miércoles, 29 de junio de 2011

Un día más

Lloré y lloré y lloré y lloré. En los pasillos de Televisa, en El Globo, en mi carro, en el metro, en el Metrobús, lloré y lloré y lloré con este libro. 
Les cuento: Mitch Albom (el autor) estudió periodismo en Columbia y es –principalmente– narrador deportivo (escritor y locutor). Pero un buen día, el rabino Morrie le pidió que hiciera su “eulogy” (lo que alguien lee cuando te mueres). Cuando falleció, publicó “Tuesdays with Morrie”, un gran libro, cuyo éxito lo sorprendió. 
En “Have a Little Faith” (que también les recomiendo ampliamente), Albom aborda la vida del pastor Henry Covington. Y en este libro, “Un día más” (For One More Day, en inglés) el turno es para Charley Benetto. Es decir, no escribe novelas, ni ficción, sino que descubre historias dignas de contar y lo más padre es que lo hace en primera persona. Como que dice: “Lector, esta historia es taaan impresionante, que si no la oyes 'de viva voz', directo de a quien le pasó, no la vas a creer”. Y ya me di cuenta que me gusta mucho este estilo, como que me involucra más :) 
Ahora sí, me voy a desahogar. 
“Espero que nunca oigas estas palabras. Tu madre. Ha muerto. Son distintas a otras palabras. Son demasiado grandes para caberte en los oídos. Pertenecen a un lenguaje extraño, fuerte y poderoso, que retumba en un lado de tu cabeza, una bola de demolición que cae sobre ti una y otra vez hasta que finalmente las palabras abren un agujero lo bastante grande para meterse en tu cerebro. Y al hacerlo, te parten en dos”. 
Believe me. I know. I know someday this is going to happen. The only thing we know for sure is the fact that we are going to die. ¡No hay de otra! 
Cuando tenía más o menos 11 años, rezaba para que yo me muriera antes que mis papás, porque consideraba (todavía) que aquello sería lo peor que me podría pasar. Tiempo después tuve un sueño, en el que a mí me disparaba un francotirador (jajaja) en una papelería. No iban por mí, pero era “daño colateral”. Y me acuerdo que en el sueño vi que llegaba mi mamá, y lloraba y lloraba y lloraba, y yo no podía hacer nada!!! Me acuerdo que veía la escena, como desprendida de mi cuerpo, y le decía a mi mamá: “estoy bien, estoy mejor, no llores”. Pero no me oía. 
Me partió tanto el corazón que desde ese día cambié de opinión, y aunque al final sólo Dios sabe, acepté el hecho de que quizá sean ellos los que “se vayan” primero. 
Nunca he soñado que mi mamá se muere, pero sí que mi papá, y créanme, las lágrimas fluyen, brotan y salen sin control, esté dormida o despierta. Obviamente cuando me pasa dormida, me despierto... Yo creo que esta pesadilla la he tenido unas cinco o seis veces (según, alguien me dijo, que significa “boda”, pero no veo claro, jeje). 
Con mi mamá me pasa diferente. Cuando me voy de la casa (o ella, la que salga primero) pienso: “si se muere (o me muero), ¿está todo bien?”. Osea, digamos que me aseguro que mis últimas palabras (en caso de que lo sean) no sean una mentira o una mentada murmurada o una jetota. No siempre lo logro. La verdad es que es “muy mamá” (osea enfadosa y preocupona), pero sinceramente sí trato de estar bien porque “uno nunca sabe”. Diría mi papá: “cuando te toca, te toca”. Y uno no sabe cuándo es esto. Entonces me protejo. 
¿Y de qué me protejo? Precisamente de lo que le pasa al protagonista del libro. De la culpa. De lo mortalmente afectado que te deja el hecho de saber que fuiste un hijo... pues sino terrible, al menos bastante malagradecido. 
Chick, como le llaman a Charley de cariño, hace una lista de “Las veces que mi madre mi apoyó” y “Las veces que yo no apoyé a mi madre”. Oh, God! Lloré y lloré y lloré en cada caso (en las dos listas). En una parte, Chick dice que el amor de tu mamá es el más puro que vas a tener jamás. Y lo feo, lo horrible y lo espantoso es que en la mayoría de los casos no lo valoramos porque lo damos por sentado. “Así debe ser”, así que nos valen todos sus sacrificios (porque, para empezar, ni los vemos). 
Lo que él dice, y que estoy de acuerdo con él, es que los niños se esmeran por conseguir y agradar a la figura que “se puede ir”. En las familias disfuncionales, cuando un papá “obliga” al niño a decidir (lo cual está pésimo) si ser “hijo de mamá” o “hijo de papá”, el niño usualmente optará por ganarse el amor que no es seguro. Puede ser el de mamá o el de papá. En este caso fue el la mamá, pero igual conozco casos que es al revés. El reto es que “esa persona” me quiera y me necesite tanto como yo a él/ella. Y ahí es cuando el niño tendrá una enorme culpa al final de la vida, cuando se de cuenta que no valoró (y mucho menos agradeció) el amor del padre incondicional. 
Yo, gracias a Dios, tengo la fortuna de tener al papá más increíble de este planeta y a la mamá más noble/dedicada de esta tierra. Yo a veces digo que mi mamá es Martir Toni, jaja. Y mi papá me ha enseñado muchas cosas que agradezco con todo mi ser. Digamos que, depende qué carreta se me atore, marco speed-dial a mi mamá o mi papá, pero ambos son incondicionales en mi vida. Por ejemplo: si me quieren llevar al corralón, le marco a mi mamá; si me quieren sacar del jacuzzi del Cid de la Marina, le marco a mi papá; si necesito partirme en dos por cuestión de tiempo, le marco a mi mamá; si me peleo con el novio, le marco a mi papá... 
Pero yo creo que la razón por la que lloré y lloré y lloré es porque me di cuenta de lo “gacha” que puedo llegar a ser con mi mamá. Dicho de alguna manera, me llevo mejor con mi papá, coincido más con él, con su visión de las cosas. Además vive lejos, no lo veo diario. 

