creo que andar de cama en cama lastimando gente sí podría ser considerado pecado (si se cumplen todos los requisitos), pero honestamente no creo que por hacer el amor con la persona que amamos nos vayamos al infierno. WTF? En cambio, me parece que el contacto sí ayuda mucho a la comunicación a nivel emocional/psicológico con la pareja.

3) Defectos en el cuerpo. En la obra se supone que a Luisa le habían realizado una mastectomía, osea, le quitaron una bubbi a causa de un cáncer que padeció :( Qué mala onda, pero desagraciadamente es súper frecuente hoy en día. Y aunque a veces no se trate de “cambios” tan extremos, creo que todos tenemos algún defectillo que ocultar debajo de la ropa… Por eso me encanta el cuadro “Las apariencias engañan”, de Frida Kahlo. Por si fuera poco, entre más grandes, más se nos caen/cuelgan las pieles y obviamente (supongo) más pena nos da estar desnudos frente a alguien. El chiste creo, es querernos, aceptarnos y tratar de estar lo más cómodos posibles con nuestro cuerpo. Si no nos gusta, hacer algo al respecto (ejercicio, me refiero… o bueno, ok, cirugía; cada quien). Y bueno, la verdad es que el amor es ciego. La mujer o el hombre pueden no ser los más guapos de la Tierra, pero con amor todo cambia. Como decía San Pablo: “el amor hace nuevas todas las cosas”.

Anotaciones finales: La obra se presenta en el Centro Cultural Helénico y el director es Rodrigo Mendoza. El casting me pareció de lo más raro, pero bueno… ¡qué bueno que los actores tengan trabajo!: Otto Sirgo (Joaquín), Gaby Platas (Diana) y Marina (Pilar Ixquic Mata). Otto y Gaby están bien… También Marina, pero creo que le vendría bien bajar un poco de peso. ¡¡¡Hay escenas en las que se ve más grande que Luz María!!!, quien por cierto está muy bien conservada; de cerca tiene unas patas de gallo tremendas, pero hay que aplaudirle que tiene un cuerpazo. El personaje de Gaby es divertido. Como comentario al margen, ¡¡me chocan las constelaciones!! Alguna vez participé en una y FUE HORRIBLE. Cero mi giro. 

Gracias a mi amiga Mariel por invitarme y por haberme seguido el rollo de ir a pedir (con nuestra mejor sonrisa) mejores lugares #jaja :) 

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