martes, 6 de marzo de 2012

El tercer polo. Ascensión al Everest.

“Cuenta una historia el caso de cuatro personajes que se llamaban todo el mundoalguiencualquiera y  nadie
Cierta vez había que hacer una tarea importante. 
Todo el mundo estaba seguro de que alguien lo haría. 
Alguien se enfadó porque era tarea de todo el mundo
Todo el mundo pensó que cualquiera podría hacerlo y que alguien lo haría. 
Pero nadie se dio cuenta de que todo el mundo creyó que alguien lo haría. 
A fin de cuentas, todo el mundo culpó a alguien porque nadie hizo lo que cualquiera hubiera podido hacer”. 
Esta historia la oí en una conferencia –organizada por VIA (un apostolado)– que Karla Wheelock dio en el Hospital Ángeles del Pedregal. Obviamente no me la aprendí de memoria. Fue hasta que la entrevisté, en 2009, que me la dijo de memoria. Afortunadamente también la integró en su libro “El tercer polo”, que me regaló en esa ocasión y que recién terminé de leer.
La verdad es que Karla es una mujer a la que admiro muchísimo. A mi edad (30 años) hizo su primer intento de ascensión al Everest, que fracasó por la falta de una cuerda sin la cual era muy difícil bajar. Y como dice ella, el montañismo es una disciplina/deporte distint@ porque la meta no es llegar a la cima; eso es sólo el clímax, pues la meta inlcuye también bajar... y no sólo eso, sino hacerlo en las mismas condiciones que en las que se subió, es decir, sin amputaciones ni nada por el estilo. En esa ocasión, 1998, también fue víctima de la ineptitud de un líder misógino que la relegó en todo momento por ser mujer. 
Un año después emprendió la aventura nuevamente, esta vez por una ruta más difícil, ¡y lo logró! Me encantó el libro porque narra casi día por día de la aventura y bueeeeno, ¡qué cosas, qué horror! A mí la verdad este deporte no me llama. Claro que se me antojaría subir el Nevado de Toluca o el Pico de Orizaba, pero de hobby, para nada lo haría mi profesión, creo que es MUUUUUUY arriesgado. Pero cada quien. 
Desde que empezó (en 1989 a nivel nacional y en 1993 a nivel internacional) Karla ha roto todos los paradigmas. En 1999 se convirtió en la primera mujer mexicana y lationamericana en lograr la cumbre del Everest, y en 2005 se convirtió en la primera mujer iberoamericana en hacer el Grand Slam (las 7 cumbres: la montaña más alta de cada continente). Además es mamá de dos niñas y conferencista. Yo la entrevisté en San Miguel de Allende, en una especie de rancho (al que llamaría como su libro) donde su plan era dar cursos de liderazgo a niños y jóvenes. Desconozco si actualmente lo lleva a cabo, pero quiero pensar que sí porque las instalaciones estaban increíbles y la idea me encantó, sobre todo porque un día tuve oportunidad de vivir una experiencia parecida (cuando estaba en FESAL, en la Anáhuac) y me fascinó; a nivel equipo nos sirvió muchísimo.  
Por cierto, quiero compartir que cuando iba como a la mitad del libro, un amigo me comentó que otro amigo suyo le dijo que Karla nunca había llegado a la cumbre. Han de saber que hay muchos requisitos para acreditar que alguien sí llegó, si no imaginénse la cantidad de gente que diría que lo logró sólo por ego... Pero bueno, la cosa es que la foto que prueba que llegó está en el libro (para mi fortuna, porque si no iba a ser muy frustrante y complicado creerle cuando ya se había sembrado la duda en mí gracias a ese comentario). 
Lo que yo consideré grave de este –inofensivo quizá– comentario fueron dos cosas. La primera que nadie debe decir mentiras, pero MENOS si la mentira es lo que define a la persona, es decir, Karla es la PRIMERA mujer en lograr la cumbre del Everest, así la conocemos y seguramente eso dirá su epitafio. Entonces imaginen por un momento que fuera mentira, ¡qué shock! No me imagino cómo podría dormir tranquila... 
Pero como no fue así, llegué a la reflexión dos: qué poca calumniar a una persona de esa forma. Si no nos consta que llegó, pero tampoco nos consta que NO llegó, ¿qué derecho tenemos de divulgar lo segundo como si fuera cierto? Es el prestigio de esa persona lo que está en juego, y con eso, de verdad, no hay que meternos. Como dice Sócrates: “Si algo no es verdadero (¿nos CONSTA que pasó?), ni bueno (¿beneficia a alguien?), ni necesario (¿es indispensable decirlo/saberlo?), lo mejor es no decirlo”. Eso se llama benedicencia. 
Así que agradecí mucho (internamente, obvio) cuando vi la foto-prueba en el libro (pág. 115). Honestamente también se agradecen las demás imágenes porque la naturaleza se ve soberbia. Yo no sé cómo hay gente que no cree en Dios...  
Se los recomiendo muchísimo. Lo único incómodo, por así decirlo, es el tamaño (¡carta!), pero de ahí en fuera está buenísimo :) Se lee en 1,2x3. 

1 comentario:

  1. no he encontrado el libro, yo estuve en una conferencia de Karla y lo que más me gustó fue justo la Fábula con la que inicias tu blog. Sabes donde puedo comprarlo?

    Muchas gracias!!!

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