miércoles, 24 de julio de 2013

Volver a empezar

Día-noche. Luz-oscuridad. Negro-blanco. Bueno-malo. Positivo-negativo. Casi todo en la vida es un binomio, y las relaciones de pareja –que acaban– no son la excepción: terminador-terminado.

Érase una vez yo en el súper. Vi una revista cuyo balazo de portada me llamó la atención, así que mi mamá me la compró. Luego, yo soy cursitos. Toda la vida me ha gustado tomar clase de todo, así que cuando vi el anuncio del taller “Volver a empezar”, no dudé en pedir informes.
Así que allá voy hasta el sur, un domingo 15 días después, a tomar el taller que justamente toma su nombre del libro “Volver a empezar”, de los terapeutas familiares Tere Díaz y Manuel Turrent, creadores del concepto S1ngular, que no sólo es la revista (que cada día está más padre), sino que también ofrece talleres, conferencias y cursos orientados a padres de familia, parejas, solteros, separados y divorciados.

Punto y aparte de que se me ocurrió que podría servir para un reportaje para la revista donde trabajo, me sirvió mucho tomarlo –y posteriormente leer el libro– porque yo he tenido… no sé si llamarle fortuna, pero whatever… yo siempre he terminado las relaciones de pareja que he tenido. A veces el hombre en cuestión casi que me ha obligado, pero en otras he sido yo la que ha dicho ‘basta’ muy a pesar de los sentimientos de mi entonces media naranjita.
Y uno pudiera pensar que qué cool, pero sinceramente les digo que está de la patada ser la mala del cuento. Por lo menos yo me he quedado con una culpa, que bueeeeeno. ¿Qué les puedo decir? Aaaaaños cargando, llorando, lamentándome (y mentándomela, jeje). En mi caso ha sido por entrar en esta crisis de “soy una egoísta”, “soy de lo peor”, “se me va a regresar”, “me voy a terminar quedando sola por andar de cab…” y así, las frases más atacantes que se imaginen.

Obviamente también el papel de terminado está fatal. Pero creo que es distinto. Mientras que el terminador se queda con culpa por cortar, el terminado se queda con una sensación de rechazo muy cañona de superar. Bueno, pues si han pasado por esto, sea del lado que sea, este es el libro ideal, porque como bien dice la frase debajo del título, ayuda a salir bien librado de un rompimiento amoroso. Ofrece muchos tips para saber cómo salir del hoyo negro en que nos encontramos cuando recién terminamos una relación de pareja con una persona a la que, a fuerzas, en algún momento llegamos a amar. Lo cual se dice fácil, pero se requiere de gran esfuerzo… ¡GRAN!
El taller estuvo increíble. Literal duró 12 horas pero ni se sienten. Ambos expositores, y algunos de sus colaboradores, son increíbles personas, muy generosas y nada juzgadoras. De hecho hacen mucho énfasis en esto de romper esquemas. Mucho del trabajo se hace en equipo y el mío me encantó. Claro que nos teníamos que reunir para ver nuestros avances (porque nos llevamos tarea) y todavía nadie se reporta, pero las dos señoras eran unas tipazas, y el muchacho también muy tierno: 25 años y deprimidísimo porque lo cortó la novia… #OMG.

Después de algunos esfuerzos conseguí el libro, lo leí y la verdad es que lo subrayé, le hice anotaciones, le doblé las esquinas, en fin... Mil cosas para poder reseñarlo con puntos y señales, pero la otra realidad es que lo acabé hace dos meses y por querer hacer una nota tan detallada ¡no había escrito nada! Típico, ¿no? Así tengo un libro de Kabbalah que leí en marzo y que por andar de inspirada nada más no he podido compartir.
Entonces me voy a evitar la pena y sólo les voy a transcribir (casi) las 5 etapas que facilitan atravesar el proceso de duelo después de una separación, el cual puede durar de seis meses a tres años. Ese es el tiempo suficiente, realista y oportuno para salir fortalecido de una experiencia así… Más de esto puede ya no ser sano (osea, el grado de aferre puede ser enfermizo).

1) Salir del caos y retomar el equilibrio atravesando el duelo. Esto implica recorrer con presencia y conciencia el dolor de la pérdida. Transitar por estados de depresión, enojo, culpa, tristeza, dolor y desesperación hasta poder alzar la cabeza y ver la luz de la aceptación que brilla del otro lado del camino.
2) Aprender a estar solo cómodamente. Asumir ese estado que llamamos soledad, al que tanto tememos y que al final es condición ineludible de la existencia humana. El desafío consiste en hacer de esta vivencia un redescubrimiento de uno mismo, con la finalidad de apoderarnos y desarrollar capacidades y recursos personales no reconocidos ni explorados previamente. Esta etapa da la posibilidad de madurar y así tomar decisiones más certeras.

3) Construir amistades sólidas. Las redes de amigos son un recurso, además de valioso, indispensable para caminar este sendero. En este periodo hay que ser cuidadosos, ya que es muy fácil involucrarnos en una relación amorosa precipitada confundiendo el sexo y el amor con una necesidad de compañía y cariño.
4) Iniciar relaciones eróticas o amorosas de corta duración. Para generar experiencias que nos permitirán reaprender a amar y recuperar la confianza. Pensar que después de un rompimiento de pareja estamos en condiciones de encontrar al gran amor de nuestra vida es una ilusión y un gran error. Requerimos conocer gente, jugarnos y reencontrarnos como personas, como compañeros sexuales y amorosos.

5) Generar una relación estable de larga duración si así lo deseamos, o bien, elegir la soltería como opción de vida, temporal o permanente. El recorrido del proceso nos habrá dado la serenidad, la experiencia y la sabiduría para hacer elecciones más conscientes y no desde un lugar de carencia, miedo y desesperación.

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