miércoles, 8 de febrero de 2012

Tower Heist (Robo en las alturas)

Como mis expectativas eran del alto terror, no me pareció nada mal. De hecho me gustó.
Un síndrome que tengo cuando leo o veo alguna película o serie es preguntarme si yo haría o reaccionaría como lo hace el personaje principal de la historia, y en este caso todavía no lo sé.
Yo, al igual que los “ladrones” de la película, no me gusta robar ni tomar justicia por mi propia mano. Sí creo, aunque se oiga trillado, “que hay un Dios que todo lo ve”. Pero en este caso creo que el robo está justificado.
Mi miedo es caer en la idea de que “el fin justifica los medios” porque la mayoría de las veces no me parece lo correcto  ni lo más adecuado; pero entiendo perfecto que si un cuate súper cínico –Mr. Shaw– se clava los ahorros de muchas personas buenas, uno mismo incluido, y está en nuestras manos tomar acción para “lograr” justicia, pues ni modo... igual y sí hay que hacerlo.
Digo, después de todo a nadie le gusta que nos vean la cara. Además ha de ser horrible ser responsable de que alguien muy querido se quiera suicidar. Aunque soy una firme creyente de la idea de que en esta vida cada quien sus cubas, hay que reconocer cuando nuestras acciones dañan o repercuten de manera negativa en la vida de los demás. Como reaccionen no es nuestra responsabilidad, pero a lo mejor el ponerlos en esa posición de desesperación o angustia sí lo es…
El punto es que entiendo la decisión de estos cuates de tomar justicia por su propia mano. Además la trama es cómica, los actores son graciosos, tiene puntadas buenas y finalmente cumple con la función de entretener.
El hecho de que Josh Kovacs (Ben Stiller) también vaya a la cárcel –aunque no por tanto tiempo como el estafador– creo que le da el toque de “justicia divina” al robo, entonces tampoco es como que queda impune. A ambos los castigan, pero a cada quien según la gravedad del asunto. Y al final del día eso es justicia. 
El detalle del oro me gustó porque ciertamente el valor de los metales ahorita está más estable que el del dólar o euro. Las caras de felicidad de todos también son escenas conmovedoras.
Nota: ¡¡qué guapo es Casey Affleck!! 

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