En cambio, mi mamá es “la que intensea”: con la comida, con la puntualidad, con el sueño (que no me desvele), con la limpieza y el orden de mi recámara, con la ropa (de chiquita me traumó; me decía que si  me manchaba ya no me la podía poner nunca!!). Pero también es la que me oye diario, cuando llego contenta y cuando llego triste, la que me prepara mis ensaladas, la que pone el café antes de irse, la que lava y mantiene la casa impecable y funcionando, y el refri lleno. 
Un tema muy espinoso en el libro es el tema de las divorciadas: cómo eran vistas y tratadas antes. Y si aún hoy “lo padecen”, antes era mucho peor. Aquí puedes ver, por ejemplo, como por ser divorciada, las señoras te ponían las cruces y te dejaban de invitar a las reuniones sociales. Creo que a mi mamá le tocó padecer un poco este estigma porque cuando mis papás se divorciaron no era la moda (como parece que es hoy) ni mucho menos. 
Como fue una sepación bastante civilizada (gracias, papás!) yo creo que mi hermano y yo nunca nos dimos cuenta, pero ya de grande analizas muchas cosas y “atas cabos”. No debe haber sido fácil... Buh! 
Por otro lado, verán (advertí que me iba a desahogar). Después de los 15, los cumpleaños me daban bastante igual. Como que pensaba: “pues sí, nací, ¿y luego? No soy la Madre Teresa, no soy un genio (tengo uno, eso sí, jejeje). ¿Pero cómo para qué festejar?”. 

Este año, mi mamá no estuvo en su cumpleaños (17 de abril), pero me súper esmeré y le compré dos regalitos y una tarjeta. De repente, en la noche, me entró como la melancolía y desde ese día tengo una nueva teoría. No es que a ti cumpleañero te de gusto haber nacido y por eso hay fiesta, sino que es la alegría que provocas entre los que te rodean lo que hay que festejar. 
Como el Hijo Prodigo. Regresó, ¿y luego? ¡Pues había que hacer fiesta porque su papá estaba feliz! ¡Porque estaba perdido y volvió a vivir! Yo siento que los cumpleaños son algo así. A uno puede valerle, pero a la gente que te quiere le importa y te llama y te felicita porque quiere que sepas que eres especial y que qué buena onda que naciste, que la hiciste, que eres su amigo. It’s a way of letting you know that is good to have you around. 
Digo esto porque la última vez que Chick vio a su madre fue en su cumpleaños 79 :( 
En conclusión, seguí con el “jaraquiri” de leer este libro (a pesar de que en facebook me recomendaban lo contrario) porque creo que de repente es muy bueno y se agradece que haya “algo” (llámese un libro, una obra, una película, un amigo) que te diga “ey, ¿vas bien?, ¿te gusta como vas en este aspecto de tu vida?, ¿estás preparado para enfrentar estos momentos?, “¿crees que puedes ser mejor?, sí, ¿cómo?”... 
En mi humilde opinión, es muy loable que, a través de tu experiencia, invites a la gente a motivarse, a valorar la vida, a ser agradecido, a vivir cada día como si fuera el último. Pero sobre todo, a saber que cuando la riegas es indispensable, sí, disculpar al otro, pero sobre todas las cosas, perdonarte primero a ti. A veces la gente que se suicida o que se amarga no es por culpa del otro (de hecho nunca), sino que es un reflejo de la falta de capacidad que tienen para perdonarse a sí mismos. Eso es lo que distingue a una persona que la regó y sigue, a una que metió la pata y se perdió. 
¡Se me acaba de ocurrir el ejemplo perfecto! Pedro y Judas. Yo, en honor a la verdad, creo que está peor que tu mejor amigo te niegue en tus narices tres veces; mínimo el otro no era el primero en decirte que te amaba, que quería irse contigo. Tanto Pedro como Judas traicionaron a Jesús. La diferencia es que Pedro lloró y se arrepintió y se perdonó, y Judas no se atrevió ni a pedir perdón ni a perdonarse, y se mejor se suicidó. 
Este es un libro que te invita a ser –simplemente– una mejor persona: dueño de ti, servicial, agradecido con tus padres. Y por eso me encantó, aunque debo confesar que me agotó (cuando lloro, me canso), pero si tienen chance, léanlo. No se van a arrepentir :) 

pd. **Casi lo olvido!!! Me gustó muchísimo el detalle de que a Posey, la mamá de Chick, le encantaba darles notitas a sus hijos. Yo tengo la impresión que voy a ser igual :) 

2 comentarios:

  1. Hola Bianca!, me tomé la libertad de leer tu blog y conocer tu perspectiva de algunos temas, probablemente no sepas de mi existencia... por tanto, me presento... Soy Iris Diaz, conoci a tu papá mientras le brindaba asesoria con el uso de su celular y en sus inicios de facebook y el me habló mucho de ti...

    Hasta hoy tengo oportunidad de leer algo de lo que escribes, y ¡Qué manera de analizar un libro!, y es que no era para menos, los libros de Mitch Albom no son para mencionarse a la ligera. Hace algunos años tuve la oportunidad de leer Martes con mi viejo profesor, se convirtió en mi libro favorito, en un libro que marcó mi vida y que influyó bastante en mi modo de ver las cosas. "Un dia mas" también me gustó, sólo que tuve mala suerte y el ejemplar que yo tenía, venia con un defecto de impresión, por lo que ya no pude terminar de leerlo =( espero pronto terminarlo, porque se ve que está muy bueno, .... saludos!!

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  2. Iris, gracias por tu comentario!!! Mucho gusto y gracias por darle clases a mi papá :) Ahí la lleva, jejeje. Sobre Mitch Albom, la verdad que ojalá tengas oportunidad de terminarlo porque es precioso el final. Lo admiro muchísimo porque tiene la capacidad de detectar historias con gran mensaje para compartir con el resto de la gente. Además su forma de escribir es amena y entretenida. Tiene otro que no he leído, el de las 7 personas que conoces en el cielo, algo así. Bueno, seguimos en contacto!

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